En pos del cumplimiento de las recomendaciones para los cuidados durante el parto para una experiencia positiva, la Organización Mundial de la Salud (OMS) desaconseja “el uso ampliado o de rutina de la episiotomía en mujeres que presentan un parto vaginal espontáneo”. La práctica consiste en una incisión quirúrgica que se practica con bisturí o tijeras en el espacio comprendido entre la vagina y el ano -llamado perineo- para agrandar el canal de parto y acelerar la salida del bebé. El corte implica piel, pero también mucosa y, en muchos casos, músculo.
Según la OMS, se trata de “una intervención creciente en los procesos de parto que tiende a debilitar la capacidad de la mujer de dar a luz y afecta de manera negativa su experiencia de parto”. En este sentido, advirtieron que “el mayor uso de intervenciones en el trabajo de parto, sin indicaciones claras, continúa ampliando la brecha sanitaria en cuanto a la equidad entre entornos con muchos recursos y aquellos con pocos recursos”.
Sin embargo, al igual que ocurre con las cesáreas -otra práctica médica que la OMS alienta a que se reserve sólo para los casos en que es médicamente necesaria y que sucede mucho más de lo deseado por el organismo- la episiotomía es realizada de manera rutinaria en la actualidad por muchos profesionales de la salud. Algo que, cuando no se consensúa con la mujer, se realiza sin previo aviso, o de manera anticipada sin esperar el momento oportuno en el trabajo de parto, es considerado como un acto de violencia obstétrica.
En qué casos se recomienda una episiotomía
Ignacio Pérez Tomasone es médico obstetra (MN 114408) y ante la consulta de Infobae explicó que “es una práctica médica para ampliar el canal de parto y de esa manera evitar desgarros profundos”.
“No debería ser de rutina, sino en aquellas pacientes que verdaderamente lo necesitan -aclaró el especialista-. Es más frecuente en pacientes primigestas, o sea, en un primer embarazo y mucho menos frecuentemente a medida que se van teniendo más número de partos”.
Y tras asegurar que “la indicación es en aquellos casos en los cuales se ve que quizás la relación ‘tamaño de cabeza del bebé’ con ‘distensión del periné’ da como para que se genere algún desgarro”, el especialista destacó que “no se puede ni prever ni descartar hasta ese momento”.
“Hasta que no estemos con una cabeza ahí, en cuarto plano, prácticamente a punto de nacer y segundos antes del nacimiento, o hasta no ver esa relación de la cabeza con el periné y la distensión del periné y ver si da la laxitud y el estiramiento como para que la cabeza pase, no es posible saber si necesario, o no, hacer una episiotomía”, completó.
¿Realmente la episiotomía evita un desgarro?
Referirse a eso, para Pérez Tomasone, es algo así como “hablar con el diario del día después”, en el sentido de que, según explicó, “cuando se tiene un desgarro sutil de primer grado, que son los que solamente comprometen la piel o la mucosa a nivel vaginal o del periné, quizás en esa circunstancias, obviamente una episiotomía no hubiera estado indicada; ahora, en el caso de que se tiene un desgarro perineal profundo y no se hizo una episiotomía, puede decirse que en esa circunstancia particular hubiese evitado quizás tanto desgarro”.
“Por eso la OMS no recomienda hacer la episiotomía de rutina -destacó-. Con el manejo y con la distensión y la relajación del periné correcta muchas veces es preferible un desgarro leve y hacer la sutura de ese desgarro”.
¿El tejido cicatriza mejor tras una herida por desgarro o luego de una episiotomía?
“Qué herida va a cicatrizar más rápido, más precoz y de manera menos molesta, todo va a depender de la circunstancia y del tamaño”, explicó el obstetra en este punto. Y continuó: “En la episiotomía siempre vamos a estar hablando de un corte o de una incisión en piel, mucosa y músculo y después hay que suturar esos tres planos”.
Es por eso que aseguró que “cuando se produce un desgarro, quizás no abarca todo. Entonces son distintas las circunstancias, que, otra vez, no pueden saberse de manera previa. Por eso lo que se hace es tratar de ver qué es lo que sucede en ese momento para intervenir cuando sea estrictamente necesario”.
El fin original de la episiotomía, agregó el médico, “siempre fue ampliar en cierta manera unos centímetros el canal de parto para evitar un desgarro de cuarto grado, o sea, un desgarro severo”.
Un médico argentino en el detrás de escena de la recomendación de la OMS
El médico obstetra argentino José Belizán es el flamante ganador de la edición 2023 del prestigioso premio Gairdner de Canadá por su contribución a la salud global.
La Fundación Gairdner con sede en Toronto, que reconoce cada año -desde 1959- a los científicos de renombre mundial que hicieron contribuciones transformadoras a la investigación que impacta en la salud humana, calificó al especialista como “un pionero en el campo de la investigación en salud materno infantil en América Latina e internacionalmente”.
A lo largo de 50 años de trayectoria científica, el trabajo de Belizán fue visibilizar el dolor de las mujeres durante el embarazo y observar que morían por razones que la medicina podía prevenir. Mediante un estudio en Rosario y Neuquén, y junto con su equipo de trabajo, comprobó que la episiotomía no debe realizarse en todos los casos, ya que puede traer más daños que beneficios a la mujer: como molestias, hematomas y dolores persistentes en un momento clave, como son las primeras semanas tras el parto.
“Es un procedimiento muy agresivo. Después de cada parto, en un periodo tan relevante de la relación entre la madre y su hijo, sufren molestias y dolores a causa de ese corte”, describió en una entrevista con este medio.
El trabajo en Argentina se publicó en la prestigiosa revista The Lancet en 1993, y fue a partir de esa evidencia que la OMS emitió la recomendación en contra del uso rutinario de esa práctica.
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