“Ante la reciente ola de actores del sistema de salud que pone sobre la mesa la situación de destrato que reciben los profesionales y el funcionamiento ineficiente del sistema de salud en general”, aseguran desde el Colegio Argentino de Cardioangiólogos Intervencionistas (CACI), quienes además manifestaron su ”preocupación sobre la ineficiencia del sistema de salud en la asignación de recursos, la ausencia de la salud en la agenda de los decisores, la falta de preocupación por la calidad de la atención, las dificultades de acceso equitativo y la insuficiente remuneración de la práctica médica”.
Mediante un comunicado al que tuvo acceso Infobae, los expertos indicaron que, en “la 8ª Jornada CACI para auditores y financiadores, se hizo hincapié en la necesidad de defender el rol del profesional de la salud y mejorar el funcionamiento integral del sistema de salud”, por lo cual “se abordaron los principales desafíos que atraviesa en la actualidad el sistema de salud argentino, desde la perspectiva de esta disciplina”, siendo que “los cardioangiólogos intervencionistas son quienes llevan adelante los procedimientos cardiovasculares mínimamente invasivos por cateterismo, siendo la angioplastia coronaria la práctica más habitual”.
“Nos propusimos desarrollar este encuentro para intercambiar ideas y miradas diferentes, aunque complementarias, sobre cómo se encuentra nuestro sistema de salud, con una mirada de futuro y un espíritu absolutamente colaborativo, porque lo que más buscamos es garantizar que todas las personas accedan a una salud universal y equitativa”, sostuvo el doctor Martín Cisneros, presidente del CACI, tras el encuentro que contó la participación de “destacados referentes de la especialidad y autoridades de instituciones públicas y privadas”.
Cuáles son las cinco situaciones que perjudican a los pacientes argentinos en la actualidad, según el CACI
En el comunicado, los expertos advirtieron que existen 5 aspectos que no solo tienen un impacto negativo en los pacientes, sino que además le “restan jerarquía a los profesionales de la salud en Argentina”.
1. Falta de preocupación por la calidad
Si algo no debería resignarse en el ejercicio de la medicina es brindar una atención de la mayor calidad posible. Para ello, un camino es mejorar los procesos de auditoría, pudiendo recabar y analizar más datos de todo lo que sucede en la práctica médica. Puntualmente, en cardioangiología, poder medir información sobre la utilización de dispositivos y de equipamiento en general, los resultados de cada práctica, las tasas de mortalidad de cada uno de los centros, de rehospitalización a los 10 y 30 días, y los resultados que se obtienen con las distintas prácticas, entre muchos otros indicadores, son algunos de los datos que deberían recabarse y generar políticas concretas a partir de los resultados, pero es algo que solo se hace muy parcialmente en un número muy reducido de centros asistenciales, según detallaron los expertos en el escrito.
“Para ello, existen proyectos de acreditación obligatoria de instituciones y profesionales de la salud, debiendo respetar determinados recursos tecnológicos, capacidades y conocimientos del personal, que revalide sus títulos y se sistematicen procesos alineados con los consensos actuales de cada especialidad”, mencionaron desde el CACI, al tiempo que aclararon que ellos, como institución, “certifican profesionales y centros de hemodinamia a partir de un convenio con el Ministerio de Salud de la Nación, pero que, llamativamente, no es una práctica mandatoria para el ejercicio de la profesión”.
2. Dificultades en el acceso
“La medicina que se practica en cada país guarda relación con su situación económica”, afirmó uno de los asistentes a la jornada, según indicaron en el documento. Al tiempo que resaltaron que “está demostrado que, a mayor PBI, más inversión en infraestructura y más acceso a tecnologías de alta complejidad”.
En ese sentido, desde el CACI reconocieron que “es imposible desconocer determinantes sociales de la salud tales como que, según el Observatorio de la UCA, el 43% de nuestra población vive bajo la línea de pobreza o que, de acuerdo con datos oficiales del INDEC del segundo semestre de 2022, solo la mitad de los argentinos accede a la vez a agua corriente, desagües cloacales y gas de red”.
“Dicho esto, un sistema de salud que se presuma universal y equitativo, a partir de un reconocimiento de la salud como un derecho constitucional, si no garantiza el acceso de las personas, no sirve”, indicaron en el comunicado.
Sobre este punto, el doctor Rubén Kevorkian, miembro del CACI, señaló: “El acceso de un paciente al tratamiento indicado está lleno de obstáculos. El recorrido que hace desde el diagnóstico de su enfermedad coronaria hasta que regresa a su casa luego de la intervención, a grandes rasgos, incluye cuatro componentes: solicitud del médico para realizar determinada práctica, sugerencia del financiador, evaluación del auditor del financiador y, en el centro de todo, el paciente”.
En palabras de los expertos, de la Ley de Derechos del Paciente vigente se desprenden tres ejes: la responsabilidad del médico sobre los resultados de la intervención determinada, la ética propia de cada uno de ofrecer atención de calidad y la necesidad de autonomía clínica para elegir lo que se considera mejor para el paciente.
“Considerando que los recursos son finitos, para contribuir a garantizar que cada paciente pueda acceder a la práctica que necesita, es indispensable tomar decisiones médicas basadas en evidencia, alineadas con consensos internacionales y/o guías nacionales. También es necesario que exista conversación fluida de todo el equipo sanitario, que incluye al cardioangiólogo, al cardiólogo, al cirujano, al geriatra y al nefrólogo, entre otros, además del financiador y del paciente y su familia”, sostuvo la doctora Carla Agatiello, médica cardioangióloga, miembro del CACI.
Es por eso que los expertos resaltaron que “puede ser gráfico tomar el ejemplo del TAVI, el implante de válvula aórtica por cateterismo, una práctica moderna que es mínimamente invasiva y ofrece la misma eficacia que la cirugía a corazón abierto, aunque con mucho mejor postoperatorio y menos riesgo de muerte, de rehospitalización, de ACV, de hemorragias internas y de fibrilación auricular”.
“Las guías y consensos la reservan para personas en quienes la intervención tradicional, ‘a cielo abierto’, presentaría un riesgo moderado o elevado, y que su deterioro del estado de salud general impide recibir el tratamiento quirúrgico”, explicaron desde el CACI. Al tiempo que el doctor Diego Grinfeld, ex presidente de dicha sociedad científica agregó: “Debemos ser criteriosos para no indicar el TAVI en pacientes jóvenes o de bajo riesgo, sin una adecuada justificación, ni tampoco en quienes presentan un deterioro de su salud que no les permitirá beneficiarse de la intervención, y así hacerle un bien a ese paciente y contribuir a la sostenibilidad del sistema de salud”.
3. Escasa remuneración de los profesionales
“Sin ánimos de entrar en comparaciones con otras profesiones u oficios, es prácticamente ofensivo lo que se está pagando la consulta médica para alguien que dedicó más de una década a formarse y que tiene que tomar decisiones delicadas sobre la salud de otro ser humano”, se expresaron desde el CACI. Según señalaron, “en una publicación de la Cámara Argentina de Medicina Oftalmológica, en promedio, la consulta se cobra alrededor de 2 mil pesos (enero 2023), el equivalente a 5.5 dólares (paralelo), mientras que en Uruguay se paga el quíntuple (27.5 dólares en promedio)”.
Es por esto que afirmaron que “hay que recuperar el consultorio”. “Hoy es mucho más costosa una ecografía o resonancia magnética, que una consulta médica con una eminencia en alguna especialidad. Se sobreindican estudios porque los médicos no pueden destinar el tiempo adecuado para conversar y hacerles a sus pacientes el seguimiento que se merecen: reemplazar el mucho tiempo de un médico con el poco tiempo de muchos es ineficiente”, destacaron.
“Décadas atrás, uno se recibía de médico con la tranquilidad de que si se esforzaba iba a poder garantizarse una buena calidad de vida para su familia. Hoy la situación es muy diferente: hay un serio desgrane de estudiantes en primer y segundo año de la carrera porque la remuneración económica no guarda ningún tipo de relación con el esfuerzo que representa formarse”, sostuvo el doctor Alejandro Palacios, ex presidente del CACI y uno de los coordinadores de la jornada.
En ese tono, los expertos aseguraron que en 2023, se abrieron 5848 vacantes para residencias en las carreras de Medicina, Bioquímica y Enfermería de la UBA, para las cuales aplicaron solo 5028 argentinos, pero el cupo se completó con unos 2284 extranjeros que se inscribieron. “Si, a futuro, los extranjeros que completen las residencias deciden regresar a su país de origen, enfrentaremos un serio problema de escasez de especialistas, situación que ya se observa en muchos centros de atención alejados a los grandes centros urbanos o con determinadas especialidades médicas”, alertaron.
4. Ineficiencia del Sistema de Salud
“Más allá de la interminable discusión sobre la fragmentación y atomización de nuestro sistema de salud, que tiene alrededor de 290 obras sociales y 300 empresas de medicina prepaga, la clave estaría en que no se optimiza la asignación de recursos de manera de garantizar que todos puedan recibir la atención sanitaria que necesitan a lo largo y a lo ancho del país, de modo de que la población pueda alcanzar una mejor atención de su salud, a partir de la mejor ecuación posible de costo-beneficio”, indicaron desde CACI.
Es por este motivo que indicaron que, “si uno mira el índice de desarrollo humano, la expectativa de vida y la tasa de mortalidad infantil en nuestro país, ciertamente estos indicadores están atados al lugar en el que uno nace, dada la diferencia existente entre las distintas jurisdicciones de nuestro territorio nacional”.
“Un estudio latinoamericano demostró que la región generaría un ahorro de 220 millones de dólares al año si optimizara la manera en que invierte sus recursos en salud. El principal problema es a dónde y en qué proporción asignarlos: a campañas de prevención, a infraestructura edilicia, a la compra de equipamiento, a la formación de profesionales, a dispositivos para intervenciones, a vacunas, medicamentos y a tratamientos de alto costo, entre otras posibilidades”, destacó el doctor Palacios, quien indicó que “otro factor a tener en cuenta son los gastos de gran magnitud, tanto administrativos como burocráticos, que tienen algunas obras sociales, lo cual disminuye el dinero destinado a las prestaciones médicas”.
5. Salud, fuera de la agenda
Por último, y de cara a las elecciones que se están desarrollando en todo el país y que tendrá su punto cúlmine en octubre, los expertos aseguraron que “al analizar las plataformas electorales del último periodo eleccionario, aparecían temas como pobreza, trabajo, emergencia habitacional, educación, impuesto a las ganancias, inflación, policía y narcotráfico, entre otros. No aparecía salud. De hecho, a valores constantes, la asignación a Salud per cápita en los últimos 20 años se ha ido reduciendo sistemáticamente”.
“Si Salud no empieza a estar entre las prioridades de quienes toman las decisiones sobre el rumbo que llevamos y/o llevaremos como país, es imposible que la situación actual pueda revertirse. La salud debe ser una política de estado que esté por encima de cada gobierno o bandera política. Deberíamos consensuar un plan orientado a garantizar la equidad en el acceso a una salud de calidad y abordar cada uno de los aspectos que hoy nos preocupan a los efectores de salud, procurando su sostenibilidad a lo largo del tiempo”, indicó Palacios.
Mientras que desde el Colegio de Cardioangiólogos, señalaron que “contribuyendo a la discusión y con el propósito de ser parte de la solución y no del problema continuarán con su postura de dialogar entre las distintas partes y defender el rol del profesional de la salud y su contribución irremplazable como aliado de las personas en el manejo de su salud”.
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