El influencer y fisicoculturista alemán Jo Lindner, de 30 años, falleció repentinamente a causa de un aneurisma cerebral, una enfermedad con un alto grado de mortalidad, que tiene una alta tasa de incidencia en la población.
Con más de ocho millones de seguidores en Instagram y casi un millón de suscriptores en su canal de YouTube, el joven era una referencia en el culturismo para sus fanáticos, quienes recibían sus consejos. Además, solía transmitir los riesgos para la salud del consumo de esteroides anabólicos, usados en el mundo fitness con el fin de promover el desarrollo muscular.
Su muerte tiene todos los condimentos para mantener atrapada a la audiencia -como lo está haciendo- desde el pasado jueves. “Ayer, Jo murió a causa de un aneurisma. Estaba con él en la habitación (...) y se acostó haciendo tiempo para ir al gimnasio a las 16 con su amigo Noel. Estaba entre mis brazos y todo pasó muy rápido. Hace tres días dijo que tenía un dolor en su cuello. No nos dimos cuenta en el momento y después ya fue demasiado tarde”, explicó Nicha, su pareja en un posteo de Instagram.
¿Qué es un aneurisma cerebral?
Para comenzar a aclarar el panorama de situación, el médico neurocirujano y director del Laboratorio de Neuroanatomía Microquirúrgica de la Universidad de Buenos Aires, Matías Baldoncini (MN 135.985) definió a Infobae que “un aneurisma cerebral es una dilatación en la pared de una arteria que está dentro del cerebro, producto de que, en ese punto, la arteria es más débil ya que le falta una de las tres capas que forman la pared”.
Y tras asegurar que se trata de “una patología congénita”, el especialista ahondó: “Hay personas que nacen con ese punto más débil en esa arteria, y a medida que pasan los años, la fuerza de presión de la sangre hace que se dilate esa arteria que no tiene tanta resistencia y se rompa”.
Baldoncini aclaró que “existen otros tipos de aneurismas que son de origen traumático o micótico -a causados por un hongo-, pero los más comunes son los congénitos”, al tiempo que resaltó que “es alta la incidencia de esta patología en la población; se estima que un 4% de la población mundial tiene aneurismas cerebrales”.
Cómo se detecta un aneurisma
Esta patología se puede diagnosticar mediante una resonancia magnética o angioresonancia magnética, sin embargo, según Baldoncini, “el mejor estudio para detectarla se llama angiografía cerebral, y consiste en acceder al cerebro por la ingle para, con el uso de contrastes, poder ver en detalle las venas cerebrales”.
Desde luego que éstos no son estudios de rutina que se hagan al común de la población. Sin embargo, pese a que el foco en esta patología “debe estar puesto en la prevención”, destacó el especialista, se indican en los casos en los que se sospeche de la enfermedad, ya sea por síntomas o por antecedentes familiares.
“Se ha descripto una forma de aneurisma que son familiares, es decir, se transmiten de generación en generación, por lo que siempre que se diagnostica esta condición en una persona se estudia a todos los familiares de primer grado hacia arriba y hacia abajo (esto es, padres e hijos)”, destacó el experto.
Y ahondó: “La mejor prevención es, una vez detectado un aneurisma a nivel familiar, estudiar padres e hijos para una detección precoz y tratamiento oportuno, ya que cuando un aneurisma se rompe produce un tipo especial de ACV llamado hemorragia subaracnoidea, que tiene una alta tasa de mortalidad”.
Según refirió Baldoncini, “cuando un aneurisma se rompe, se estima que seis o siete de cada diez personas mueren en el momento sin llegar a ser atendidas”.
Síntomas de alarma para tener en cuenta
Así las cosas, y sabiendo que en caso de antecedentes familiares el gold standard para prevenir un evento de este tipo es estudiar a la familia, el segundo punto a tener presente son los síntomas tempranos de alarma que suele dar un aneurisma antes de romperse.
En este punto, Baldoncini señaló que “los síntomas son diferentes cuando se rompe o no”. “En un aneurisma no roto los síntomas pueden ser dolor de cabeza leve -pero constante-, si está cerca de un nervio puede dar visión borrosa, dificultad para mover un ojo o mareos”, definió el neurocirujano. Mientras que cuando se rompe un aneurisma “el síntoma principal es el dolor de cabeza; el peor dolor de cabeza que se puede experimentar en intensidad”, describió el especialista.
Y agregó: “Además, los pacientes pueden tener convulsiones, visión borrosa, dificultades para mover alguna extremidad o incluso quedar en coma”.
Consultado sobre el dolor en el cuello que refirió Lindner unos días previo a su muerte, Baldoncini opinó que “no debería haber estado relacionado”.
¿Existe un nexo entre el alto rendimiento y el riesgo neurológico?
Si bien, como se dijo, la causa en la mayoría de los aneurismas es genética, existen factores de riesgo para el crecimiento y ruptura de esta pared debilitada en una arteria. Y según el neurocirujano “son fundamentalmente la hipertensión arterial (que lleva a que exista mayor fuerza de presión sanguínea en los vasos) y el tabaquismo (debido a que las sustancias tóxicas del cigarrillo son dañinas para la pared arterial y hacen que se lesione más rápido).
Sobre los motivos que pueden haber desencadenado el cuadro en el fisicoculturista alemán, explicó: “Los ejercicios anaeróbicos, y sobre todo en este tipo de deportistas que levantan mucho peso, aumentan la presión arterial (primero a nivel del abdomen, luego en el tórax y secundariamente la presión intracraneal). Probablemente en sus rutinas de ejercicios, al aumentar la presión arterial secuencialmente durante años, un aneurisma que tendría de base puede haber crecido”.
Y sobre la posibilidad de que el joven hubiera tomado algún tipo de esteroide anabólico aclaró: “De todos los medicamentos que se usan en fisicoculturismo, ninguno se asocia a la aparición de aneurisma, pero sí los esteroides anabólicos aumentan la presión arterial, que, como se dijo, es el principal enemigo de un paciente que tiene aneurisma”.
Por último, y tras asegurar que “las rupturas de aneurisma se dan por lo general en gente más grande”, Baldoncini insistió en que “si se detecta de manera temprana, es tratable y la persona puede hacer una vida totalmente normal”.
“Las opciones de tratamiento son dos: un tratamiento endovascular, a través del cual se ingresa por las arterias de la ingle hasta llegar al aneurisma para reparar desde adentro esa pared arterial debilitada, o bien mediante una cirugía cerebral se accede al aneurisma con un microscopio de alta definición, se lo expone y se cierra en su base con un clip de titanio”.
El tratamiento, según aseguró, “se define en cada caso particular, según la edad del paciente y la localización y forma del aneurisma”.
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