Aunque la movilidad en las ciudades y entre los países parece normal y muchos olvidamos el fatídico marzo de 2020, el coronavirus aún está circulando en el mundo y la pandemia continúa. Desde su inicio, ya se han confirmado más 770 millones de personas con la enfermedad COVID-19 y 6.957.216 muertes, según los datos reportados a la Organización Mundial de la Salud OMS).
Es claro que el modo en que la enfermedad se manifiesta en las personas fue cambiando. Ya hay médicos que afirman que cada vez les resulta más difícil distinguir el COVID de las alergias o el resfriado común, incluso a medida que aumentan las hospitalizaciones. Por supuesto, los testeos son una herramienta fundamental para detectar si se trata del virus o no.
Los síntomas que eran característicos de la infección por el coronavirus, como la tos seca o la pérdida del sentido del gusto o del olfato, son ahora menos frecuentes si se tienen en cuenta los aumentos de casos de COVID que se registraron desde julio pasado en diferentes países.
En su lugar, los médicos observan una enfermedad más leve, concentrada sobre todo en las vías respiratorias superiores.
¿Cuáles son los síntomas actuales del COVID?
“El COVID hoy es cada vez es más indistinguible de otros cuadros respiratorios”, afirmó al ser consultado por Infobae el-vicepresidente de la Sociedad Argentina de Infectología (SADI), Adrián Morales.
”No son los mismos síntomas típicos que veíamos antes. Se trata de mucha congestión, a veces estornudos y, por lo general, un leve dolor de garganta”, afirmó el doctor Erick Eiting, vicepresidente de operaciones de medicina de urgencias del Mount Sinai Downtown de Nueva York, en los Estados Unidos. El dolor de garganta suele llegar primero -agregó- y luego la congestión.
En diálogo con Infobae el doctor Javier Farina, de la Sociedad Argentina de Infectología (SADI) explicó que “el cambio se debe al grado de inmunidad ya adquirida por había tenido la infección previamente o por tener la protección de la vacuna”.
En el Reino Unido, el Estudio de Síntomas COVID Zoe recopiló los datos sobre síntomas autodeclarados a través de aplicaciones para teléfonos inteligentes. Ha documentado la misma tendencia. Sus hallazgos sugieren que el dolor de garganta se hizo más común después de que la variante Ómicron se hiciera dominante a finales de 2021.
La pérdida de olfato, por el contrario, se generalizó menos, y la tasa de ingresos hospitalarios disminuyó en comparación con el verano y el otoño de 2021. Los médicos describen ahora un patrón de síntomas más claro y coherente.
”Casi todos los que he visto han tenido síntomas realmente leves”, dijo Eiting de sus pacientes de atención urgente, y agregó: “La única forma en que sabíamos que era Covid era porque casualmente les estábamos haciendo testeos”.
La doctora Grace McComsey, vicedecana de investigación clínica y traslacional de la Case Western University, dijo que algunos pacientes han comentado que tenían “una sensación de quemazón como nunca habían tenido, ni siquiera con estreptococos en el pasado. “Luego, en cuanto se produce la congestión, parece que la garganta mejora”, dijo.
Junto con la congestión, según los médicos, algunos pacientes experimentan dolor de cabeza, fatiga, dolores musculares, fiebre, escalofríos o goteo post-nasal que puede provocar tos, aunque la tos no es un síntoma principal.
Dan Barouch, director del Centro de Virología e Investigación de Vacunas del Centro Médico Beth Israel Deaconess de Boston, atribuyó también los síntomas leves que están observando los médicos a la inmunidad de las vacunas y las infecciones previas.
”En general, la gravedad de Covid es mucho menor que hace un año y hace dos años. Eso no se debe a que las variantes sean menos robustas. Se debe a que las respuestas inmunitarias son mayores”, sostuvo Barouch. Los síntomas pueden aparecer de 2 a 14 días después de la exposición al virus.
En la Argentina, tras detectar síntomas, las personas que pueden acceder a los testeos en hospitales públicos son las que se consideran en grupos priorizados: mayores de 50 años, personas gestantes, personas con comorbilidades, como diabetes, obesidad grados 2-3, enfermedad cardiovascular, enfermedad renal crónica, enfermedad respiratoria crónica, y enfermedad hepática crónica.
También están dentro de los grupos priorizados las personas que viven con VIH, personas con discapacidad intelectual, portadores de enfermedades oncológicas u oncohematológicas, pacientes en pre o post-trasplante, portadores de enfermedades autoinmunes o en tratamiento inmunosupresor-inmunomodulador o biológico,personas con tuberculosis.
Además, deben testearse los trabajadores esenciales (trabajadores o residentes de instituciones de larga estadía, de servicios de salud o personal de seguridad) y los convivientes con personas de riesgo.
Uno de los motivos del aumento de casos de COVID sería el ingreso al país de un sublinaje del coronavirus que es más transmisible. Se llama popularmente Eris. Su nombre para la OMS es Ómicron EG.5. Otra de las razones por las cuales crecen los casos es porque muchas personas ya no tienen la protección de las vacunas porque no fueron a aplicarse los refuerzos.
Además de las vacunas, se debería tener en cuenta que el coronavirus se transmite principalmente por el aire. Si una persona está infectada (con o sin síntomas) puede transmitir el virus al exhalar, toser, estornudar, hablar, gritar o cantar. Por esto, es importante reducir el uso de los espacios cerrados o usar la ventilación cruzada y permanente.
“La ventilación es clave para evitar brotes o eventos de supercontagio en lugares cerrados donde muchas personas comparten el aire”, subrayó a Infobae la científica Andrea Pineda Rojas, investigadora del Centro de Investigaciones del Mar y la Atmósfera, que depende del Conicet y la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad de Buenos Aires, y una de las organizadoras de la campaña Ventilar del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación de Argentina.