El 20 de octubre es el Día del Pediatra. La fecha se instauró en el año 1973 durante el Congreso Mundial de Pediatría celebrado en la Argentina, en conmemoración a la fundación de la Sociedad Argentina de Pediatría (SAP) el 20 de octubre de 1911. En su día, Infobae reunió las preguntas más frecuentes que los padres hacen en las consultas, así como los motivos más recurrentes por los que muchas veces solicitan su atención por las noches, fines de semana y feriados.
1- Fiebre
Según la SAP y el consenso de los especialistas, hoy se sabe que “la fiebre por sí misma no es peligrosa”, sino que “forma parte del sistema de defensas haciendo frente a las infecciones”.
Sin embargo, cuando este síntoma se presenta, se abre un gran signo de interrogación en los adultos responsables de un menor.
“Lo importante es averiguar por qué apareció la fiebre y qué la está provocando, antes que bajar la fiebre a toda costa”, comenzaron a explicar desde la SAP en su página web. Al tiempo que recomendaron “consultar al pediatra lo antes posible, sobre todo cuanto más pequeño sea el niño o si no se lo ve bien. No hay que limitarse a bajar la fiebre pretendiendo ganarle al termómetro”.
Una reciente publicación de la Revista de Pediatría, que lleva la firma, entre otros, de la infectóloga Ángela Gentile, aseguró que “la fiebre es uno de los motivos de consulta más comunes en la práctica pediátrica y se estima que el 20-40% de los niños consultan por un cuadro febril”.
Para saber cuándo consultar al médico, desde la SAP destacaron que es elemental conocer cuáles pueden ser las causas de la fiebre. “Un virus es la causa más común, y se cura habitualmente en pocos días por acción de las propias defensas del chico”, aseguraron, al tiempo que dieron pautas de alarma acerca de cuándo consultar con urgencia:
- Si el niño tiene menos de dos meses de vida.
- Si llora en forma inconsolable.
- Si el chico está muy dormido y/o cuesta despertarlo.
- Si nota que el niño tiene dificultad para respirar y se encuentra agitado.
- Si parece muy enfermo y no se lo ve bien.
- Si tiene alguna enfermedad de base que disminuye sus defensas.
- Si el chico tiene manchas o puntos rojos en la piel que no desaparecen al hacer presión sobre ellos.
2- Golpes en la cabeza
“Los accidentes y los golpes o traumatismos son bastante frecuentes en los niños y uno de los traumatismos que más preocupa a los padres es el traumatismo de cráneo”, destacó sobre esta duda habitual la médica pediatra de la SAP Roxana Anahi Timo (MN 88.956).
La especialista explicó que “el traumatismo de cráneo es bastante frecuente en la población infantil sobre todo los traumatismos de cráneo leves y es importante que los padres entiendan que en el período posterior al golpe es fundamental observar al niño”. Y si bien reconoció que “siempre está indicado concurrir a una guardia para que el niño sea evaluado por un pediatra”, aclaró que “cuando son traumatismos leves o moderados es más importante la observación posterior del niño”.
Acerca de la indicación de una tomografía, Timo consideró que “es particular de ciertos casos, como un traumatismo de cráneo con pérdida de conocimiento, un paciente que después de un traumatismo de cráneo empieza con vómitos o con cefalea muy intensa o con fotofobia, o bien que haya rigidez de nuca”.
Si nada de eso sucede, según la pediatra, “normalmente el traumatismo de cráneo leve e incluso moderados no tiene indicación, en primera instancia, de hacer una tomografía. Los padres, lo que sí deben hacer, es observar al niño en las siguientes 12 a 24 horas para ver qué comportamiento tiene y si aparece algún síntoma preocupante”.
3- Tos
Casi empatada con la fiebre, la tos es otra de las situaciones médicas de la infancia que desesperan a los padres. “Los medicamentos contra la tos pueden hacer más daño que bien, y la Academia Estadounidense de Pediatría los desaconseja”, destacó la pediatra de cuidados complejos formada en la Universidad de Harvard, Kelly Fradin.
“Los jarabes para frenar la tos que contienen muchos medicamentos en un solo producto pueden aumentar el riesgo de cometer un error de medicación -explicó la especialista-. Por ejemplo, si le dio un antitérmico por fiebre previamente a un niño y luego su medicamento para la tos también tiene paracetamol como ingrediente clave, podría provocar una sobredosis”.
Para ella, “agregar ingredientes adicionales como melatonina o sauco no siempre tiene sentido y no se ha demostrado que sea más efectivo que los jarabes para la tos más simples”.
“En niños mayores de un año, utilizo exclusivamente miel o jarabe para la tos con miel como ingrediente principal -destacó en ese sentido-. Se ha demostrado que funcionan tan bien como otros medicamentos, pero con menos riesgos”.
4- Vómitos
“Ante un cuadro de vómitos es importante ver qué lo está causando”, comenzó en este punto la médica pediatra Ángela Nakab (MN 68.722), presidenta de la Subcomisión de Medios y Comunicación de la SAP y jefa del Hospital de Día Polivalente del Hospital Elizalde.
Para esto, según la especialista, “se debe evaluar el estado general, ver cómo está la panza, analizar si se asocia con otros síntomas, cuidar el estado de hidratación y tener claras las pautas de alarma para consultar al médico”.
Y tras aclarar que se trata de un malestar “muy común en la infancia”, Nakab señaló que “es habitual que en estas situaciones los chicos no tengan ganas de comer; cuando se sientan mejor van a compensar”.
¿Cuándo consultar? Según la pediatra de la SAP, “si es menor de tres meses y vomitó más de una vez; si no para de vomitar, no tolera líquidos y vomita incluso sin darle nada; si son vómitos negruzcos, con sangre o verdosos; y si además presenta fiebre, dolor abdominal intenso, dolor de cabeza, manchas en la piel, si está muy decaído/a o si tomó algún tóxico o medicamento”.
Por último, señaló que “se trata de cuadros que la mayoría de las veces se resuelven sin complicaciones”, al tiempo que recordó que “nunca se tienen que dar medicamentos sin indicación médica”.
5- “El nene no me come”
“Esta consulta de los padres es casi universal, es altamente frecuente y tiene que ver con la percepción que tienen muchos papás acerca de lo que debiera comer su hijo”, analizó Timo sobre esta otra pregunta con la que muchos padres llegan a la consulta.
Para ella, “es importante entender que en ciertas etapas de la vida, sobre todo en la primera y segunda infancia, los niños comen solamente si tienen hambre”. Además, “suelen comer poco y muchas veces pueden ser algo selectivos en aquellas cosas que quieren y no quieren comer”.
Asimismo, la pediatra aclaró que “por supuesto los niños tienen momentos, por ejemplo, cuando están enfermo, cansados, tristes, puede ser que quieran comer menos o que no quieran comer o bien se salteen una comida”. “Los padres deben aprender a decodificar qué le está sucediendo al niño o al bebé que dejó de comer o que está comiendo menos y ver en función de eso cómo tienen que actuar o qué intervenciones tienen que hacer”.
6- Control de esfínteres
Si el niño promedia los dos años y se acerca la temporada de primavera-verano, una pregunta al pediatra que no faltará es “¿este verano puedo sacarle los pañales?”.
Y si bien la época de calor facilita la tarea a los padres, ya que es más cómodo para no lavar tanta ropa, por ejemplo, lo cierto es que el control de esfínteres es un proceso fisiológico y madurativo, que poco tiene que ver con las condiciones climáticas o con una edad igual para todos los niños.
Sobre esto, Nakab opinó que “el proceso de control de esfínteres es una etapa importante en el desarrollo de los niños y aunque puede ser complejo hay que recordar que cada niño es único y tiene su propio ritmo de aprendizaje”.
Para saber si el menor está en condiciones de dejar de usar pañales, la pediatra identificó tres etapas que los padres deben observar:
1- El niño se da cuenta cuando ya se hizo
2- Se da cuenta cuando está haciendo
3- Puede anticipar cuando tiene ganas
Y tras aclarar que “como todo proceso, el control de esfínteres no es algo lineal, sino que habrá muchos avances y retrocesos”, Nakab instó a los padres a encararlo “con paciencia y positividad; es fundamental mantener la calma y ser positivo durante esta fase, además de celebrar los pequeños logros y evitar la frustración. Todo esto ayudará a crear un ambiente relajado y seguro”.
Y dio algunas recomendaciones para tener en cuenta:
- Observar las señales: estar atento/a para llevarlo al baño a tiempo y hacerlo con entusiasmo y sin estrés.
- Vestirlos con ropa adecuada y que sea fácil de quitar. Especialmente en los primeros días, esto facilitará un montón la tarea.
- Dejarlo elegir dónde prefiere hacer: inodoro con adaptador, pelela, para que se sienta más cómodo.
- No presionar: evita establecer expectativas poco realistas. Cada niño tiene su propio ritmo, y la paciencia, el afecto y la compresión es clave para alcanzar el éxito en este proceso
7- Uso de pantallas
No son pocos los padres que consultan acerca de cuándo es momento de habilitarle a los niños el uso de pantallas.
Al respecto, distintas sociedades pediátricas y la Organización Mundial de la Salud (OMS) han recomendado no exponer a los bebés a pantallas durante su primer año de vida y limitar el consumo de televisión, celulares y otros dispositivos electrónicos a los niños de entre dos y cuatro años a un máximo de una hora al día.
Sonia Almada es licenciada en Psicología de la Universidad de Buenos Aires, magíster Internacional en Derechos Humanos para la mujer y el niño, violencia de género e intrafamiliar (UNESCO), y en una nota reciente para Infobae citó una publicación de la Academia Americana de Pediatría (AAP), que revisó toda la evidencia existente sobre el impacto de los medios digitales en los niños, esto incluía televisión, videos y tecnologías móviles/interactivas y el potencial beneficio educativo y los problemas relacionados a la salud en niños pequeños (0 a 5 años).
“Las conclusiones fueron que los niños y niñas menores de dos años necesitan exploración práctica e interacción social con cuidadores de confianza para desarrollar sus habilidades cognitivas, de lenguaje, motrices y socioemocionales”, destacó la especialista, y ahondó: “Esto significa poder jugar con juguetes y diversos materiales, como plastilina o masa sensorial, diferentes texturas y aromas, trasvasamiento de líquidos e interacción con la comida. La interacción social se refiere a los vínculos que entablan los bebés y niños pequeños con los adultos a su alrededor y con otros niños y niñas”.