Las personas pueden ser resistentes o susceptibles al aumento de peso, y esto puede proporcionar nuevos conocimientos sobre los determinantes y las consecuencias de la obesidad, según un reciente estudio publicado en la revista Obesity.
Aunque se sabe que las personas que tienen un mayor riesgo genético de obesidad generalmente tienen un índice de masa corporal (IMC) más alto, los investigadores revelaron un nuevo enfoque metodológico para descubrir por qué algunas personas son más susceptibles a ganar peso que otras por razones no relacionadas a su propensión genética a la obesidad.
Según vieron durante 36 años en un estudio longitudinal de gemelos finlandeses con grandes diferencias de IMC, uno de ellos había adquirido un IMC que se desviaba de su IMC genéticamente informado.
El estudio es el primero de su tipo, y según el primer autor Bram J. Berntzen, Ph.D., del Instituto de Medicina Molecular de Finlandia, de la Universidad de Helsinki, “este novedoso enfoque abre puertas para descubrir los factores protectores y perjudiciales que preceden al aumento de peso, ofreciendo información valiosa sobre cómo las personas pueden mantener un peso saludable”.
Investigaciones anteriores habían estudiado pares de gemelos adultos monocigóticos y dicigóticos con grandes diferencias en el IMC dentro de cada par de gemelos, pero se trató de estudios transversales que no consideraron la predisposición genética a la obesidad.
Estudios anteriores sobre parejas de gemelos con grandes diferencias de IMC entre pares tampoco habían establecido si el gemelo con un IMC más alto o más bajo es el que se desvía más de la predisposición genética.
Ahora, los autores del presente estudio investigaron las trayectorias del IMC a lo largo de 36 años en gemelos cuyo IMC en la edad adulta joven estaba por debajo, dentro o por encima de su IMC genéticamente predicho. Y observaron que la predicción inferior significa resiliencia contra el aumento de peso, mientras que la predicción superior indica susceptibilidad al aumento de peso antes de la inclusión en el estudio.
Consultada por Infobae, la médica integrante de los grupos de trabajo de obesidad y de cirugía bariátrica de la Sociedad Argentina de Nutrición (SAN) y directora de posgrados en la Universidad Favaloro Ana María Cappelletti (MN 76523), analizó que los resultados del trabajo se deben a que “genética no es destino”.
El entorno y el estilo de vida impactan en el aumento de peso
“La genética, que en el caso de la obesidad no depende de un único gen en la gran mayoría de las personas, puede ser responsable de hasta el 70% del peso y otros parámetros como la composición corporal y la distribución de la masa grasa en las personas adultas”, precisó.
Y tras asegurar que “otros factores determinantes del peso corporal se relacionan con el estilo de vida -no sólo alimentación y ejercicio sino también sueño y estrés- y más allá, con las condiciones laborales y socioeconómicas”, la experta señaló que “este entorno puede ser diferente a lo largo de la vida de los gemelos adultos”.
Asimismo, destacó que “las relaciones personales más allá de la familia de origen también son de importancia, como lo demostró un artículo publicado en el NEJM en el año 2007, que mostró en una gran cohorte de personas seguidas durante 32 años que las probabilidades de tener obesidad aumentaban si un cónyuge o un amigo también la alcanzaba”.
Berntzen señaló que el IMC de los gemelos cuando eran adultos jóvenes desempeñaba un papel importante a la hora de alcanzar un peso corporal saludable después de 36 años, ya que, en general, todos ganaban peso con el envejecimiento. Y concluyó: “Por esta razón, es vital estudiar las razones del aumento de peso ya durante la infancia, antes de que se conviertan en adultos jóvenes”.
En opinión de los investigadores, los estudios futuros pueden examinar las características de los niños a lo largo del tiempo, calculando su IMC genéticamente informado a medida que llegan a la edad adulta para comprender los factores que afectan sus trayectorias de aumento de peso.