¿Cómo se consigue la felicidad? Según Aristóteles, se logra con una vida basada en acciones virtuosas, sustentadas en el pensamiento, la justicia y la razón. Más austero, Albert Einstein opinó: “Una vida humilde y tranquila trae más felicidad que la persecución del éxito y la constante inquietud que implica”. Mientras tanto, Gandhi afirmaba que este estado de ánimo se alcanza cuando hay armonía entre lo que uno piensa, lo que uno dice y lo que uno hace.
En la actualidad, son los suecos los que impulsan al mundo entero una filosofía que parece dar una respuesta a esta inquietud. Su nombre es “lagom” y propone el desafío de encontrar la felicidad en los momentos y no en las cosas. De este modo, es más conscientes con nuestras necesidades.
Lo justo y necesario
El término lagom se define como “la cantidad justa, en el punto medio”. O también, como “una felicidad humilde y sencilla”. Es decir, vivir mejor siendo equilibrados en nuestro consumo, responsables con el medio ambiente y también actuando en pos del bien común.
“El lagom vincula sus orígenes a tiempos remotos en los que los vikingos se ubicaban en ronda, pasaban un cuenco con comida y tomaban un poquito cada uno para que baste para todos. Se trata de un acto de equilibrio que alcanza la perfección más allá del mundo material”, explicó la periodista sueca Linnea Dunne en su libro “Lagom: The Swedish Art of Balanced Living” (en español, “Lagom: el arte sueco de la vida equilibrada”).
En ese sentido, la autora añadió: “Lejos de ser restrictiva, es una filosofía liberadora, que persigue la idea de que cualquier cosa que tengamos más allá de lo suficiente está de más. No se trata de conformarse con poco, sino de aprender a vivir de otra manera, rompiendo con el concepto consumista que dicta que ‘tener’ es más importante que ‘ser’”.
Algunas de las pautas que establece el lagom son cuidar el medioambiente, reciclar la mayor cantidad de cosas para darles una segunda oportunidad y preguntarnos a nosotros mismos si realmente necesitamos ese objeto cada vez que vamos a realizar una compra.
Esta idiosincrasia también incluye establecernos metas posibles, vivir momentos de calidad con nuestros seres queridos, trabajar para vivir (y no vivir para trabajar), y valorar nuestro cuerpo cuidándolo de los excesos.
En el lagom se introduce la posibilidad de lograr una vida más consciente, ya que además de ayudar de forma holística al ser humano y ecológicamente al planeta, mejora las finanzas mensuales bajo una Ley segura: si consumimos menos, gastaremos menos.
La psicoanalista María Fernanda Rivas, miembro de la Asociación Psicoanalítica Argentina, especialista en familias, parejas y grupos, explicó a Infobae: “La idea del lagom parecería asociarse a la moderación, la austeridad, la cautela, y la evitación de conflictos. Esto tendría un impacto positivo en los vínculos en la comunidad, en la familia y en la vida individual de las personas”.
En segundo lugar, Rivas agregó que las características de la economía actual, y sobre todo en Argentina, hacen que muchas veces las personas ejerzan su “autoexplotación”: trabajando de más, haciendo horas extras o hasta desarrollando adicción al trabajo. “La modalidad del lagom podría ofrecer otra idea de cómo vivir la vida, proponiendo la posibilidad de disminuir la autoexigencia, la rivalidad, la envidia, la competitividad, y los celos, entre otros. Exigiría una cuota importante de autocontrol, de manejo consciente de las emociones”, indicó la psicoanalista.
Y sumó: “Cabe aclarar que las emociones están emparentadas con los afectos y los sentimientos. Son respuestas que tienen su origen dentro de la mente de las personas en función de la interacción con el entorno y la relación con el propio cuerpo. Podríamos decir que existen emociones negativas y positivas, y el poder expresarlas y utilizarlas en su justa medida daría cuenta de un equilibrio en el funcionamiento emocional. La conexión con las propias emociones y la posibilidad de expresarlas es un signo de salud”.
Los beneficios
A nivel psicológico, el lagom ayuda a alcanzar un equilibrio mental en tiempos de vida acelerada y dominada por el estrés. Apuesta por la sencillez, la practicidad, y una filosofía de vida en la que se aprecia lo que se tiene. Esto ayuda a aprender a valorar la tranquilidad y la paz interior.
Para Lola Akinmade Åkerström, escritora y fotógrafa afincada en Estocolmo, autora de “Lagom, el secreto sueco de la buena vida”, esta filosofía “impregna profundamente a la sociedad y al lenguaje suecos, desde el trabajo y la familia hasta la decoración del hogar, la comida, el cuidado del medio ambiente, las finanzas y mucho más”. “Para mí, lagom significa en realidad la mejor solución, no la perfecta, en cualquier contexto para crear equilibrio. Me atrevería a decir que es la raíz de la mentalidad sueca”, agregó en una entrevista con Forbes.
La médica psiquiatra y psicoanalista Patricia O’Donnell, miembro titular en función didáctica de la Asociación Psicoanalítica Argentina, integrante de la International Psychoanalytic Association y profesora asociada del Departamento de Salud Mental en el Hospital de Clínicas, expresó: “El concepto fundamental para acercarnos a esta propuesta es ‘mentalidad’. Así se refiere a un grupo social, sus tradiciones transmitidas de generación en generación, y la forma de encarar temas cruciales en la vida: el amor, el trabajo, la familia, la naturaleza, y el entorno, entre otros, son los aportes que diferentes culturas pueden ofrecernos”.
“Si queremos -indicó la experta -, podemos tomar algo del lagom que nos atraiga o resuene en nosotros, profundizarlo y darle un tiempo. Apelar a la voluntad, que puede ser útil aunque a veces no alcance. Siempre es positivo intentar agregar algo a nuestra vida cotidiana que pueda hacerla más agradable, amable y mejore los lazos con quienes nos rodean”.
¿Es posible aplicarlo en nuestro día a día?
Ante la posibilidad de plasmar esta actitud en nuestra vida diaria, Rivas analizó: “Este recurso ha sido pensado en Suecia, país cuyas condiciones socioeconómicas son radicalmente diferentes a las nuestras. Se piensa como un sistema que puede proteger a las personas de los altos niveles de estrés que desata la vida actual. La puesta en práctica de esta filosofía iría de la mano de la posibilidad de mantener la capacidad de pensar y la paz interior”
Es por eso que reflexionó: “La pregunta sería si esta filosofía de vida puede lograrse en cualquier sociedad o comunidad, o en una como la argentina que se encuentra ‘en emergencia’”. “Esta forma de pensar puede ofrecerse como una alternativa muy valiosa para intentar salir de la crisis, pero quizás lleve mucho tiempo poder implementarla”, concluyó la especialista.
Sin embargo, podemos aplicar el lagom en la vida diaria. Aquí algunas sugerencias:
- Buena alimentación y ejercicios. Hay que renunciar a los alimentos que no nos aportan nada nuevo e inclinarse por platos sostenibles, en los que predominen los productos frescos y temporales. Practicar actividad física o deportes: “Mens sana in corpore sano”.
- Conciliar la vida laboral y familiar. Lograr un balance entre actividades recreativas y compromisos. Se aconseja salir con amigos y familia, realizar actividades para desconectar del trabajo.
- Trabajar en equipo y no competir. Desarrollarse codo a codo con los compañeros de trabajo con un objetivo final que se vincule con complementarse y obtener el mejor resultado posible dentro de la actividad.
- Evitar los excesos. Toda esta filosofía de vida se refleja también en el hogar y una buena prueba de ello es el diseño y la arquitectura nórdica, que apuesta por un estilo práctico y funcional.
-Visión ecológica. Realizar nuestras actividades cotidianas pensando en el futuro del planeta: cuidar la luz, el agua, separar la basura y tirar cada tipo de residuo en el contenedor correspondiente, además de preferir el transporte público antes del auto particular, reciclar y generar la menor cantidad de residuos posible.
-Cuestionarnos frente al consumo. Comprar bajo la premisa de la necesidad y no del deseo o la moda. Evitar el la compra compulsiva.
-Disfrutar del presente. “Cuando me pase tal o cual cosa voy a ser más feliz…”, el lagom dicta que debemos aprender a disfrutar “el aquí y el ahora”, tal como se nos presenta.
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