Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el burnout (agotamiento, en inglés) “es un síndrome conceptualizado como resultado del estrés crónico en el lugar de trabajo que no se ha manejado con éxito”. Este cuadro, de acuerdo a la entidad sanitaria, “se caracteriza por tres dimensiones: sentimientos de agotamiento o agotamiento de energía; mayor distancia mental del trabajo, o sentimientos de negativismo o cinismo relacionados con el trabajo; y reducción de la eficacia profesional”.
En ese sentido, como resultado de una encuesta realizada por el Área de Investigación de la Sociedad Argentina de Cardiología (SAC) junto al Consejo de Aspectos Psicosociales de la misma institución, se observó que el 75% de los cardiólogos presentan síndrome de burnout (SBO). Participaron del relevamiento -llevado a cabo en el mes de abril de 2023- 756 especialistas en cardiología, que fueron invitados por la SAC a completar un cuestionario por mail o a través de las redes sociales.
Como primer análisis, el 69% reportó autopercibirse con agotamiento laboral, mientras que el 31% no se autopercibió afectado por el desgaste profesional. Sin embargo, luego de la declaración subjetiva del estado de agotamiento, se les ofreció a los encuestados realizar el test de Maslach (MBI), que fue diseñado y validado para establecer (o no) el diagnóstico de síndrome de burnout, evaluando la esfera de agotamiento emocional, la presencia de despersonalización y la realización personal. A través del mismo, el 75 % de los cardiólogos confirmó el diagnóstico.
Asimismo, el SBO fue más frecuente entre los menores de 40 años, en quienes tenían menos de 10 años en el ejercicio de la profesión y en las especialistas mujeres, en las cuales el cuadro fue más prevalente tanto por autopercepción como por el inventario de Maslach (MBI).
“El síndrome de burnout (SBO) se ha convertido en uno de los riesgos laborales psicosociales más importantes en la sociedad actual, siendo un anglicismo que se traduce como el ‘síndrome de desgaste profesional o agotamiento laboral’ y se utiliza para referirse a un trastorno de origen emocional, con implicaciones psicológicas y físicas, causado por altos niveles de estrés sufridos de forma prolongada en el ambiente laboral, en el área de la salud”, afirmó la doctora Alejandra Ávalos Oddi , médica cardióloga, directora del Consejo de Aspectos Psicosociales de la Sociedad Argentina de Cardiología (SAC).
En ese tono, desde la SAC señalaron que, en contraposición a su relevamiento, “en un trabajo similar publicado en Medscape 2023 la prevalencia informada de SBO fue del 29 % sin diferencias por sexo. De esta manera se establece una notable y alarmante diferencia entre la prevalencia del informe americano y los datos de la SAC”.
Con estos resultados obtenidos a nivel local, la SAC invitó a participar de la misma encuesta a otras especialidades médicas mediante sus sociedades científicas, con el objetivo de comparar los datos con los obtenidos en los cardiólogos. Entre otras, se sumaron las respuestas de especialistas en clínica médica, cirugía, gastroenterología, pediatría, infectología, nefrología, ginecología y obstetricia y expertos en unidades de terapia intensiva.
El cuestionario fue realizado por 2377 especialistas y los números obtenidos fueron igualmente alarmantes: 79,2% de burnout en los médicos encuestados -Medscape 2023 reportó 53% de SBO en especialistas en Estados Unidos-. Los datos finales serán presentados en el Congreso Argentino de Cardiología en el mes de octubre.
Por su parte, la doctora Yanina Castillo Costa, directora del Área de Estadísticas y Métricas de la SAC, planteó: “Está claro que la prevalencia de SBO en nuestro medio es mayor que la reportada por diferentes registros americanos. No fue objetivo de nuestras encuestas evaluar las causas, aunque en los informes americanos se menciona como responsables e impulsores del agotamiento a los objetivos de eficiencia / productividad poco realista, el escaso tiempo asignado para el encuentro con el paciente, las altas cargas administrativas y la intensidad del trabajo, entre otras”.
“En nuestro país -amplió Castillo Costa- además de estos factores se sumarían el bajo salario, la necesidad de pluriempleo, la precariedad laboral, las dinámicas de trabajo hostiles, la incertidumbre en el ambiente de trabajo sumada a la tensión financiera y la escalada de opiniones negativas hacia los médicos”.
Bajo estos preceptos, es importante establecer la diferencia entre estrés laboral y burnout. El primero se produce cuando las demandas y las presiones del trabajo sobrepasan la posibilidad para hacerles frente. Si bien todos los trabajadores experimentan presión, es a medida que el sujeto percibe que las exigencias rebasan de manera sostenida y permanente sus recursos para afrontarlas cuando puede sobrevenir el riesgo de burnout, que se trata, en esencia, de una respuesta individual al estrés que se desarrolla progresivamente y puede volverse crónica, causando alteraciones en la salud.
Desde un punto de vista psicológico, el burnout puede causar daños a nivel cognitivo, emocional y actitudinal, ocasionando un comportamiento negativo que impacta en el desempeño profesional y en la vida personal. Este estado biológico es una transición a la enfermedad y puede precipitar diversas patologías cardiovasculares, digestivas, musculoesqueléticas y trastornos mentales.
“Es necesario comprender la complejidad y el alcance que dicho síndrome tiene no solo en la salud y calidad de vida de los médicos, sino también en la calidad de atención de los pacientes, generando la posibilidad de errores médicos, adopción de postura pasivo-agresivas, mayor ausentismo laboral e incluso el abandono de la profesión”, subrayó la doctora Ávalos Oddi.