Es parte de la vida diaria de todos. Ya sea cuando destapamos una gaseosa o para endulzar el café o el té, el edulcorante está en la mesa de millones de personas. Sin embargo, hoy volvió al centro de la polémica. Es que la Organización Mundial de la Salud (OMS) se encuentra investigando una posible relación entre el aspartamo, uno de los más populares a nivel global, y un incremento en el riesgo de cáncer.
El pronunciamiento oficial de dos comités de expertos de la OMS, la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer (IARC) y el Comité de Expertos de la Organización Conjunta sobre Aditivos Alimentarios (JECFA), será anunciado el próximo 14 de julio.
El aspartamo es un edulcorante intenso y bajo en calorías que se presenta generalmente como un polvo blanco sin olor y con bajo contenido calórico. Es alrededor de 200 veces más dulce que el azúcar y es uno de los endulzantes artificiales más utilizados. Se encuentra presente en una variedad de productos alimenticios como bebidas, postres, dulces, lácteos y chicles.
Desde 1981, el comité de expertos en aditivos de OMS ha confirmado la seguridad del consumo de aspartamo dentro de los límites diarios aceptables. El organismo internacional ha establecido que la ingesta diaria admisible (IDA) de aspartamo es de 40 miligramos por kilogramo de peso corporal.
Esto significa que una persona puede consumir hasta 40 mg de aspartamo por cada kilogramo de su peso corporal al día sin poner en riesgo su salud. Por ejemplo, si alguien pesa 60 kilos, la cantidad admisible de aspartamo sería de 2,400 miligramos (40 mg/kg x 60 kg).
La cantidad aproximada de aspartamo que se encuentra en una lata de bebida de 355 ml varía entre 180 y 75 miligramos, dependiendo de la marca y del sabor de la bebida, ya sea cola, naranja, limón u otros. La cantidad de aspartamo presente en cada producto alimenticio puede variar significativamente según el fabricante. Por lo tanto, una persona que pese 60 kg tendría que consumir más de 13 latas de refresco al día (en las versiones con mayor contenido de aspartamo) o 32 latas (en los casos con menor porcentaje de aspartamo) para estar en riesgo.
En los últimos años, se han llevado a cabo varios estudios sobre los efectos del aspartamo en la salud. La Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA) ha examinado la evidencia científica relacionada con la seguridad de este edulcorante en cinco ocasiones desde su aprobación en 1981, y ha concluido que su uso sigue siendo seguro.
La palabra de los expertos
El tema de los edulcorantes y su relación con la salud ha estado en boca de todos en mayo pasado, cuando la OMS emitió una recomendación desaconsejando el consumo de edulcorantes no calóricos debido a su falta de eficacia para ayudar en la pérdida de peso y su asociación con un mayor riesgo de diabetes tipo 2, enfermedades cardiovasculares y muerte prematura en adultos. Esta categoría de edulcorantes incluye el acesulfamo K, aspartamo, advantamo, ciclamatos, neotamo, sacarina, sucralosa, stevia y sus derivados, los cuales se sugiere evitar.
Según explica a Infobae el doctor Patricio Kenny, médico especialista en nutrición y Director de la Carrera de Nutrición, Facultad de Ciencias Médicas, Pontificia Universidad Católica Argentina (UCA), “el aspartamo es un ingrediente de más de 5.000 productos alimenticios en todo el mundo, que se fabricó por primera vez en 1965. Tiene un uso especialmente importante en bebidas bajas en calorías consumidas por niños y mujeres embarazadas, siendo que en 1981, tras una evaluación de su seguridad y toxicidad, la Administración de Alimentos y Medicamentos de EEUU aprobó su uso en alimentos. En la actualidad, con una producción anual de 3.000-5.000 toneladas métricas, es uno de los edulcorantes artificiales más utilizados del mundo”.
“El aspartamo es un edulcorante no nutritivo según definición del código alimentario argentino, un aditivo alimentario que le proveen sabor dulce a los alimentos sin proveer ningún aporte nutricional en su consumo, así como su nombre lo dice. Es decir que su única razón de ser es proveer sabor dulce y generar así un aumento de consumo de los productos”, comienza explicando a Infobae la licenciada en nutrición, Fiorella Vitelli.
“El aspartamo es el edulcorante más usado, representa el 75 % de las ventas. La mayoría se usa en bebidas dietéticas, y en más de 6000 productos (alimentos, medicamentos, productos de cuidado personal). Por ejemplo, la Coca Cola Zero, y la Coca Cola Light, lo usan, combinado con acesulfamo potásico. Está disponible en líquido, en cápsulas, y en polvo. Muchos de los edulcorantes que se ponen ‘sobre la mesa’ lo usan. Es inestable a altas temperaturas, por lo que no se puede usar para cocinar. Se metaboliza a fenilalanina, entre otros compuestos, por lo que se debe evitar en individuos con fenilcetonuria”, explica a Infobae Ramiro Heredia, médico clínico, especialista en medicina interna del Hospital del Clínicas.
Cuándo las cantidades pueden ser peligrosas
En cuanto a las cantidades de edulcorante que podrían poner en riesgo la salud, Vitelli sostiene: “Es imposible controlar la cantidad de aspartamo que una persona puede consumir en un día, ya que muchísimos productos lo contienen y no lo sabemos, o no lo andamos revisando. Mismo la acumulación de distintos tipos de edulcorantes no nutritivos. Lo que sí se sabe es que su consumo impacta negativamente en la salud”.
“En 2022, el estudio de cohortes NutriNet-Santé informó que los adultos que consumían mayores cantidades de aspartamo eran algo más propensos a desarrollar cáncer en general (1,15 veces el riesgo), cáncer de mama (1,22 veces el riesgo) y cánceres relacionados con la obesidad (1,15 veces el riesgo) que los que no consumían aspartamo”, señala Kenny sobre la reciente recomendación.
Mientras que la licenciada en nutrición, Cynthia Procupez, apunta: “Las cantidades de aspartamo que se consideran seguras son mucho mayores a las que normalmente se consumen, por lo que no debería representar un riesgo grave para la salud”. Y suma: “La cantidad diaria permitida de aspartamo es de 50 miligramos por kilogramo de peso corporal. Por ejemplo, si pesas 60 kilos podrías consumir hasta 3000 miligramos de aspartamo al día”.
Procupez sostuvo en diálogo con Infobae que, de todas formas, no recomienda utilizar edulcorantes artificiales “porque estamos permanentemente generando la necesidad de dulce en nuestro metabolismo”. Partiendo de esa base, apuntó: “Cuánto más dulce consumimos, más dulce necesitamos”.
Heredia, dice al respecto: “La evidencia científica sólida, publicada hasta el momento, ha demostrado que los edulcorantes son seguros, siempre que sean consumidos en niveles menores a su ingesta diaria admisible. Esas cifras (hasta 40 miligramos de aspartamo por cada kilogramo de su peso corporal) no se alcanzan a pesar del consumo habitual de los edulcorantes que se adquieren en los comercios. Cómo todo producto de consumo, hasta las dosis máximas aprobadas por los organismos reguladores, se podría consumir”.
Entonces, ¿con qué se pueden reemplazar estos edulcorantes? ¿Será necesario volver a consumir azúcar? “La propuesta más responsable de parte de los profesionales de salud es proponerle a las personas que utilicen la energía de cambio por reducir aquel endulzante que actualmente ya consumen, si es que lo usan como agregado de infusiones por ejemplo”, dice Vitelli.
“En el caso de preparaciones dulces caseras, -sigue Vitelli-, se pueden utilizar otras opciones para endulzar como banana madura por ejemplo, pero de no ser así, conviene azúcar antes que edulcorante. El exceso de consumo de endulzantes no lo tenemos por el uso casero, sino por la cantidad de productos procesados que los incluyen y no lo sabemos. Hay productos que pueden contener azúcar y más de un tipo de edulcorante en el mismo, generando estragos en nuestro microbioma, por ejemplo, y como consecuencia en nuestro sistema cognitivo, inmunológico, entre otros”.
Procupez dice al respecto: “Los edulcorantes pueden ser reemplazados por opciones naturales como la stevia, el xilitol, o el eritritol, por ejemplo. Estos no modifican la curva de glucosa, ni generan adicción, ya que su poder glucémico es mucho más bajo o nulo en algunos casos”.
Y suma: “Cualquier edulcorante utilizado es un producto químico ultraprocesado que se incorpora en nuestro cuerpo y muchas veces puede ser rechazado por nuestro propio organismo, generando alergias u otras disfunciones a nivel intestinal. Los productos en góndola de supermercado están con un alto contenido en estos productos, generando que el consumidor busque dulce sin aporte de calorías. Lo interesante es poder ir de a poco bajando la necesidad de dulce que le brindamos al cuerpo. Si utilizamos mucha cantidad de azúcar, en principio bajar su consumo de a poco para luego pasar a utilizar alguno más convenientes como los mencionados anteriormente y luego poder pasar a prescindir de ellos. Consumir alimentos reales, poder registrar y disfrutar de los sabores naturalmente, así como viene en cada alimento, sin la necesidad de tener que agregar ningún tipo de endulzante”.
Heredia, por su parte, dice que no es necesario volver a consumir azúcar: “Los edulcorantes pueden utilizarse con moderación, dentro de los límites recomendados, como una herramienta para disminuir el consumo libre de azúcar. Cabe destacar que el tratamiento de la obesidad requiere de un enfoque multidisciplinario, que incluye alimentación saludable, actividad física y cambios de hábitos”.
Preocupez, en esta línea, apunta: “Si hablamos de alguna patología en particular cómo la diabetes o dislipemias, seguramente que la recomendación es eliminar el azúcar por completo y los edulcorantes artificiales también desde un inicio del tratamiento. Cada individuo es un caso particular y hay que trabajar individualmente con este tipo de recomendaciones. Evaluar siempre de dónde partimos para recomendar o no el uso de endulzantes, sea cual fuere la elección. Cualquier cambio en la alimentación que uno quiera elegir, siempre hay que consultar con un profesional especializado. Los edulcorantes deben analizarse permanentemente para verificar de que sean seguros y para evaluar cualquier nueva evidencia científica disponible”.
Para finalizar, el doctor Heredia asegura: “La búsqueda del sabor dulce se hace por hábito. Siempre es preferible priorizar los sabores naturales de los alimentos. En caso de necesidad de endulzar, los pacientes con diabetes o que sigan dietas hipocalóricas, pueden usar edulcorantes artificiales; si bien no se ha demostrado que sean eficaces de manera aislada para el tratamiento del exceso de peso”.
La licenciada Preocupez, concluye: “Creo que hoy en día la población ha tomado mucha conciencia acerca del uso de edulcorantes y ya sabemos que no son convenientes. Con lo cual está en la decisión de cada uno, con previa información adecuada, ocuparse de cómo quiere cuidar su organismo y su microbiota inclusive”.
La OMS actualizará su revisión sobre el aspartamo
Actualmente, son dos los grupos de trabajo de la OMS que están en proceso de examinar la seguridad del aspartamo. Recientemente, la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer (IARC, por sus siglas en inglés) llevó a cabo una reunión en Francia para evaluar el posible efecto cancerígeno de este edulcorante. Por otro lado, el Comité de Expertos de la Organización Conjunta sobre Aditivos Alimentarios (JECFA) de la OMS empezó sus reuniones desde este martes hasta el 6 de julio para actualizar su evaluación de riesgos del aspartamo, incluyendo una revisión de la dosis diaria que se puede consumir de manera segura.
El fallo de la IARC, finalizado a principios de este mes después de la reunión de expertos del grupo, tuvo como objetivo evaluar el peligro potencial del aspartamo en función de toda la evidencia científica publicada. No consideró la dosis que una persona puede consumir de manera segura, ese asesoramiento en cuanto a la cantidad recomendada del producto proviene del otro grupo de especialistas, el comité de expertos en aditivos alimentarios de la OMS. La JECFA debe anunciar sus hallazgos el 14 de julio, el mismo día en que la IARC hará pública su decisión.
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