Los síntomas respecto de los ciclos circadianos se han observado durante mucho tiempo en la enfermedad de Alzheimer y, a menudo, aparecen antes que los síntomas cognitivos, pero los mecanismos subyacentes a estas alteraciones eran poco conocidos. Ahora, una nueva investigación sobre el Alzheimer del área de salud de la Universidad de Virginia, UVA Health, sugiere que una mayor sensibilidad a la luz al “atardecer” (el empeoramiento de los síntomas al final del día) y estimular las interrupciones del sueño, se cree que contribuyen a la progresión de la enfermedad.
Los investigadores han publicado sus hallazgos en la revista científica Frontiers in Aging Neuroscience.
Los nuevos conocimientos sobre las interrupciones del reloj biológico que se observan en la enfermedad de Alzheimer podrían tener un potencial importante tanto para el desarrollo de tratamientos como para el control de los síntomas, dicen los investigadores en su análisis. Por ejemplo, los cuidadores a menudo luchan con los patrones de sueño erráticos causados por los ritmos circadianos alterados de los pacientes de Alzheimer, como se conoce el ciclo diario natural del cuerpo. La nueva investigación sugiere que la terapia de luz podría ser una herramienta eficaz para ayudar a controlar ese proceso.
Además, comprender mejor los efectos del Alzheimer en el reloj biológico podría tener implicaciones para prevenir la enfermedad. La mala calidad del sueño en la edad adulta es un factor de riesgo para la enfermedad de Alzheimer, ya que nuestros cerebros, en reposo, se limpian naturalmente de las proteínas beta amiloides que se cree que forman ovillos dañinos en esta patología.
“Las interrupciones circadianas se han reconocido en la enfermedad de Alzheimer durante mucho tiempo, pero nunca hemos entendido muy bien qué las causa - dijo el investigador Thaddeus Weigel, un estudiante graduado que trabaja con Heather Ferris, de la Universidad de la División de Endocrinología y Metabolismo de la Escuela de Medicina de Virginia-. Esta investigación apunta a los cambios en la sensibilidad a la luz como una posible explicación nueva e interesante para algunos de esos síntomas circadianos”.
Poner luz a la dolencia
El Alzheimer es la forma más común de demencia y afecta a 50 millones de personas en todo el mundo. Su sello distintivo es la pérdida progresiva de la memoria, hasta el punto de que los pacientes pueden olvidarse de sus propios seres queridos. Pero puede haber muchos otros síntomas, como inquietud, agresividad, falta de juicio y búsqueda interminable. Estos síntomas a menudo empeoran por la tarde y por la noche.
Ferris y sus colaboradores utilizaron un modelo de ratón de la enfermedad de Alzheimer para comprender mejor lo que sucede con el reloj biológico bajo este padecimiento.
Básicamente, sometieron a los ratones a jet lag al alterar su exposición a la luz, y luego examinaron cómo esto afectó su comportamiento. Los animales con la patología reaccionaron de manera muy diferente a los normales. Los ratones con Alzheimer, encontraron los científicos, se adaptaron a un cambio de seis horas significativamente más rápido que los ratones de control. Esto, sospechan los científicos, es el resultado de una mayor sensibilidad a los cambios de luz.
Si bien nuestros relojes biológicos normalmente toman señales de la luz, este ajuste ocurre gradualmente, por lo tanto, el desfase horario cuando viajamos grandes distancias requiere tiempo para que nuestros cuerpos puedan adaptarse.
Pero para los ratones con Alzheimer, este cambio ocurrió anormalmente rápido. Inicialmente, los investigadores pensaron que esto podría deberse a la inflamación en el cerebro, una reacción llamada neuroinflamación. Así que observaron células inmunitarias llamadas microglía que se han convertido en objetivos prometedores en los esfuerzos científicos por desarrollar mejores tratamientos frente a este tipo de demencia. Pero los científicos finalmente descartaron esta hipótesis y determinaron que la microglía no marcaba una diferencia en la rapidez con que se adaptaban los ratones. Aunque aclararon en el estudio “eso no quiere decir que apuntar a la microglía no sea beneficioso por otras razones”.
En particular, los científicos de la UVA también descartaron otro posible culpable: la tau mutante, una proteína anormal que forma marañas en el cerebro del Alzheimer. La presencia de estos enredos tampoco marcó una diferencia en cómo se adaptaron los ratones.
Los resultados de los investigadores finalmente sugieren que la retina tiene un papel importante en el aumento de la sensibilidad a la luz en el Alzheimer, y eso brinda a los investigadores una vía prometedora a seguir mientras trabajan para desarrollar nuevas formas de tratar, controlar y prevenir la enfermedad.
“Estos datos sugieren que controlar el tipo de luz y su momento podría ser clave para reducir las alteraciones circadianas en la enfermedad de Alzheimer -aportó Ferris a modo de conclusión-. Esperamos que esta investigación nos ayude a desarrollar terapias de luz que las personas puedan usar para reducir la progresión de la patología”.
El equipo de investigación estuvo conformado, además, por Weigel, Cherry L. Guo y Ali D. Güler.
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