Durante las últimas tres décadas, las patologías cardíacas han experimentado un incremento significativo a nivel global, ya que se duplicó su incidencia y aumentó en un 50% las muertes anuales, que pasaron de 12 millones a 18 millones por año. En América Latina, la situación no es diferente, ya que estas enfermedades causan muertes y discapacidades, con dos millones de decesos anuales en la región.
Específicamente en Argentina, las enfermedades cardíacas se posicionan como la principal causa de fallecimiento. Se observa un crecimiento en el número de adultos mayores de cincuenta años que presentan fibrilación auricular, una arritmia cardíaca que genera pulsos irregulares y puede tener graves consecuencias para la salud, según datos del Ministerio de Salud de la Nación.
Según el último informe del portal de datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), en Argentina las ENT (enfermedades no transmisibles) representan el 77% de las muertes en nuestro país, y el 28% de ellas están representadas por las enfermedades cardiovasculares (ECV).
La fibrilación auricular consiste en una arritmia en la que los latidos del corazón comienzan a generar pulsos irregulares al perder su ritmo normal de funcionamiento. Esta afección, más común con el avance de la edad, puede tener consecuencias graves para la salud, debido a que en ocasiones promueve la formación de coágulos sanguíneos y derivar en accidentes cerebrovasculares y otros problemas cardíacos más graves. Significa un desafío de salud aún relevante: De acuerdo con diversos estudios, dentro de quince años se espera que una quinta parte de la población la padezca.
Esta situación se dio a conocer durante el encuentro “La radiografía de las enfermedades cardíacas en América Latina” del que participaron especialistas de sociedades científicas de Argentina, Chile, Colombia, México y Perú, con el objetivo de visibilizar los desafíos que existen en torno a la atención de estas patologías en estos países, donde se reportan cifras preocupantes que demuestran un posible aumento de casos en los próximos años.
De acuerdo con el doctor Luis Sepúlveda, presidente de la Sociedad Chilena de Cardiología y Cirugía Cardiovascular (SOCHICAR), a estas preocupantes cifras se suma la prevalencia de otras patologías. “En América Latina, un gran porcentaje de la población presenta problemas de hipertensión arterial, uno de los principales causantes de las enfermedades cardíacas. Solo a escala regional, el 43% de hombres y el 28% de mujeres no sabe que padece esta condición”, señaló.
El especialista indicó también que las enfermedades cardíacas más frecuentes y con alto riesgo de mortalidad en la región son la estenosis aórtica, la insuficiencia cardíaca, el infarto agudo de miocardio, la fibrilación auricular, entre otros. Sin embargo, la buena noticia es que estas patologías pueden ser controladas con un diagnóstico y tratamiento oportuno.
“Si bien las enfermedades cardiovasculares pueden ser atendidas con medicación, hay casos en los que es necesario aplicar tecnología innovadora, la cual ofrece soluciones rápidas y seguras con procedimientos menos invasivos que reducen las probabilidades de complicaciones y el tiempo de recuperación luego de las intervenciones quirúrgicas. Estos dispositivos médicos innovadores como los marcapasos, los stents, los implantes valvulares, entre otros, permiten restablecer la calidad de vida de los pacientes, quienes antes estaban condenados a fallecer rápidamente”, agregó el especialista.
Por su parte, Sandra Ocampo, directora de comunicaciones y acceso al mercado para las Américas de Medtronic, organizadora del evento científico, destacó la importancia de difundir conocimiento especializado para comprender el impacto de las enfermedades cardíacas, así como las alternativas disponibles para mejorar la salud de los pacientes de la región.
La fibrilación auricular
Al respecto, el doctor Juan Cruz López Diez, médico cardiólogo argentino y director del Consejo de Electrofisiología de la Sociedad Argentina de Cardiología (SAC), expuso sobre la situación de la fibrilación auricular en su país y advirtió que “a mayor edad, mayor riesgo de desarrollarla”. De hecho, el aumento de población con ese rango de edad se duplicará de cara a 2040 y representará un 22% de la población.
Esta afirmación cobra aún más relevancia en virtud de la última guía publicada por la Sociedad Argentina de Cardiología, la cual informa que, en nuestro país, la edad se presenta como el factor de riesgo más importante para padecer esta afección y estima que una de cada cuatro personas mayores de 50 años desarrollará FA en algún momento de su vida
Por otra parte, el doctor López Diez informó que “los síntomas característicos, como palpitaciones y dificultad para respirar, son señales de alerta que deben ser evaluadas y tratadas para prevenir complicaciones graves”. El diagnóstico está patología se logra mediante un electrocardiograma, una herramienta esencial para evaluar la actividad eléctrica del corazón. Los síntomas incluyen palpitaciones, latidos cardíacos irregulares, debilidad y dificultad para respirar y puede llevar a la alteración de la función cardíaca, que es lo que aumenta el riesgo de los coágulos sanguíneos.
Prevención y tratamiento
El profesional argentino aseguró que la concientización sobre esta arritmia y la búsqueda de soluciones efectivas son fundamentales para prevenir eventos cardiovasculares y mejorar la calidad de vida de quienes la padecen.
En su mayoría, las enfermedades cardíacas pueden prevenirse adoptando un estilo de vida saludable. “Esto implica una dieta adecuada, actividad física, control del peso y evitar el tabaco y otras sustancias nocivas para mantener la presión arterial bajo control y prevenir esta arritmia”, explicó el doctor López Diez.
Por último, los expertos en cardiología reforzaron la necesidad de que las autoridades trabajen urgentemente en establecer políticas y programas integrales para descentralizar la atención de los pacientes con enfermedades cardíacas, reducir las listas de espera en el abordaje de estas condiciones, fortalecer las derivaciones con los especialistas indicados, así como actualizar de forma continua a los médicos e implementar procedimientos menos invasivos que permitan que los pacientes eviten complicaciones. De esta manera, se reducirá la discapacidad y la muerte prematura debido a estas enfermedades.