Varios hospitales del norte de China están colapsados en su atención por una oleada de neumonía infantil no diagnosticada en varias ciudades, incluyendo Beijing, según distintos reportes internacionales.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) solicitó oficialmente al país asiático “la información detallada sobre un aumento de las enfermedades respiratorias y los conglomerados de neumonía notificados en niños”, luego de que en una conferencia de prensa el pasado 13 de noviembre, “las autoridades chinas de la Comisión Nacional de Salud informaran de un aumento de la incidencia de enfermedades respiratorias”, indicó el organismo en un comunicado.
Tras este pedido, el máximo ente sanitario internacional mantuvo una “teleconferencia con las autoridades sanitarias chinas en la que proporcionaron los datos solicitados sobre enfermedades respiratorias entre los niños del norte de China”, según informó la OMS. Los cuales “indican un aumento de las consultas ambulatorias y de los ingresos hospitalarios de niños por neumonía por Mycoplasma pneumoniae desde mayo, y por VRS, adenovirus y virus de la gripe desde octubre”. “Algunos de estos aumentos se produjeron antes en la temporada de lo que se había experimentado históricamente - continúa el comunicado-, pero no fueron inesperados dado el levantamiento de las restricciones de COVID-19, como se experimentó de manera similar en otros países”.
Qué es la neumonía y cuántos tipos existen
La OMS define a la neumonía como una forma de infección respiratoria aguda que afecta a los pulmones. Estos órganos están formados por “pequeños sacos llamados alvéolos, que se llenan de aire cuando una persona sana respira -explican desde el organismo-. Cuando una persona tiene neumonía, los alvéolos se llenan de pus y líquido, lo que hace que respirar sea doloroso y limita la ingesta de oxígeno”.
La neumonía es la principal causa infecciosa de muerte en niños menores de cinco años en todo el mundo.
Consultada al respecto por Infobae, la médica infectóloga María Cecilia Niccodemi (MN 105624), integrante del staff del Centro Médico Doctor Stamboulian y Sanatorio La Trinidad San Isidro, precisó que “la neumonía es una infección respiratoria que puede ser causada por distintos microorganismos como bacterias -siendo de éstas la más frecuente el neumococo-, algunos virus -como el virus de la gripe, el sincicial respiratorio o el SARS-CoV-2- y en algunos lugares endémicos y en pacientes particulares también puede ser provocada por distintos hongos.
Así, podría hablarse de tres tipos principales de neumonía, que se caracterizan según la causa: bacteriana, viral y fúngica. También existe la llamada “intrahospitalaria”, que refiere a cuando un paciente adquiere la infección en un centro de salud en el que se encontraba internada por otra causa.
“El cuadro clínico es similar en todos los casos”, aseguró Niccodemi acerca de los síntomas de la enfermedad, y agregó: “La neumonía cursa con fiebre, tos, puede dar dolor torácico, es decir, un dolor tipo puntada de costado, expectoración y dificultad respiratoria y estos síntomas son similares para todas las neumonías”.
Y tras precisar que “clínicamente la neumonía no se puede distinguir”, la experta explicó que “al diagnóstico se arriba por estudios microbiológicos específicos, que definen el origen o la causa de la infección. Se pueden hacer cultivos de sangre, cultivos de muestras respiratorias, o bien recurrir a técnicas moleculares como la PCR que se utiliza principalmente para la detección de infecciones virales”.
Sobre esta oleada de neumonías detectadas en China, a las que las autoridades denominaron “no diagnosticada”, Niccodemi explicó que “se la llama así porque no se sabe cuál es el agente causante de la neumonía; no se sabe si es un único germen o son distintos gérmenes que empezaron a circular al levantarse las restricciones tan estrictas que estuvieron vigentes en los inviernos anteriores desde la aparición del COVID-19″.
Cómo se trata la neumonía
La neumonía bacteriana es el tipo más común y, como se dijo, es causada por bacterias, lo que significa que se trata fácilmente con un antibiótico. “Para muchos pacientes, tratar la neumonía con un antibiótico ayudará a resolver sus síntomas y les ayudará a empezar a sentirse mejor a los pocos días de iniciar el tratamiento, aseguró el neumólogo de la Facultad de Medicina de Baylor, en los EEUU, Tianshi David Wu, quien destacó que “cuanto antes se realice el tratamiento, mejor”.
“También existe una vacuna que protege contra la cepa bacteriana más importante que causa neumonía y está aprobada para ciertos grupos, incluidos pacientes mayores de 65 años y aquellos con ciertas condiciones preexistentes”, agregó.
La neumonía viral es menos común, pero lo cierto es que muchas de estas infecciones virales comienzan en las vías respiratorias superiores y luego descienden hasta los pulmones, por lo que “una infección viral también puede provocar neumonía bacteriana al debilitar el sistema inmunológico del paciente, dejándolo vulnerable a una infección secundaria”, explicaron los especialistas.
Así, aunque ningún virus se trata con antibióticos, existen vacunas que pueden ayudar a prevenir la infección: la vacuna anual contra la gripe, la vacuna contra el COVID y, para quienes sean elegibles, la recientemente autorizada vacuna contra el VRS.
Por último, las neumonías por hongos son poco comunes y generalmente se encuentran en pacientes con afecciones preexistentes, como un sistema inmunológico comprometido.
“Las neumonías fúngicas tienden a afectar a personas con trastornos autoinmunes, pacientes que reciben quimioterapia u otras afecciones crónicas que pueden afectar el sistema inmunológico de una persona”, apuntó Lucas Kimmig, neumólogo de la Universidad de Medicina de Chicago, para quien “las neumonías por hongos requieren una estrategia de tratamiento diferente y, a menudo, pueden ser más graves, debido tanto a las complicaciones de la neumonía como a otras afecciones subyacentes del paciente”.
Como se vio, los síntomas iniciales pueden no dar cuenta del cuadro, y lo que comienza como una simple gripe podría complicarse. De allí que los especialistas insisten en no automedicarse y concurrir al médico ante las primeras señales de alarma.