La inteligencia es uno de los temas más discutidos en psicología. Para algunos autores, es una habilidad única y general, mientras que otros consideran que abarca una gran variedad de aptitudes, habilidades y talentos.
El psicólogo estadounidense Robert J. Sternberg, conocido por su célebre teoría triangular del amor ―vinculada a la intimidad, pasión y compromiso―, ha dedicado mucho tiempo al estudio de la inteligencia humana, la creatividad y su aplicación al mundo de la educación.
Es uno de los máximos especialistas mundiales en el tema y su obra en cuatro tomos “Inteligencia Humana” constituye una de la más completas descripciones sobre lo que se sabe y se supone acerca de la inteligencia.
¿Qué es la inteligencia?
Sternberg, quien es ex presidente de la Asociación Estadounidense de Psicología (American Psychological Association), decano de la Facultad de Artes y Ciencias y profesor de Psicología y docente adjunto de Educación en Universidad de Tufts, describe en su libro “La Inteligencia exitosa” a esta capacidad como la habilidad intencional para adaptarse a diferentes ambientes, moldearlos y seleccionarlos, así como para lograr propósitos propios y de nuestra sociedad y cultura.
Así, la inteligencia, más allá de los conceptos tradicionales, tiene una vinculación crucial con nuestra actitud y habilidad para adaptarnos al entorno. En este punto se relaciona con la plasticidad cerebral o la neuroplasticidad que es justamente la capacidad que tiene el cerebro para cambiar su estructura y su funcionamiento a medida en que pasan los años de vida. Esto se asocia con la adaptación a la reacción y a la diversidad del entorno.
La neuroplasticidad es la habilidad que tiene el cerebro de hacer sinapsis hasta el último momento de su vida, de seguir aprendiendo siempre, de hacer nuevas conexiones, y de ser más inteligentes, según el concepto de Sternberg.
Así, el experto define un nuevo concepto, considerando la inteligencia como adaptabilidad al entorno y no vinculada solamente a un dato numérico, como coeficiente intelectual. En ese marco, la inteligencia es considerada como la destreza que permite alcanzar el éxito en la vida y se diferencia de otros tipos de “inteligencias inertes” porque conlleva acción: “Ser inteligente no tiene que ver con lo que haces con tu vida, ni con un examen, ni unas notas en el colegio o la universidad, ni un logro académico”, completa.
“La inteligencia es lo que estás haciendo con tu vida, es vivir de una manera que tenga coherencia con quien eres, y que no solo sea bueno para ti, sino también para el mundo”, resalta.
Si bien Sternberg está de acuerdo con el psicólogo de de la Universidad de Harvard Howard Gardner (quien dividió la inteligencia en siete categorías: musical, corporal-kinestésico, lógico-matemático, lingüístico, espacial, interpersonal e intrapersonal) en que se trata de una habilidad mucho más amplia que una sola destreza general, considera que algunos de los tipos de inteligencia de Gardner se ven mejor como talentos individuales.
Los tres tipos de inteligencia
Así Sternberg elaboró una teoría según la cual considera la existencia de tres tipos de inteligencia que explican el procesamiento de la información a nivel interno, externo y a nivel de interacción entre ambos:
Inteligencia analítica: supone la capacidad de captar, almacenar, modificar y trabajar con la información. Son las habilidades necesarias para resolver problemas. Gracias a ella podemos realizar operaciones mentales tales como definir, tomar decisiones y generar soluciones.
Inteligencia práctica: hace referencia a la capacidad de adaptarse al entorno. Se trata de aplicar las habilidades cognitivas con un propósito adaptativo.
Inteligencia creativa: se considera a este tipo de inteligencia como la integración de la información obtenida del exterior con nuestra psique. Es aquel tipo de habilidad que nos permite aprender a partir de la experiencia. También se vincula a la creatividad y a la resolución de problemas no experimentados anteriormente.
Otro de los puntos que menciona el experto para una inteligencia exitosa es la sabiduría, la capacidad de asegurarse de que la toma de decisiones y la implementación de las ideas son por el bien común.
Teniendo en cuenta estos conceptos, para Sternberg “la inteligencia parte siempre de una interacción entre la persona que eres, lo que necesitas hacer y el entorno en el que lo haces”. Por eso, el psicólogo insiste en que para él, hablar de una persona inteligente es hacerlo de una “interacción” entre la persona y “las cosas que necesita hacer en un momento específico de la vida”.
“La inteligencia también es monitorizar y evaluar tus acciones, preguntarte si estás haciendo lo correcto, si sales con la gente que deberías, si trabajas en lo que deberías… y cuando inevitablemente la respuesta sea no, hacer algo para cambiarlo”, concluye.
Sternberg considera que el modelo que él llama “inteligencia exitosa’ (Succesful intelligence) estaría integrada por el conjunto de habilidades necesarias para alcanzar el éxito en la vida, lo cual depende por supuesto de la perspectiva de cada persona así como su contexto sociocultural. En otras palabras, significa reconocer tanto las debilidades como las fortalezas propias para poder adaptarse a su entorno de la mejor manera posible.
¿Evolucionó la inteligencia humana?
Sternberg considera que sí, que la inteligencia humana se va transformando: “Cuando yo era pequeño, ser inteligente significaba hacer cálculos aritméticos; eso ahora no es así. Con las calculadoras y las computadoras, una habilidad que en el pasado era importante para vivir, ahora ya no lo es”, explica.
En la actualidad, sumergidos en la era digital, ser inteligente también se relaciona con “ser capaz de buscar y reconocer fuentes de información fiables y no aquellas que te dicen lo que tú quieres escuchar”.
El psicólogo estadounidense remarca, por tanto, que “cada vez es más difícil discernir la realidad de la ficción”. Esa es la habilidad, precisamente, que hace que hoy en día una persona sea más inteligente.
“Desafortunadamente, la gente que hacen tests de inteligencia no se dan cuenta de esto, así que acabas encontrándote con muchas personas con coeficientes intelectuales muy altos creyéndose verdaderas locuras, cosas que no corresponden a la realidad, porque eso es lo que se les ha contado o porque tienen una ideología que les dice lo que tienen que creer”, advierte.
Por eso, el psicólogo estadounidense insiste en la necesidad de entrenar nuestra inteligencia para ser capaces de discernir la realidad en un mar de “mensajes de políticos y celebrities que mienten para vender sus productos, a sí mismos o sus ideas”. Solo quienes sepan realmente distinguir en este mar de información conceptos verdaderos serán capaces de nutrir su inteligencia.
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