Cuál es el papel de las emociones y la psicología en el voto

Los factores que inciden en el comportamiento de los votantes son complejos y difíciles de predecir. Cómo influyen los sentimientos negativos y positivos que pugnan con la razón para la elección. El papel de los medios, las redes sociales y la pertenencia grupal

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“En este contexto de incertidumbre y emocionalidad, en el caso de un proceso eleccionario, es posible que estemos más inclinados a votar por un candidato que se dirija más a nuestras emociones que a nuestros aspectos racionales”, dijo De Rosa Alabaster
“En este contexto de incertidumbre y emocionalidad, en el caso de un proceso eleccionario, es posible que estemos más inclinados a votar por un candidato que se dirija más a nuestras emociones que a nuestros aspectos racionales”, dijo De Rosa Alabaster

Este domingo comienza con las PASO, una etapa decisiva que tendrá su secuencia y quizás culminación en octubre con las elecciones generales. Esto se da en el contexto de una sociedad actual, particularmente en nuestro país, donde nuestro psiquismo, nuestras emociones, han sido puestos a prueba infinidad de veces a lo largo de los años y, claramente, las secuelas de estos pasajes traumáticos que transitamos, inciden en nuestro voto. Es en ese estado que vamos a votar y quizás valga la pena considerarlas, para poder entender su influencia en la toma de decisiones trascendente que implica nuestro voto.

Votar es una toma de decisión compleja con consecuencias que a veces banalizamos. Este proceso se ve influenciado por una variedad de factores, entre ellos nuestras emociones, nuestra estructura psíquica y manera de comprender el mundo que nos rodea, así como la forma en la que procesamos la información que recibimos del mismo. Estos factores emocionales y psicológicos, que influyen en todos los países del mundo en el comportamiento de los votantes, pueden ser aún más pronunciados en regiones que se encuentran en una crisis política, social y económica profunda y prolongada.

Los factores que influyen en el comportamiento de los votantes en una crisis son complejos y pueden ser difíciles de definir de manera precisa sin caer en generalidades y aún son más arduos para predecir. A pesar de esto, es importante entender el rol de los factores emocionales y psicológicos que están en juego, para comprender mejor por qué votamos de la manera que lo hacemos, qué factores inciden aunque no sean evidentes para nosotros y así tomar decisiones más informadas sobre nuestros propios votos.

"En los periodos de crisis, a menudo, experimentamos un espectro de emociones negativas, como miedo, ira y tristeza", dijo De Rosa Alabaster
"En los periodos de crisis, a menudo, experimentamos un espectro de emociones negativas, como miedo, ira y tristeza", dijo De Rosa Alabaster

Los factores psicológicos que influyen en el comportamiento de los votantes pueden ser tanto racionales como emocionales. Los factores racionales incluyen temas como las propuestas o posicionamientos de los candidatos (en caso de que lo hayan hecho de manera convincente y uniforme, lo cual ya será un dato en sí mismo) sobre los diferentes temas de campaña, su viabilidad, la intencionalidad, las consecuencias y la factibilidad de las mismas. También en la evaluación racional, cuentan sus calificaciones profesionales o para la función específica, pero en particular más su experiencia.

Por otro lado, los factores emocionales incluyen aspectos como el carisma de los candidatos, su capacidad para conectarse con los votantes a nivel emocional, la modalidad en la que establecen ese contacto, si su estilo es ligado a la confrontación o por el contrario es de unión, y en relación a este estilo la identificación emocional, las experiencias y creencias personales de cada uno los votantes respecto a estos aspectos más personales.

Los factores emocionales suelen incidir más en el comportamiento de los votantes que los factores racionales, más aún en tiempos de crisis, y se explican entendiendo nuestras emociones básicas. Si bien hay varios modelos para clasificar las emociones básicas, algunos muy complejos, las dos usadas más frecuentemente las sitúan entre 6 y 8 tipos de emociones básicas.

El enojo suele llevar a decisiones de voto impulsivas inclusive en la idea de abstenerse, de “no querer saber nada con nada/con nadie” (iStock)
El enojo suele llevar a decisiones de voto impulsivas inclusive en la idea de abstenerse, de “no querer saber nada con nada/con nadie” (iStock)

Las emociones fundamentales

Según Paul Ekman (popularizado por la serie Lie to me) son las siguientes:

1. Miedo

2. Ira

3. Tristeza

4. Alegría

5. Asco

6. Sorpresa

El psicólogo Robert Plutchik crea la “rueda de las emociones” en la que agrega dos más a las fundamentales o básicas, así como 8 más llamándolas emociones avanzadas.

7. Amor

8. Anticipación

En los periodos de crisis, a menudo, experimentamos un espectro de emociones negativas, como miedo, ira y tristeza. Estas dificultan nuestra capacidad para pensar racionalmente. En este contexto de incertidumbre y emocionalidad, en el caso de un proceso eleccionario, es posible que estemos más inclinados a votar por un candidato que se dirija más a nuestras emociones que a nuestros aspectos racionales. Esto no difiere de nuestro comportamiento habitual, pero se ve incrementado por el contexto de crisis y especialmente por las expectativas referente a temas que son instalados o existen de hecho, como la inseguridad, la economía etc.

"Cuando vemos temas de violencia que nos conmocionan fuertemente, algunos votantes pueden ser más propensos a apoyar a un candidato que prometa seguridad", dijo De Rosa Alabaster
"Cuando vemos temas de violencia que nos conmocionan fuertemente, algunos votantes pueden ser más propensos a apoyar a un candidato que prometa seguridad", dijo De Rosa Alabaster

En cuanto a las emociones, el miedo es la emoción más poderosa y estos procesos eleccionarios no escapan a esta regla. Por ejemplo, en momentos en que ocurren y se difunden diferentes temas de violencia (urbana, interpersonal etc.) que nos conmocionan fuertemente, algunos votantes pueden abstraer ese aspecto y ser más propensos a apoyar a un candidato que prometa tomar una postura firme en materia de seguridad, independientemente de que no la realice aun ocupando un cargo similar al que postula, o porque su propuesta sea en lo concreto de difícil aplicación, pero la promesa de seguridad puede ser suficiente para impactar en los votantes. Emocional y racionalmente es lo que deseamos, pero la retórica busca nuestras emociones, que nublan la evaluación de los aspectos precedentes.

En paralelo, quienes son más sensibles a la inestabilidad económica, o directamente padecen la pobreza concreta, pueden ser más propensos a apoyar a un candidato que prometa revertir esa situación. Aquí se aplica la misma paradoja anterior que vamos a ver en muchos casos, es decir expresan intenciones, independientemente de que ya las hubieran podido o puedan hacer en la actualidad, o que la propuesta sea muy prometedora pero no se entienda bien cómo se puede llegar a ese punto.

Por ejemplo, proponer aumentar el sueldo citando cifras que triplican al de un sector específico (docentes, sanidad, seguridad etc.), diciendo que este debe ser revalorizado, es objetivamente cierto o justo, pero no es claro cómo podría ser llevado a cabo, o porque ya estando en la gestión no lo llevaron a cabo. La intención busca hacer sentir a ese sector que es valorado, más allá de que la confrontación con la realidad deje en evidencia lo falso de la promesa.

La lealtad a un grupo es habitual en la votación  y, en muchos casos, es la persistencia de códigos grupales (Imagen ilustrativa Infobae)
La lealtad a un grupo es habitual en la votación y, en muchos casos, es la persistencia de códigos grupales (Imagen ilustrativa Infobae)

En cuanto a la “bronca”, estamos todos enojados por diversas cuestiones, ese es un estado palpable diariamente en nuestra sociedad. Si bien somos sociedades de individuos con ansiedad, la ira parece ser la marca emocional actual junto al miedo del cual proviene. Estamos enojados por la economía, los políticos y su desconexión de la sociedad, la inseguridad, y una lista interminable en la cual hay muchos aspectos comunes y otros específicos a cada uno. Un candidato, que proponga “el cambio”, es esperanzador.

A nivel mundial se habla de un reseteo o propuestas de renta básica universal, es la promesa de un mundo feliz. Todos queremos un mundo mejor, y todos nos propondrán esto. Los ejemplos los vemos en cada elección pero con la frustración consecuente de ese cambio que no llega. Ese enojo suele llevar a decisiones de voto impulsivas inclusive en la idea de abstenerse, de “no querer saber nada con nada/con nadie”.

En este contexto aparecen las ofertas de candidatos que su atractivo paradójico pero congruente con el enunciado previo, es que no están calificados o que no tienen un plan realista, pero que de alguna manera aparentan estar tan molestos y enojados como nosotros. Allí la identificación es un arma de propaganda muy buscada, ya que toda la propuesta es la identificación emocional pura, básica, con ese enojo.

La tristeza está emparentada con el enojo pero en una modalidad de desesperanza, quizás hasta de indefensión aprendida que tanto estudió Seligman en la depresión. Esa tristeza, inclusive depresión quizás puede llevar a comportamientos que implícitamente sean autolesivos, o autodestructivos como votar a un candidato que proponga un cambio irreal o hasta extremo, como puede ser en algunos casos los líderes carismáticos que prometan restaurar el país a una antigua gloria, incluso sin que el plan sea siquiera factible (aislarse del mundo, vivir con lo propio, volver a culturas ancestrales etc.).

"La tristeza está emparentada con el enojo pero en una modalidad de desesperanza, quizás hasta de indefensión aprendida", explicó De Rosa Alabaster  (Getty)
"La tristeza está emparentada con el enojo pero en una modalidad de desesperanza, quizás hasta de indefensión aprendida", explicó De Rosa Alabaster (Getty)

Las emociones positivas

Además de las emociones negativas, aun en épocas de crisis las emociones positivas son movilizadoras, una de ellas es la esperanza, aquella última que quedó en el ánfora de Pandora. En muchos casos esta surge al identificarse con aspectos proyectados positivos, por ejemplo, en un candidato que pueden encontrar “esperanzador”, de hecho es una palabra de uso frecuente en campaña. Los asesores de imágenes buscan en el baúl de hábitos vestir a su candidato en algunos casos con atavíos psicológicos de líder positivo. A veces, este líder positivo puede estar imbuido de cualidades casi mágicas en las cuales podrá cambiar, por su “positividad-honestidad-incorruptibilidad etc.”, todo de la noche a la mañana. Varias elecciones se han ganado en el mundo con ese perfil y varias frustraciones han venido al caer en el mundo de la realidad habitualmente tan terca.

La identificación por pertenencia es extremadamente usada. Lamentablemente, es el instrumento predilecto de los intentos populistas (exitosos en muchos casos), en los cuales los candidatos buscan ser uno más con clases a las cuales considera cada sociedad como populares. Al mismo tiempo, le muestran en esa identificación como podrían ser en caso de integrase a su sector, como ellos y lograr el ascenso social y económico que ellos mismos representan. Este instrumento no es exclusivo de ciertos grupos políticos, sino el habitual en movimientos sectarios de todo tipo. “Yo era como ustedes y ahora miren como estoy, solo falta seguir mi método o mi camino”. A esa identificación negativa que busca captar mediante el engaño de alguna manera, se le contrapone una positiva en la cual la comunión es real y sincera, y la búsqueda es equivalente. Quizás un ejemplo en el mundo haya sido el caso de Nelson Mandela y la modificación que logró en la sociedad de Sudáfrica.

La lealtad a un grupo es habitual y, en muchos casos, es la persistencia de códigos grupales. El “mi familia siempre fue...”, trasladada de una manera positiva pero emocional que no se plantea sino que ejecuta un acto de fe, o simplemente reivindica ser parte de algo a lo que se pertenece y el aspecto moral es sostener esa pertenencia.

Semejante a la anterior pero más que con un partido o líder, es con una idea. Se trata de la convicción. Por ejemplo, defender a lo nacional, alguna reivindicación histórica o alguna bandera social específica. Es apoyar a aquel candidato que asegure sostener una creencia que considero fundamental, sin tomar en cuenta la totalidad de su plataforma ya que evaluamos que si sostiene ese ideario, ya es determinante.

Los factores psicológicos que influyen en el comportamiento de los votantes pueden ser tanto racionales como emocionales
Los factores psicológicos que influyen en el comportamiento de los votantes pueden ser tanto racionales como emocionales

Aspectos racionales en la toma de decisiones

Lo anterior puede hacer pensar que solo esos factores emocionales o inclusive alguno de ellos aislado es el que intervendrá, sin embargo, los votantes incluyen elementos racionales en un cierto porcentaje en la toma de decisiones en un proceso electoral.

Es decir, también consideran las posiciones de los candidatos sobre temas específicos e intentan saber si son veraces en sus propuestas, así como sus antecedentes o calificaciones para el cargo que se postulan. Es frecuente, aun usando todo un arsenal de estrategias emocionales, que un candidato que no tiene antecedentes demostrables, que no ha tenido alguna gestión previa comprobable, o quiera extrapolar éxitos de otras áreas ajenas a la política, no tenga éxito. En psicología esto se conoce como principio de Alexander y es intentar escalar escalones que superan a la propia competencia o a la que es percibida por el espectador.

Todos estos factores emocionales y racionales no son abstractos sino que son influidos comportamental y cognitivamente por los diferentes medios que vemos en las campañas, de manera directa y explícita como de manera indirecta, o aun subconsciente. Algunos son: los medios de comunicación, las campañas políticas, las redes sociales, las relaciones personales y de pertenencia grupal, la edad, el género, el nivel de educación y el nivel de ingresos.

Estos factores juegan un papel importante y son tomados en cuenta en las campañas para la formación de nuestras percepciones y, en particular, según los tiempos de evolución de las mismas entre sí. Sin duda, entre las PASO actuales y las elecciones veremos muchos cambios si nos detenemos a observar con cierta distancia.

"Quizás creamos que de nada sirve solo nuestro accionar individual, pero todos los grandes cambios comienzan por uno mismo, no esperando que provengan de afuera", recomendó De Rosa Alabaster
"Quizás creamos que de nada sirve solo nuestro accionar individual, pero todos los grandes cambios comienzan por uno mismo, no esperando que provengan de afuera", recomendó De Rosa Alabaster

En conclusión

Los factores emocionales y psicológicos son muy extensos y esto es solo la presentación de algunos y en particular los más básicos. Los compartimentos de nosotros como votantes son complejos y difíciles de predecir, la fiabilidad de muchas encuestas y la de algunos asesores de imagen, son prueba de ello.

Sin embargo, es importante entender que estos factores están en cada uno de nosotros. De la misma manera que en cualquier área de los comportamientos humanos, entender las diferentes motivaciones nos permiten obtener un mejor resultado, al menos en cuanto a nuestra convicción como ciudadanos al votar. Esto es aún más importante en épocas o en sociedades de crisis, ya que permiten que al menos en nuestra escala mínima hagamos una diferencia positiva.

Quizás creamos que de nada sirve solo nuestro accionar individual, pero todos los grandes cambios comienzan por uno mismo, no esperando que provengan de afuera.

* El doctor Enrique De Rosa Alabaster se especializa en temas de salud mental. Es médico psiquiatra, neurólogo, sexólogo y médico legista

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