La modelo y conductora Silvina Luna, quien murió hoy tras permanecer internada en el Hospital Italiano de Buenos Aires durante los últimos dos meses y medio, inició su periplo por el deterioro de su salud hace 12 años. Fue en 2011 cuando el médico Aníbal Lotocki le practicó una intervención estética que derivó en un cuadro de hipercalcemia e insuficiencia renal, al que se le fueron sumando una serie de factores e infecciones que no logró superar.
Luna, de 43 años, padecía como cuadro de base una insuficiencia renal crónica causada por una intoxicación con polimetil metacrilato, una sustancia sintética que se usa como relleno inyectable en cirugías estéticas, pero que puede provocar graves complicaciones si se introduce en el torrente sanguíneo. En el caso de la modelo le fue inyectado en los glúteos y muslos por Lotocki. Por su caso y el de Stefy Xipolitakis, Gabriela Trenchi y Pamela Sosa, quienes iniciaron las acciones legales en conjunto, el médico fue condenado a 4 años de prisión y 5 años de inhabilitación para ejercer la profesión por el delito de mala praxis.
Por la insuficiencia renal crónica, que implica que los riñones no pueden hacer el filtrado propio de su función, debió someterse a diálisis. En su momento, fue sumada a la lista de espera para un trasplante, aunque el debilitamiento de su estado alejó cada vez más esa posibilidad, que hubiese sido la única solución definitiva para su enfermedad.
El trasplante se postergó debido a que Luna contrajo, primero una infección bacteriana mientras permanecía en su casa y se sometía a diálisis. Luego, ya ingresada en el centro de salud, otra infección propia de los entornos hospitalarios. Finalmente, se sumó el COVID-19, que se le detectó también dentro del hospital. Estas situaciones aumentan el riego de los pacientes de complicaciones y rechazo del órgano por eso no era posible avanzar en ese sentido.
Durante buena parte de los casi tres meses de internación, la modelo estuvo asistida por un respirador y sedada, en terapia intensiva, una situación en la que permaneció y salió de manera alternativa, en el marco de la lucha que libró por seguir con vida.
1- La intervención estética que derivó en la enfermedad
Luna tenía 30 años cuando en 2011 se sometió a una operación quirúrgica en la que el médico Lotocki le inyectó polímeros plásticos (polimetilmetacrilato, conocido como PMMA) en forma de microesferas en glúteos y muslos.
En una entrevista en 2014, Lotocki se refirió al tratamiento que le realizó a la modelo y dijo: “Le hicimos una pequeña extracción de grasa de la cintura y esa grasa fue la que utilizamos para hacer un rellenito mezclado con un poquito de Metil Metacrilato, que fue lo que se le puso a Silvina Luna”.
Por su parte, en un reportaje con María Laura Santillán para Infobae, en abril último, pocas semanas antes de su internación, Silvina Luna reveló: “En su momento (Lotocki) me lo planteó como algo inofensivo. Como algo que no tenía consecuencias. Me mostró todo el tratamiento. Y compré”.
La modelo, al detallar los motivos que la impulsaron a recurrir a una intervención estética, aclaró: “Tuve muchas presiones. Y muy pocas herramientas también... Hacíamos teatro de revista y el cuerpo hegemónico era todo. Se usaban las tetas grandes y el culo acá arriba. Y yo me dejé llevar por eso, por buscar una seguridad en el exterior y querer cumplir con ese estereotipo. Eso me llevó a esa operación”. Luna contó que, por entonces, había engordado unos kilos en un viaje. “Psicológicamente todo eso te afecta si vos no tenés una herramienta, trabajás interiormente y estás segura de vos misma. Más siendo chica, todo eso te repercute. Recién después de lo que me pasó yo pude empezar un camino y aprender un montón de cosas”.
2- La enfermedad renal
Unos meses después del procedimiento estético, Luna se enteró de que esa intervención estaba afectando su salud: “Al año me hice un estudio de laboratorio y salió que tenía ahí algunos desajustes. Empezaron a investigar y lo asociaron con esto”, dijo en su momento.
“Cada tanto necesito internarme, mis niveles de calcio suben y mis riñones no funcionan bien. Requiero más corticoides, medicina que vengo tomando de forma crónica hace años. Y hoy estoy buscando otras drogas que puedan reemplazarlo”, explicó.
De esta forma, las secuelas de la intervención estética ya estaban dando fuertes señales: derivaron en un cuadro de hipercalcemia e insuficiencia renal. Este fue un cuadro crónico que, desde entonces, le demandó exámenes de laboratorios semanales y la sumió en una intensa búsqueda consultando a diferentes médicos para adoptar el tratamiento certero. Tuvo que someterse a diálisis tres veces por semana, cuatro horas cada día y esperar una donación y trasplante de riñón.
El doctor Miguel Discépolo, nefrólogo, trasplantólogo y miembro de la Confederación de Asociaciones de Diálisis de la República Argentina (Cadra), afirmó en junio pasado a Infobae que la hipercalcemia produce depósitos de calcio en el riñón y un daño renal grave, y la densidad del calcio acumulado genera piedras que entorpecen la función del órgano.
El 24 de julio de 2014, la modelo fue ingresada en el Hospital Italiano. A través de varios análisis, su entonces médico, Diego Lowenstein, pudo determinar una aumento de calcio en la sangre, lo que llevó a cálculos renales. También, le detectó varios granulomas en el proceso. Luna había empezado a tener molestias intensas cuando fue a ver a Lowenstein por una serie de dolores. El parte médico del Italiano tras el alta reflejó esta problemática: “insuficiencia renal”, “hipercalcemia” y “litiasis ureteral bilateral” fueron los términos empleados.
Por varios casos de pacientes con problemas por la aplicación de estos rellenos, el ex presidente de Médicos Cirujanos en Lima, Perú, el doctor Walter Navarro, indicó a Infobae que “el metacrilato y otras siliconas son sustancias que son complicadas de retirar. En el caso del metacrilato, hay problemas cuando se coloca en cantidades importantes puede generar hasta insuficiencia renal crónica porque puede migrar hasta el pulmón, taparlo, causar embolia y la persona puede morir”. Los tejidos absorben estas sustancias, por lo que es casi imposible retirarlo del organismo en su totalidad, causando deformidades en las zonas donde han sido aplicadas, agregó el experto.
Según expertos de la prestigiosa Clínica Mayo, la hipercalcemia es una enfermedad en la que el nivel de calcio en la sangre está por encima del normal. Demasiado calcio en la sangre puede debilitar los huesos, formar cálculos renales e interferir en el funcionamiento del corazón y el cerebro. La hipercalcemia suele ser el resultado de la hiperactividad de las glándulas paratiroides. Estas cuatro glándulas pequeñas están situadas en el cuello, cerca de la glándula tiroides.
Y según los mismos expertos, la insuficiencia renal aguda ocurre cuando los riñones pierden de repente la capacidad de filtrar los desechos de la sangre, lo que genera la acumulación en niveles nocivos, y puede desequilibrarse la composición química de la sangre. La insuficiencia renal aguda, también llamada lesión renal aguda, se desarrolla en general en unos pocos días.
3- La bacteria que impedía el trasplante
“Estoy atravesando un momento muy crítico de mi vida”. Con esta definición Silvina Luna se refirió a su salud durante una entrevista, el 17 de mayo pasado, al programa LAM. La modelo se mostró angustiada por su situación y relató que todavía no podía hacerse el trasplante de riñón que necesitaba para vivir porque desde hacía un año tiene una bacteria en la sangre, mientras tanto se encontraba realizando diálisis y un tratamiento. “Hay momentos de aceptación y momentos que me despierto y digo ‘estoy viviendo una pesadilla’. Pero estoy acá, firme, de pie, siempre fui una persona de salir adelante. Siempre tengo recaídas. Son más los momentos buenos que busco en el día a día, buscar momentos de alegría, eso me hace muy bien”, aseguró.
4- La última internación
Luna fue internada por última vez el 13 de junio pasado. Desde entonces su estado pasó de la extrema gravedad a mostrar algunas mejoría y nuevamente a complicarse.
El primer parte médico dado a conocer por el Hospital Italiano había indicado: “La paciente ingresó el 13 de junio de 2023 al servicio de terapia intensiva de este hospital por un cuadro de encefalopatía de origen multicausal con necesidad de soporte ventilatorio. Actualmente se encuentra respirando por sus propios medios con signos vitales estables. Su pronóstico es reservado”.
En buena parte de esta última etapa de su vida debió recibir asistencia respiratoria mecánica, aunque por momentos lograba ventilarse por sus propios medios. Por ejemplo, uno de los partes médicos había indicado: “La paciente Silvina Luna reingresó al servicio de terapia intensiva de este hospital el 10 de agosto de 2023, por un cuadro de encefalopatía de origen multicausal. Actualmente, se encuentra respirando por sus propios medios, con rehabilitación kinesiológica, nutricional y psicológica. Su cuadro general presenta mejoría”.
No pasaron muchos días hasta que sus allegados, como el abogado Fernando Burlando, advirtieron que estaba “luchando por su vida”. “Silvina está realmente luchando por su vida, por su recuperación. Está siendo una lucha incansable. Y estas cosas hacen que no se sepa qué puede pasar”, dijo Burlando ayer.
5-La bacteria intrahospitalaria
En el marco del cuadro de insuficiencia renal y encefalopatía que la mantenía en grave estado en el Hospital Italiano, a Luna se le detectó una infección bacteriana que presuntamente se trató de la bacteria conocida como KPC (Klebsiella Pneumoniae Carbapenemasa), según trascendió a la prensa el 29 de junio pasado.
Es una bacteria que suele vivir en la boca, la nariz y el aparato digestivo de los humanos, pero también puede infectar a animales. La Klebsiella afecta en especial a personas enfermas que reciben tratamiento para otras afecciones en hospitales. Quienes están sanos generalmente no contraen infecciones por este patógeno. Esta es una característica habitual en las infecciones contraídas por los enfermos internados.
La comunidad médica y la propia OMS vienen advirtiendo sobre los patógenos intrahospitalarios, ya que produce lo que se conoce como resistencia antimicrobiana (RAM), es decir que son aquellos difíciles de combatir con los fármacos existentes. De hecho, Luna debió recibir una batería de antibióticos que, típico en estos casos, que le generaban fuertes dolores abdominales. Además, en los últimos días se había informado que Luna había contraído COVID-19, algo que nunca fue confirmado por sus médicos o su familia.
Así, tras 12 años de lucha, esta sucesión de avatares en su salud le resultaron insuperables.
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