Este 15 de octubre se celebra el Día Mundial del Bastón Blanco. Se trata de un valioso instrumento que ha permitido circular por su entorno de manera segura e independiente ante los obstáculos a personas no videntes en los últimos 100 años.
El siglo XX ha sido el escenario de grandes avances en la integración de las personas ciegas a la vida y la movilidad urbana. Entre los factores principales que hicieron posible esa inclusión es obligatorio nombrar al bastón blanco, un instrumento sencillo y de bajo costo que se ha vuelto un símbolo de autonomía e integración para las personas con esa condición.
Un estudio de la Agencia Internacional para la Prevención de la Ceguera (IAPB, por sus siglas en inglés), reveló que alrededor de 43 millones de personas alrededor del mundo viven con ceguera total y 295 millones más lo hacen con discapacidades visuales que cubren todo el espectro: desde moderadas a severas.
Cuál es la historia del bastón blanco
La población ciega ha utilizado bastones para movilizarse desde hace siglos, pero el primer registro de un bastón de color blanco se remonta al año 1921 en Bristol, Inglaterra, cuando James Biggs, un fotógrafo que quedó ciego después de un accidente y se sentía incómodo con la cantidad de tráfico en las proximidades de su casa, pintó su bastón de blanco para que sea más fácilmente visible.
Pero la verdadera responsable de que hasta el día de hoy el bastón blanco ocupe el lugar que tiene es una mujer. En 1930, casi una década después de que Biggs pintara su bastón de blanco, la activista por los derechos de las personas no videntes Guilly d’Herbemont comenzó a notar que debido a la industrialización y, por consecuencia, la creciente cantidad de automóviles en las calles parisinas, la seguridad de las personas ciegas se ponía cada vez más en peligro.
D’Herbemont observó que la policía en Francia usaba bastones blancos para regular el tráfico y parar autos. Entonces tuvo la idea de que los no videntes utilizaran un bastón similar para atraer la atención de los automovilistas.
Así fue que escribió una carta al director del diario L’Écho de París y, tras su publicación, la Unión Mundial de Ciegos (UMC) recomendó el uso a nivel mundial del bastón blanco, que se convirtió rápidamente en un símbolo de la comunidad no vidente.
La técnica estandarizada hoy en día para usar un bastón blanco fue iniciada en 1944 por Richard E. Hoover, un veterano especialista en rehabilitación de la Segunda Guerra Mundial. Su técnica de sostener un bastón largo en el centro del cuerpo y balancearlo hacia adelante y hacia atrás antes de cada paso para detectar obstáculos todavía se llama “Método Hoover”.
Día Mundial del Bastón Blanco
El Día Mundial del Bastón Blanco se conmemora cada 15 de octubre desde 1980, cuando en París representantes de todas las organizaciones e instituciones que constituyen la Unión Mundial de Ciegos destacaron la importancia de establecer una fecha que hiciera alusión al bastón blanco como símbolo de independencia, igualdad de oportunidades e inclusión en todos los ámbitos de la sociedad.
Según la UMC: “En este día, celebramos no solo el bastón blanco como herramienta de movilidad, sino todo lo que este representa: seguridad, dignidad, instrumento para una vida independiente, y el derecho a llevar la vida que elijas”.
Existen algunas variantes en el color de los bastones dependiendo cada país. Por ejemplo, Argentina sancionó en noviembre de 2002 la ley 25.682, la cual reconoce el uso de bastones verdes como “instrumento de orientación y movilidad para las personas con baja visión”, y aclarando en su primer artículo que “el mismo tendrá iguales características en peso, longitud, empuñadura elástica, rebatibilidad y anilla fluorescente que los bastones blancos utilizados por las personas ciegas”.
Otra variante es la que existe en el Reino Unido, donde el bastón completamente blanco indica que la persona tiene una discapacidad visual pero audición normal, mientras que si el bastón es blanco con bandas rojas, significa que el usuario es sordomudo.
Un dato para nada menor es que, según estudios de la IAPB, las regiones del Sudeste Asiático, Asia Oriental y Oceanía y Asia Meridional albergan al 52% de la población mundial, pero soportan el 64% de la carga global de pérdida de visión. Por el contrario, la región de altos ingresos (Europa Occidental, América del Norte, Australia, Japón y el Cono Sur) tiene el 14% de la población mundial, pero alberga solo el 7% de la carga mundial de personas con discapacidad visual, lo que indicaría que la ceguera es, en muchos casos, un problema socioeconómico a tener en cuenta.