(HealthDay News) -- Los brotes repetidos de COVID-19 en los hogares de ancianos han tenido un impacto marcado y duradero en los residentes mayores vulnerables, informa un estudio reciente.
El COVID prolongado ha hecho que muchos residentes de estas instalaciones dependan cada vez más del personal para que les ayude meses después con actividades básicas y cotidianas, como bañarse y usar el baño.
Muchos también experimentan una disminución en su función cerebral, según el estudio realizado por investigadores de Michigan Medicine, el centro médico académico de la Universidad de Michigan.
“Los residentes de hogares de ancianos que tuvieron COVID-19 experimentaron un nuevo declive en su función y necesitaron sustancialmente más ayuda con las actividades diarias tras su periodo de infección aguda, que duró meses”, señaló la coautora del estudio, la Dra. Lona Mody, jefa interina de geriatría y medicina paliativa de la facultad de medicina de Michigan y médica de planta del Sistema de Atención de la Salud de la VA Ann Arbor. “Esto supone una carga aún mayor para el personal de los hogares de ancianos, que ya está al límite”.
Su equipo observó el funcionamiento físico y mental en dos grupos: uno formado por residentes de hogares de ancianos que habían tenido COVID y un grupo similar que no lo había hecho. Se les dio seguimiento hasta por un año.
Los supervivientes de COVID tuvieron efectos continuos durante unos nueve meses, en promedio. Y el 30 por ciento de los que tenían un caso confirmado de COVID murieron durante el seguimiento, más del doble del porcentaje de muertes en el grupo de comparación.
En el estudio, los investigadores observaron a los residentes que vivían en dos hogares de ancianos de Michigan. Tenían datos completos de 90 que dieron positivo en una prueba PCR de COVID entre marzo de 2020 y octubre de 2021, y 81 residentes que vivieron allí durante ese tiempo pero no tuvieron una prueba positiva.
La mayoría eran mujeres blancas mayores de 80 años. Todos tenían varias afecciones crónicas y la mitad tenían demencia. Casi todos no estaban vacunados cuando se infectaron.
Los investigadores compararon las puntuaciones de los pacientes antes de la pandemia y durante el año siguiente en dos escalas que los hogares de ancianos usan para medir el funcionamiento físico y mental. Cada uno tenía al menos cuatro informes trimestrales de cuánta ayuda necesitaban para actividades como vestirse, ir al baño y bañarse. El equipo también observó las puntuaciones de los residentes en tareas mentales como repetir y recordar palabras y saber la fecha actual.
"Antes de la pandemia, los dos grupos puntuaban más o menos lo mismo tanto en su necesidad de ayuda con las actividades de la vida diaria (AVD) como en su estado cognitivo", señaló la coautora, la Dra. Sophie Clark, exbecaria de geriatría de Michigan que ahora trabaja en la Universidad de Colorado. "Pero los pacientes que dieron positivo en la prueba de COVID mostraron un declive repentino en ambas mediciones que duró mucho después de su infección".
Los que tenían demencia continuaron disminuyendo más rápido que sus pares que no habían sido infectados. Los investigadores anotaron que las medidas para combatir las infecciones, como reducir la actividad social y las opciones de visita en 2020 y 2021, podrían haber tenido un papel en el declive.
El estudio tuvo un punto positivo: poco a poco, los supervivientes de COVID sin demencia recuperaron su capacidad de realizar las actividades diarias. Un año después de la infección, estaban casi a la par con sus pares no infectados.
Los investigadores anotaron que la experiencia de los pacientes en este estudio podría no coincidir con lo que está sucediendo hoy en día en los pacientes vacunados de los hogares de ancianos, porque la mayoría de los estudiados se enfermaron antes de que las vacunas estuvieran disponibles.
"Esto es especialmente cierto para los que han recibido la vacuna actualizada que estuvo disponible en septiembre", dijo Mody. "Alentamos a todos los residentes y al personal de los hogares de ancianos, y a los miembros de la familia que visitan estos hogares, a que se vacunen y ayuden a prevenir más casos de COVID agudo y prolongado en esta población especialmente vulnerable".
Los hallazgos se publicaron en una edición reciente de la revista Journal of the American Geriatrics Society.
Más información
Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de EE. UU. ofrecen más información sobre el COVID prolongado.
FUENTE: Michigan Medicine-University of Michigan, comunicado de prensa, 21 de noviembre de 2023
*Carole Tanze Miller HealthDay Reporters ©The New York Times 2023