En distintos encuentros hemos hablado de la importancia de saber decir que “no” para cuidar nuestra salud y, también, la importancia de tener resiliencia ante aquello que no podemos resolver. Sin embargo, hoy me quiero centrar en otro aspecto (aunque también le recordardé un poco de lo que hablamos en aquellas oportunidades).
Le voy a contar algo que pasó recién. Conversando con una compañera acá del estudio, hablamos de cuando uno dice “no puedo más”. Entonces, ella me decía: “Siempre uno puede más”. Y es cierto, uno puede más de lo que cree.
Una vez yo me había fracturado la muñeca, tuve un yeso como 40 días y, cuando me lo saqué, la muñeca era de madera. En ese momento, creía que nunca más la iba a poder doblar. Entonces, estaba haciendo la rehabilitación y estaba haciendo el ejercicio que consiste en moverla de una determinada manera y no podía completarlo o realizarlo como debería.
Mientras yo estaba con estos ejercicios, pasó el traumatólogo, el que me había operado, y me dice “tenés que levantarla más”. Mi respuesta, que bien podría ser la de muchas otras personas, fue: “No puedo”. Entonces me dijo “el ejercicio empieza cuando creés que no podés más”, en la vida pasa lo mismo.
Y en este punto, la resiliencia también se presenta como un factor esencial ante algunos hechos que se nos presentan adversos. ¿Cómo reacciono cuando algo no sale según lo esperado? Nuestra conducta como seres humanos cuando las cosas no salen como deseamos son similares a los 8.000 millones de habitantes que coexisten en este planeta. Es un factor que nos une y nos hace similares porque, al fin y al cabo, hay ocasiones en las que nos va bien y otras en las que nos va mal.
¿Cuál es la respuesta ante esta situación? Persistir en el empeño hasta que finalmente lo logre dominar. Esto está relacionado con la motivación y la capacidad de superación, las cuales son necesarias para seguir adelante a pesar de los desafíos iniciales.
Y si no es así, me relajo, aflojo los hombros y acepto que hay aspectos en los que no tendré éxito. Soy un ser humano y, como tal, no soy perfecto. Encontrarás una gran paz si te relajas y dices: “Bueno, soy bueno en esto, pero eso no implica que sea bueno en todo”.
Es por esto que, como le anticipé, le quiero recordar la importancia de decir “no” para cuidar nuestra salud, porque personas encuentran difícil negarse. Algunas de las razones pueden ser miedo a ofender, perder afecto o sentirse culpables. Entonces, terminan aceptando cosas que luego no les agradan.
Para que pueda tomar nota, hay tres formas de decir que no. Una de ellas es respondiendo pasivamente, diciendo: “Bueno, ¿quieres que haga eso?”. “Bueno, sí lo haré, supongo”. Es decir, su respuesta de es manera pasiva y termina lidiando con toda la molestia. Esto no es bueno para su salud.
La otra forma es ser agresivo y decir: “¡No, no quiero eso!”. Pero esta manera de decir que no, no facilita la conexión con los demás. Luego está la asertiva, que implica defender sus derechos sin molestar a los demás.
Pero si acostumbras a la gente a que hace cosas que no desea, ellos seguirán haciéndolo y usted seguirá sintiéndote afectado.
*El doctor Alberto Cormillot es un reconocido médico argentino especialista en obesidad, educador para la salud, escritor y conferencista. Fundó y dirige la Clínica de Nutrición y Salud que lleva su nombre, Dieta Club, la Fundación ALCO (Anónimos Luchadores Contra la Obesidad) y el Instituto Argentino de Nutrición, desde donde asesora a industrias para la elaboración de productos dietéticos y saludables.
* Realización: Samuel Cejas / Edición: Rosario Benítez Chiarelli / Producción: Dolores Ferrer Novotný
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