Desde hace ya muchos años vemos que el consumo de drogas ha superado el modelo de monodrogas, monoconsumo, para pasar a ser el de poliadicciones.
Los inconvenientes ya han sido señalados en varias oportunidades con las diferentes mezclas pero, esencialmente, consisten en que ya no se trabaja sobre una variable relativa a un principio psicoactivo en general, sino a la combinaciones entre varios de ellos. Se combinan con alcohol, clonazepam, y heroína, entre otros; pero la asociación preocupante hoy es entre xilacina y el fentanilo.
En farmacología se sabe que la resultante no es la suma de las partes sino las interacciones entre los diferentes fármacos pueden producir y de hecho, frecuentemente, resultan de una complejidad a veces insalvable.
Relativo a esto, la noticia es que por indicaciones directas de la presidencia de los Estados Unidos se lanzará un plan para reducir de manera drástica, o al menos eso esperan lograr, el uso de una de estas combinaciones en particular.
Qué son la xilacina y el fentanilo
La xilacina es un fármaco que se utiliza como sedante, analgésico y relajante muscular en medicina veterinaria. No está aprobado para uso humano, pero se ha detectado cada vez más en el suministro de drogas ilícitas, especialmente en combinación con el fentanilo, un opioide sintético que es 50 a 100 veces más potente que la morfina.
La xilacina pertenece a una clase de fármacos llamados agonistas alfa-2 adrenérgicos, que actúan sobre el sistema nervioso central inhibiendo la liberación de norepinefrina y epinefrina, neurotransmisores que intervienen en la regulación de la alerta, la excitación, la presión arterial, la frecuencia cardíaca y la percepción del dolor. Tiene un efecto, por ende, sedante, analgésico y relajante muscular, como otros fármacos similares quizás el más conocido la clonidina.
La xilacina tiene, sin embargo, algunas propiedades únicas que la hacen más peligrosa que los otros agonistas alfa-2. Quizás una central en los efectos mortales es que presenta una mayor duración de acción que el fentanilo, lo que significa que puede prolongar la depresión respiratoria causada por los opioides. Una diferencia que la convierte en difícil tratamiento con los abordajes convencionales, como la naloxona, es que los síntomas de abstinencia como irritabilidad, ansiedad y disforia no se alivian con los opioides.
Por otro lado, el fentanilo es un opioide sintético que se utiliza como analgésico y anestésico en medicina tradicional. La venta ilegal es una droga con diferencias a la de uso médico en calidad y concentración. Se usa como sustituto o adulterante de la heroína u otros opioides. Es extremadamente potente y puede causar sobredosis mortales, incluso en pequeñas dosis. Actúa sobre el sistema nervioso central uniéndose a los receptores opioides, moduladores del dolor, placer, estado de ánimo y de allí su uso. Puede producir euforia, analgesia, sedación y depresión respiratoria.
Cómo afectan al sistema nervioso central
La xilacina y el fentanilo tienen efectos diferentes, pero sinérgicos sobre el sistema nervioso central. Cuando se usan juntos, pueden potenciar sus efectos e incrementar el riesgo de sobredosis y muerte.
Algunos de los efectos de la xilacina y el fentanilo sobre el sistema nervioso central son:
- Sedación: tanto la xilacina como el fentanilo pueden causar somnolencia, sueño y reducción de la conciencia. Esa incapacidad asociada a la depresión del centro respiratorio hace que tengan menor capacidad de responder a estímulos, como niveles bajos de oxígeno o altos de dióxido de carbono en la sangre.
- Analgesia: ambos se potencian en esa función, pueden reducir la percepción del dolor y aumentar la tolerancia. Esto, sumado a los efectos vasculares hipotensores, quizá explique las lesiones que le han dado nombre (Zombie) ya que puede enmascarar los signos de lesión o enfermedad y no buscar solucionarlas. Tambien hay riesgo de infecciones consecuentes.
- Euforia: esto puede motivar el uso repetido y aumentar el riesgo de adicción.
Cuatro efectos que se relacionan íntimamente
1. Depresión respiratoria: esto puede provocar hipoxia (bajos niveles de oxígeno) o hipercapnia (altos niveles de dióxido de carbono) en la sangre, con lo cual puede producir daño cerebral tisular, coma y muerte si no se revierte rápidamente.
2. Hipotensión: puede reducir el flujo sanguíneo a órganos vitales como el cerebro o el corazón (es un hipotensor), se asocia a lo anterior.
3. Bradicardia: arritmias y/o paro cardíaco. Esto también puede reducir el gasto cardíaco y la entrega de oxígeno al cuerpo.
4. Relajación muscular: aparte de las alteraciones evidentes de la relajación muscular implica también la musculatura de las vías respiratorias con las dificultades obvias en el contexto de los otros efectos.
Riesgos y daños del uso de xilacina y fentanilo
- Sobredosis: ambas poseen efectos sinérgicos potenciando los efectos antedichos, con paro cardiorrespiratorio. No olvidar que la asociación va seguramente con otros sedantes del sistema nervioso, como benzodiacepinas, alcohol, entre otros. La xilacina y el fentanilo pueden causar sobredosis mortales al suprimir el sistema respiratorio y causar hipoxia o hipercapnia.
- Infección: las alteraciones respiratorias, la analgesia y desatención de lesiones puede llevar a infecciones, así como el descuido habitual en el uso de los instrumentos de administración, inhaladores y jeringas, a una supresión del sistema inmunitario. Las lesiones descuidadas y sin alerta por la analgesia, sobreinfectadas quizás, sea la característica espectacular de las lesiones, entre ellas, las úlceras.
- Adicción: son drogas con un alto poder adictivo. Por un lado, por su efecto buscado pero, por otro, por las disfunciones de conciencia y cognitivas que producen e impiden tomar cuenta del peligro de su consumo.
* El doctor Enrique De Rosa Alabaster (MN 63406) se especializa en temas de salud mental. Es médico psiquiatra, neurólogo, sexólogo y médico legista
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