La esquizofrenia es una enfermedad mental grave que afecta la forma en que una persona piensa, siente y se comporta. Afecta a 24 millones de personas a nivel global, es decir, a 1 de cada 300 personas en el mundo padecen esta enfermedad, según la Organización Mundial de la Salud.
El estigma asociado a esta patología es motivo de exclusión social y discriminación generalizada en algunos ámbitos de la vida cotidiana. Por este motivo, existen dos jornadas declaradas Día Internacional de la Esquizofrenia, el 24 de mayo, elegida por la OMS, y el 16 de agosto, que impulsan organizaciones de familiares de personas con esta afección psicológica, con el objetivo de generar conciencia contra la estigmatización y promover avances y nuevas técnicas en la detección y el tratamiento de este trastorno.
Según expresó a Infobae en una nota reciente el médico psiquiatra e investigador Mariano Álvarez Caches, director médico del Centro Seres-RH Cognitivo, “es una de las enfermedades que más comprometen lo que una persona es como ser humano. Las afecta en su forma de sentir y de expresar sentimientos, la manera en que comprendemos y expresamos nuestros pensamientos y también en cómo podemos pedir o intercambiar con los demás”.
El psiquiatra Pedro Rafael Gargoloff (MP 14.372), asesor profesional de la Asociación de Ayuda de Familiares de Personas que padecen Esquizofrenia (AAFE) y coordinador de la mesa de trabajo de Salud Mental de la Secretaria Relaciones Institucionales de Universidad Nacional de La Plata (UNLP), dijo que el total de personas afectadas de esquizofrenia se ubicaría en Argentina en el rango de 300.000 a 500.000.
Cómo se manifiesta la esquizofrenia
El especialista explicó que los síntomas de la esquizofrenia tienen tres grandes universos: “El primer gran universo es el de los síntomas positivos, que por ser los más llamativos, son los primeros que aparecen y están vinculados con lo que se conoce como brote, son los que primero se tratan: las alucinaciones auditivas (es decir, la persona oye voces que los demás no pueden escuchar), las ideas delirantes y los comportamientos de excitación psicomotriz”, describió.
“Los síntomas negativos son los síntomas relacionados a la pérdida de la voluntad, la pérdida de propósito de vida —continuó—. Hacen que las personas que ya salieron de su cuadro agudo permanezcan tiradas en la cama, no puedan hacer nada por sí mismas, que haya que estimularlas todo el tiempo para que, incluso, colaboren en circunstancias de la casa. Estos síntomas tuvieron un gran avance en el tratamiento a partir de los finales del siglo XX con la aparición de los antipsicóticos atípicos que modificaron un poco esta cuestión de la voluntad”.
En ese sentido, Álvarez Caches sostuvo que “lo que quedó pendiente de tratamiento fue el tercer gran universo de la enfermedad de las esquizofrenias, que es todo lo que tiene que ver con la afección de cómo piensan y cómo sienten las personas, entendiendo los sentimientos como pensamientos complejos”.
“Ese deterioro cognitivo es el que finalmente hace que el paciente esquizofrénico siga necesitando de los otros, no pueda desarrollar una vida independiente ”, enfatizó el médico.
El Instituto Nacional de Salud Mental de Estados Unidos (NIMH por sus siglas en inglés), afirmó que por lo general, las personas con esquizofrenia se diagnostican entre los 16 y los 30 años, después de un primer episodio de psicosis. “Comenzar el tratamiento lo antes posible después de este primer episodio es un paso importante hacia la recuperación”, recomendaron.
El NIMH describió las tres categorías principales de los síntomas de la esquizofrenia:
1-Síntomas psicóticos: incluyen cambios en la forma en que una persona piensa, actúa y percibe el mundo. Las personas con síntomas psicóticos pueden perder el sentido compartido de la realidad con los demás y ver el mundo de una manera distorsionada. Para algunas personas, estos síntomas aparecen y desaparecen. Para otras, los síntomas se estabilizan con el tiempo.
Los síntomas psicóticos incluyen:
Alucinaciones: cuando una persona ve, oye, huele, saborea o siente cosas que no son reales. Muchas personas que tienen este trastorno oyen voces.
Delirios: cuando una persona tiene creencias fuertes que no son ciertas y pueden parecer irracionales a los demás. Por ejemplo, las personas que experimentan delirios pueden creer que aquellos que salen en la radio y la televisión están enviando mensajes especiales que requieren una determinada respuesta, o pueden creer que están en peligro o que otros están tratando de lastimarlos.
Trastorno del pensamiento: la persona afectada tiene formas de pensar inusuales o ilógicas. Puede tener problemas para organizar sus ideas y el habla. A veces, deja de hablar en medio de un pensamiento, pasa de un tema a otro o inventa palabras sin sentido.
Trastornos del movimiento: la persona presenta movimientos corporales anormales.
2- Síntomas negativos: incluyen la pérdida de motivación, de interés o del disfrute de las actividades diarias, así como alejamiento de la vida social, dificultad para mostrar emociones y problemas para funcionar normalmente.
3-Síntomas cognitivos: incluyen problemas de atención, concentración y memoria. Estos pueden dificultar el seguimiento de una conversación, aprender cosas nuevas o recordar citas.
La mayoría de las personas con esquizofrenia no son violentas, según el NIMH: “En general, estas personas tienen más probabilidad de que otros les hagan daño que las que no tienen la enfermedad. Para las personas con esquizofrenia, el riesgo de hacerse daño o de violencia hacia los demás es mayor cuando la enfermedad no se trata”.
Causas y tratamiento
Según la OMS, en las investigaciones no se ha distinguido una causa única de la esquizofrenia. Se considera que la esquizofrenia puede estar provocada por la interacción entre la dotación genética y una serie de factores ambientales. Los factores psicosociales también pueden desencadenar el curso de la esquizofrenia. El consumo excesivo de cannabis se asocia con un riesgo elevado de padecer el trastorno.
Investigadores e investigadoras del Institut d’Investigació Sanitària Pere Virgili (IISPV), el Hospital Universitari Institut Pere Mata y la Universitat Rovira i Virgili (URV), con la colaboración del CIBER en Salud Mental (CIBERSAM), han llevado a cabo un estudio que muestra por primera vez que la base genética de una persona juega un papel importante en la aparición de los primeros síntomas de la esquizofrenia.
Este hallazgo es crucial para el abordaje de la esquizofrenia ya que si se puede predecir a que edad comenzarán a aparecer los primeros síntomas, se podrá incidir en ellos antes de que se manifiesten y así mejorar la calidad de vida del paciente.
La esquizofrenia requiere tratamiento de por vida, incluso si los síntomas desaparecen. El tratamiento con medicamentos y terapia psicosocial puede ayudar a controlar la enfermedad. En algunos casos, puede ser necesaria una internación.
Según el NIMH, los medicamentos antipsicóticos pueden ayudar a que los síntomas psicóticos sean menos intensos y menos frecuentes. “Por lo general, estos medicamentos se toman todos los días en forma de pastilla o líquido. Algunos medicamentos antipsicóticos se administran mediante inyecciones una o dos veces al mes.
Si los síntomas de una persona no mejoran con los medicamentos antipsicóticos habituales, se le puede recetar clozapina. Las personas que toman clozapina deben someterse a análisis de sangre periódicos para detectar un efecto secundario potencialmente peligroso que ocurre en entre el 1% y el 2% de los pacientes”, expresó el organismo.
Una vez que la psicosis retrocede, además de continuar con los medicamentos, las intervenciones psicológicas y sociales (psicosociales) son importantes. Estas pueden incluir: psicoterapia, capacitación en habilidades sociales, terapia familiar, rehabilitación vocacional y apoyo para conseguir trabajo.
Seguir leyendo: