La primavera, una de las estaciones más esperadas del año, se caracteriza por el aumento progresivo de la temperatura y por más horas de sol durante el día, que amanece más temprano y oscurece más tarde.
Esto repercute en cada uno de nosotros, experimentando bienestar y sensaciones placenteras; es así que se relaciona esta linda etapa con el enamoramiento, pues aumenta la producción de hormonas sexuales, las feromonas, que son determinantes para la actividad sexual.
Para la ciencia resulta difícil de constatar, pero claramente existe evidencia que en primavera el deseo sexual aumenta, y la clave estaría en la luz del sol. En esta época del año, nuestro cuerpo produce mayor cantidad de vitamina D, compuesto que es imprescindible para absorber el calcio, fortalecer los tejidos óseos y que, además, se asocia con la presencia de testosterona en la sangre.
En una investigación de la Universidad Médica de Graz, en Austria, se estudió a 2299 hombres y se comprobó que los niveles más altos de vitamina D en la sangre coincidía también con los de testosterona, la más importante de las hormonas sexuales masculinas (pero que también está presente y desempeña un papel importante en las mujeres). Este es uno de los motivos por los cuales la líbido aumenta, después del invierno.
La conjunción entre el sol, el estrés y el deseo sexual
Hay autores que argumentan patrones evolutivos para la relación entre el sol, el estrés y el deseo sexual. La tarea de sobrevivir a la dura temporada de fríos era mucho más difícil para nuestros antepasados si carecían de pareja o compañía. Por eso, según esta hipótesis, se adaptaron mejor los individuos que, a partir de la primavera y durante los meses de buen tiempo, se sintieron más compelidos a encontrar alguien con quien estar. De modo que la fiebre de primavera no sería algo novedoso, sino que tendría muchos milenios de historia.
El efecto positivo de la exposición a la luz solar radica en los siguientes aspectos:
-Aumenta la producción de Vitamina D
-Aumenta la producción de endorfinas, (neurotransmisor que provoca la sensación de satisfacción y felicidad), mejora el humor, y consecuentemente reduce el estrés y la ansiedad.
-La luz del sol, por cierto, también propicia la liberación de serotonina y otras sustancias relacionadas con el placer.
Los factores ambientales, las temperaturas más cálidas, la liviandad en la ropa, la predisposición emocional y sensitiva de los seres humanos es mayor. Hay más cantidad de estímulos, sobre todo visuales, pero también están presente los olores.
El olfato, factor clave en el deseo sexual
Es un sentido que influye en el deseo sexual. Según un estudio de la Universidad Técnica de Dresde, publicado en la revista Nature en el año 2016, con el calor aparece el sudor y se potencian los olores corporales, relacionados con el apetito sexual. Es el olfato el que activa la líbido.
De hecho, desde hace tiempo la industria de los cosméticos comercializa perfumes a base de feromonas, sobre el supuesto de que ayudarían a formar más parejas. Si bien hasta ahora no se ha comprobado en absoluto su eficacia, la ciencia no descarta por completo que esto tenga algunos fundamentos válidos.
Olores de primavera
Si algo caracteriza a esta época del año es precisamente la variedad de aromas, y fragancias que se comienzan a sentir, y muchos de estos olores están en relación con la floración de los árboles. Pero, ¿cuáles son exactamente los olores típicos de la primavera?
Con la primavera se comienzan a ver las primeras flores, los brotes nuevos y el sol que, es el gran protagonista. Todos ellos conforman la materia prima necesaria para dar con los olores típicos de la primavera que embriagan nuestros cinco sentidos y resultan deliciosos y son a la vez mágicos y poderosos.
De hecho, el poder de los aromas es tan potente que se ha hecho un lugar importante en el sector del marketing: hoy es frecuente oír hablar del marketing olfativo.
El uso de determinados aromas en un negocio fomenta el tiempo de permanencia en una tienda, impacta en la memoria, produce sensaciones y emociona muchas veces evocando recuerdos y da una identidad a ese lugar, aumentando las posibilidades de compra, la marca se identificará a través de los olores, fragancias, aromas.
Por eso, con la llegada de la primavera los perfumistas dejan atrás las fragancias más pesadas e intensas y trabajan con aromas más frescos y cítricos, con notas florales, frutales y tropicales.
Puede parecer extraño, pero es muy cierto que cada estación del año huele de una manera especial y particular. No se trata sólo del olor de la vegetación propia de cada una, sino que nuestras casas y nuestra ropa se sumergen en olores distintos según la temporada, por los perfumes que usamos.
Así como en el inicio de cada temporada modificamos nuestra vestimenta, las fragancias también tienen estaciones que van cambiando según el transcurso del ciclo anual. Con la entrada de la primavera, llegan nuevas tendencias olfativas. Los olores que nos acompañaran son frescos, cálidos, suaves y más florales, dejamos atrás olores amaderados y dulces, cargados de vainilla, ya que estos tienden a tener más cuerpo y dan sensación de profundidad, de abrigo.
Las fragancias florales más utilizadas son las elaboradas con rosas y con distintas flores, los perfumes con aroma a jazmines y azahares son los preferidos en estos meses del año.
También las fragancias cítricas ocupan un lugar preponderante, debido a su naturaleza química, son compuestos de rápida oxidación y de volatilización fácil. Por su parte, también es época de fragancias marinas que son olores frescos, con fuerza y con personalidad, que dan sensación de libertad, igual que el mar.
Pero no todo es alegría en primavera: hay una parte de la población para la cual puede ser un verdadero tormento: y en especial los involucrados son los alérgicos. En esta época del año se observa un aumento de los síntomas por la polinización de los árboles en especial, el plátano, el arce y el fresno, entre otros.
En estos meses hace su aparición la enfermedad crónica más frecuente: la rinitis alérgica. En nuestro país, su prevalencia es de aproximadamente el 20% y es muy frecuente en niños y adolescentes.
En el mundo hay 600 millones de personas con rinitis alérgica, y la Organización Mundial de la Salud (OMS) advierte que, para el año 2050, la mitad de la población será alérgica.
La rinitis alérgica produce los siguientes síntomas:
-Secreción nasal viscosa, semejante a la clara del huevo.
-Crisis de estornudos.
-Picazón de nariz, ojos y garganta.
-Obstrucción nasal - taponamiento – congestión.
Esta sintomatología repercute de manera negativa en la calidad de vida y los alérgicos se quejan por:
-Falta de concentración
-Irascibilidad
-Vulnerabilidad ante la presencia de virus que circulan en el aire, lo que puede agravar aún más el cuadro clínico.
En cuanto al tratamiento, es importante tener en cuenta que la rinitis alérgica no se cura, pero se puede mitigar sus efectos.
Algunas recomendaciones son:
-Educar al paciente: enseñarle medidas de cuidado personal, entrenarlo en el uso de barbijo y gafas; se recomienda salir siempre con algún abrigo ligero.
-Control ambiental: limpiar los ambientes y los objetos de la casa con trapos húmedos y sin levantar polvo, no usar desodorantes, ventilar en momentos de menos exposición al polen.
-Tratamiento farmacológico: debe estar indicado por el especialista.
-Recordar los peligros de la automedicación.
-En algunos casos están indicadas las pruebas de alergia (testificación) y las vacunas.
-Tratamiento quirúrgico: se indica la cirugía de los cornetes, en caso de que estén aumentados de tamaño e influyan en el pasaje del aire por la nariz, la cirugía permitirá la entrada de aire y mejorar la respiración.
*Dra. Stella Maris Cuevas: MN: 81701. Médica otorrinolaringóloga - Experta en olfato – Alergista. Expresidenta de la Asociación de Otorrinolaringología de la Ciudad de Buenos Aires (AOCBA)