Día del padre: cómo construir vínculos saludables con los hijos, desde la primera infancia hasta la adolescencia

Este día es una muy buena oportunidad para reflexionar sobre la función amorosa y de sostén de los padres. Tres expertos dieron a Infobae recomendaciones para llevar adelante este maravilloso vínculo en cada edad de los niños

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La licenciada Josefina Saiz Finzi definió la paternidad como una función que desarrolla el padre en contacto con su hijo desde que nace y que nunca termina
La licenciada Josefina Saiz Finzi definió la paternidad como una función que desarrolla el padre en contacto con su hijo desde que nace y que nunca termina

Durante siglos la idea de familia estuvo compuesta por la madre cariñosa y dedicada por completo a la crianza de sus hijos, que permanecía en el hogar, y el padre que ocupaba el rol de proveedor, era el “jefe del hogar”, responsable de imponer los límites. Pero eso cambió.

La nueva paternidad ha propuesto que la figura del padre deje atrás las prácticas autoritarias y distantes, para dar paso a la construcción de relaciones afectivas más sanas, colaborativas y equitativas. También busca la construcción de vínculos sólidos que involucran el compromiso y, sobre todo, la conexión con los hijos y la demostración afectiva.

Más allá de estos de estos nuevos conceptos, que a veces más y otras veces menos, son parte de la paternidad de la vida diaria, ¿qué significa ser padre hoy?

Los especialistas afirman que la paternidad requiere tiempo, paciencia y también que ese vínculo sea ‘habilitado’ por quien funciona como mamá
Los especialistas afirman que la paternidad requiere tiempo, paciencia y también que ese vínculo sea ‘habilitado’ por quien funciona como mamá

María Fernanda Rivas, psicóloga y psicoanalista, miembro de la Asociación Psicoanalítica Argentina, especialista en parejas y familias y autora de los libros “La familia y la ley” y “Familias a solas”, dijo a Infobae: “El Día del Padre es una buena oportunidad para pensar en otros aspectos de lo que significa ser papá, hijo o abuelo en los momentos actuales y detenernos a reflexionar qué vamos a festejar, en realidad. Ser padre es distinto a ‘sentirse padre’. No basta con un lazo biológico”.

Y sumó: “El sentimiento de paternidad se construye y puede atravesar distintas vicisitudes. Tener un hijo no siempre produce automáticamente su correlato afectivo. Hay muchísimas historias en las cuales el vínculo paterno-filial no se dió de entrada y se requirió ayuda para que este se creara (por ejemplo, de un ámbito “psi” o de la Justicia). O al revés, casos en los que todo funcionaba bien al principio y algo precipitó un distanciamiento (por ejemplo, una separación muy conflictiva de la pareja en la que el hijo queda en posición de tener que optar por uno o por otro, o en la adolescencia, en la que los hijos suelen rebelarse)”.

"En la vida diaria muchos padres se sienten bien en su rol en relación a la crianza, en el que han alcanzado paridad con la mujer", dijo la psicóloga Rivas
"En la vida diaria muchos padres se sienten bien en su rol en relación a la crianza, en el que han alcanzado paridad con la mujer", dijo la psicóloga Rivas

La psicóloga afirmó que sentir al hijo como “propio” forma parte de un proceso mutuo, de ida y vuelta, sujeto a complejos avatares: “A veces requiere tiempo, paciencia y también de que ese vínculo sea ‘habilitado’ por quien funciona como mamá. Además, que el padre (o quien cumpla este rol) esté presente, también dentro de la mente de la madre como un personaje respetado y valorado”.

Así se retroalimenta un circuito de reconocimiento y respeto mutuo, dijo Rivas y remarcó: “Es necesario que padres e hijos se puedan adoptar mutuamente, además de existir como tales dentro de una familia y una sociedad. Y esta es una dinámica permanente, que es necesario que se renueve en las distintas etapas de la vida”, destacó.

La licenciada Josefina Saiz Finzi, psicoanalista de Asociación Psicoanalítica Argentina y especialista en crianza niños y adolescentes, definió a Infobae la paternidad como “una función que desarrolla el padre en contacto con su hijo, desde que nace, que nunca termina y continúa toda la vida. Sin embargo, no es una función que se desarrolla sola desde el padre sino también desde la relación con el hijo. Cuando existe un padre sensible, que tiene un lugar trascendente en la relación padre-madre-hijo, este último podrá desarrollar una imagen segura -o insegura tal vez, pero siempre habrá una disponibilidad del padre, si él siente esa verdadera importancia que tiene su figura en la familia”.

"Hoy debemos definir a una familia como una generación que cuida de la otra generación", expresó el psicoanalista Jorge Catelli
"Hoy debemos definir a una familia como una generación que cuida de la otra generación", expresó el psicoanalista Jorge Catelli

¿Cuál es la función del padre?

Los roles tradicionales cambiaron. Cabe preguntarse si la función paterna también sufrió modificaciones en la dinámica familiar.

Jorge E. Catelli, (MN 19868) psicoanalista, miembro titular en función didáctica de la Asociación Psicoanalítica Argentina, profesor e Investigador de la UBA, explicó a Infobae que desde el psicoanálisis, lo primero que se debe pensar con respecto al padre es, justamente, que es una función. “No se trata del padre como figura concreta o como padre biológico únicamente, sino que es una función que tenga, tal como lo comprendemos en psicoanálisis, una eficacia organizadora del psiquismo. Esa función paterna, que podemos imaginar como a cargo de un señor, puede ser ejercida por cualquiera que la cumpla y tiene que ver con un proceso múltiple tanto de separación de una alienación inicial como de un sostenimiento fundamental”.

A su vez, la licenciada Saiz Finzi destacó que un padre descubre con su hijo aspectos de sí mismo desde que nace: “También crea a partir del despertar de su figura en el hijo distintos juegos afectivos, emocionales, que dan lugar a una continuidad, porque nunca termina, donde se dan los roles paternos-filiales”.

"Afortunadamente, se deconstruyó cierto machismo que le privaba al hombre de cambiar pañales, de dar el biberón, de ocuparse de los niños", dijo Jorge Catelli
"Afortunadamente, se deconstruyó cierto machismo que le privaba al hombre de cambiar pañales, de dar el biberón, de ocuparse de los niños", dijo Jorge Catelli

Y completó: “El padre encuentra en el hijo, desde que nace, un lugar para desarrollarse creativamente a partir de encuentros y también desencuentros, pero fundamentalmente desde las emociones y sensaciones de fuerza que descubre en el hijo y que este le permite acrecentar también con su elección. Porque el padre también es elegido por el hijo. Jugar es una especie de metáfora de los encuentros emocionales, donde hay distintas representaciones mentales, y también de la composición familiar madre-padre”, señaló la psicóloga.

Por su parte, Rivas destacó que en la vida diaria muchos padres se sienten bien en su rol en relación a la crianza, en el que han alcanzado paridad con la mujer. “Cambian pañales, hacen el pool escolar y algunos hasta reclaman más presencia. Una prueba de ello es el debate que actualmente se está desarrollando respecto de la ampliación de las licencias por paternidad, que muestra una necesidad creciente de participar en la vida cotidiana de los hijos, de no perderse momentos de su crecimiento, etc.”.

La psicóloga explicó que ha observado cómo los padres se involucran en el embarazo y gestación del bebé desde un lugar muy activo. “En algunos casos hasta experimentan el llamado ‘síndrome de Couvade’, que es el conjunto de sensaciones corporales y cambios que ellos ‘sienten’ a la par de sus mujeres cuando están embarazadas”, dijo Rivas.

El agotamiento mental y físico o burnout parental, padres expuestos a altos niveles de estrés en relación a la crianza de los hijos es uno de los problemas actuales
El agotamiento mental y físico o burnout parental, padres expuestos a altos niveles de estrés en relación a la crianza de los hijos es uno de los problemas actuales

Sin embargo, aclaró que es difícil generalizar: “En algunos hogares todavía se mantiene el modelo de hombre -proveedor- jefe del hogar, quedando ubicada la madre del lado del afecto y del instinto, presuponiendo que tiene una mejor aptitud para la crianza”.

Catelli agregó que, desde su punto de vista, lo único que ha cambiado hoy son los modos de presentación de la paternidad. “La función, su eficacia y su importancia siguen siendo las organizadoras de lo que en el psicoanálisis se conoce como el complejo nuclear, que es el complejo de Edipo, donde la función paterna ocupa una dimensión de organización y de terceridad. Es el lugar de un tercero que puede ser pensado en términos de la ley, algo que está más allá de uno mismo, más allá del otro, es una terceridad que regula. Esa es la única constante propia de la función”, señaló el psicólogo.

En cuanto a los modos en los que puede darse la paternidad en la actualidad, estos varían, como han cambiado en cada época, dijo el psicólogo.

"No se trata del padre como figura concreta o como padre biológico únicamente, sino que es una función que tenga una eficacia organizadora del psiquismo", dijo Jorge Catelli, psicoanalista
"No se trata del padre como figura concreta o como padre biológico únicamente, sino que es una función que tenga una eficacia organizadora del psiquismo", dijo Jorge Catelli, psicoanalista

“Esto ha legitimado distintas encarnaduras de la función paterna, incluso qué es lo que consideramos hoy una familia. Citando a una querida maestra, puedo decir que hoy debemos definir a una familia como una generación que cuida de la otra generación. Esto constituye una familia, y ya no es más la representación que hemos tenido por más de dos siglos, con la familia ‘tradicional’. Las encarnaduras de la generación pueden ser heteroparentales, monoparentales, homoparentales, multifamiliares, ensambladas, hay una diversidad enorme. Lo que define en tal caso a la familia es una generación que sostiene y cuida a la otra generación”, reafirmó Catelli.

“Afortunadamente, se deconstruyó cierto machismo que le privaba al hombre de cambiar pañales, de dar el biberón, de ocuparse de los niños, de la alimentación, del baño, y esto ha sido una gran conquista a favor de los hombres. Muy por el contrario de lo que se podría pensar, porque le permite al padre disfrutar de una parte de la crianza que, antiguamente, producto de la época, del machismo y roles establecidos estrictamente, no le daban lugar de poder gozarlo”, manifestó el psicólogo.

El padre encuentra en el hijo, desde que nace, un lugar para desarrollarse creativamente a partir de encuentros y también desencuentros (Getty)
El padre encuentra en el hijo, desde que nace, un lugar para desarrollarse creativamente a partir de encuentros y también desencuentros (Getty)

Los problemas de la crianza paterna

Sin dudas, ante tantos cambios, deconstrucciones y nuevos roles los padres muchas veces se encuentran perdidos al momento de poner límites, sobrecargados de tareas, con dificultades para hacerse respetar.

Rivas algunos de los problemas actuales en la crianza paterna: “El agotamiento mental y físico o burnout parental (padres expuestos a altos niveles de estrés en relación a la crianza de los hijos). La agenda social empieza muy tempranamente, en la guardería o en la sala de dos años. La infancia o adolescencia parece haberse convertido en un período de demostración de habilidades y conocimientos, con exigencia de logros inmediatos, que los padres tienen que organizar y acompañar. Los niños tienen doble escolaridad y actividades extraescolares que les dejan pocos espacios libres. Predomina la idea de que los niños -al igual que los adultos- deben hacer cosas productivas. El tiempo para el ocio y el jugar no es considerado valioso”.

 "Lo que define a la familia es una generación que sostiene y cuida a la otra generación", expresó Catelli 
(Getty Images)
"Lo que define a la familia es una generación que sostiene y cuida a la otra generación", expresó Catelli (Getty Images)

Por su parte, Catelli destacó: “Esta es una época en la que está sobrevaluada la juventud, la belleza y, probablemente, devaluada la vejez. Algo que justamente para los antiguos era exactamente lo contrario. En ese sentido, el lugar en el que un padre se sostiene, incluso para ser cuestionado, es muy importante para la crianza de los hijos. El padre, como figura de la función paterna, debe ser un lugar que los hijos puedan cuestionar”.

Rivas también señaló: “El modelo que predomina en la crianza actual es el del sobreesfuerzo que coexiste con la sensación de no estar a la altura de las circunstancias. Muchos padres sienten que no dan a vasto y se sienten ‘sometidos’ a este sistema y, por lo tanto, a los hijos (hacer de ‘remís’, solventar numerosas actividades o programas, ser un ‘cajero automático’, etc.).

La psicóloga advirtió que por momentos los padres sienten que se pierden las diferencias generacionales y el respeto de parte de los hijos: “Dudan si retarlos, castigarlos o acompañarlos a pensar. Suelen padecer sentimientos de vergüenza, culpa o enojo. Se preguntan ‘¿Qué hicimos mal?’ ‘¿En qué nos equivocamos?’ Tienden a sentirse inseguros en relación a la crianza. Recibimos consultas de chicos que insultan o pegan a los padres y padres que se asustan frente a los enojos de sus hijos y sienten que están obligados a acceder a sus reclamos. Hay dudas en cuanto a cómo poner límites”.

Muchos padres se involucran en el embarazo, gestación del bebé y crianza desde un lugar muy activo
(iStock)
Muchos padres se involucran en el embarazo, gestación del bebé y crianza desde un lugar muy activo (iStock)

Rivas también señaló que las brechas se han hecho tan amplias que los hijos -nativos digitales- son quienes con frecuencia manejan la tecnología mejor que sus padres y les enseñan, en lugar de ser al revés.

“El mundo adolescente, con sus modas y giros lingüísticos, se ha constituido en un referente muy importante para los adultos, que se impregnan con facilidad de sus formas de ver la vida, de vestirse, de manejarse en los vínculos, en lugar de ser al revés, como era antes”, destacó Rivas.

Consejos de especialistas

Catelli dijo que su primer consejo es que los padres deben estar visibles y disponibles. “Deben ser como una buena estación de servicio en la ruta, que uno la ve de día y de noche porque está bien iluminada. Si uno necesita algo, puede desviarse, acercarse, hay una buena entrada y uno puede acudir a ella. La función paterna debe tener esta primera función. A la vez, debe cumplir con una segunda función que es estar atento, en vigilia -no me gusta decir vigilante-, despierto ante esa otra generación de la crianza y del sostenimiento del otro en sus diversos roles, donde pueda operar no sólo como estación de servicio disponible sino también como un buen camión de remolque cuando ve que el hijo se ha atascado, se ha quedado, y lo tiene que ir a ayudar”.

Marcando normas, patrones y leyes se va organizando la personalidad de los chicos
Marcando normas, patrones y leyes se va organizando la personalidad de los chicos

Además, no es lo mismo ser papá de un bebé, de un niño en edad escolar, de un púber, de un adolescente o de un joven que ya ha armado su propia familia, señaló Rivas.

“Consideramos que el padre y la madre (o quienes ejerzan esas funciones más allá del género al que pertenezcan), funcionan como equipo de crianza. Hoy los roles no están tan delimitados a uno u otro. Se sabe, que existen elementos masculinos y femeninos en ambos progenitores que son fundamentales para el desarrollo saludable de los hijos”, afirmó Rivas.

La primera infancia

Esta etapa incluye desde el nacimiento hasta aproximadamente los 4 años del niño.

Para Catelli, “en la primera infancia, en especial en la lactancia en donde cumple un rol muy importante la función materna, sea esta quien la ejerza, no importa que sea la madre biológica, sea una mujer o un varón biológicamente hablando, es esa persona quien ofrece ese primer sostenimiento. La función paterna estaría representada así por aquel que puede sostener a la materna para que esta se despliegue en ese primer momento de esta unidad entre el bebé y la madre. El ser humano, que nace indefenso no puede valerse por sí solo, requiere del otro y por lo tanto es vulnerable, la función paterna es aquella que sostiene la función materna”.

Para muchos padres el aprender a jugar con sus hijos es una experiencia sumamente enriquecedora, una forma de conectarse con su ‘niño interior’ y su propia infancia
(iStock)
Para muchos padres el aprender a jugar con sus hijos es una experiencia sumamente enriquecedora, una forma de conectarse con su ‘niño interior’ y su propia infancia (iStock)

Rivas coincidió que en la primera infancia, tradicionalmente, se otorga importancia a que el padre pueda sostener y cuidar a la díada madre-bebé. “Pero también se espera de la figura paterna que entre en escena para efectuar un ‘corte’ entre ellos, impidiendo que el hijo quede atrapado en ese vínculo tan intenso”, señaló la psicóloga.

Y agregó: “Suele ser una etapa en la que es necesario que el padre pueda tomar contacto físico con el bebé, acariciarlo, sostenerlo, participar en el baño o hacerlo dormir tanto como la mamá. En los primeros tiempos el bebé percibe, por ejemplo, cuando el papá lo mece, el tono muscular de sus brazos. Y, por supuesto, registra su voz, diferente de la madre. Estos intercambios sensoriales y cuerpo a cuerpo contribuyen, entre otras cosas, al desarrollo de la ternura, que tradicionalmente está más reprimida en los varones por la cultura. También es aconsejable el acompañamiento del papá en la etapa del control de esfínteres, en el comienzo del habla y al dar los primeros pasos”, aconsejó Rivas.

La segunda infancia

Esta etapa incluye al niño desde los 5 hasta los 10 años aproximadamente.

Es necesario que padres e hijos se puedan adoptar mutuamente, además de existir como tales dentro de una familia y una sociedad 
 (iStock)
Es necesario que padres e hijos se puedan adoptar mutuamente, además de existir como tales dentro de una familia y una sociedad (iStock)

El psicoanalista explicó que este es un momento de idealización de la función paterna. “Cerca de los cuatro años, a partir de la aparición del Edipo es importante la función paterna de poder sostener a la otra generación. El lugar del sostenimiento y de acompañamiento es fundamental en esa primera infancia, marcando normas, patrones, leyes, a través de los cuales se va organizando la personalidad”.

Rivas comentó que en la segunda infancia otro de los roles del papá puede ser el de estimular la parte motriz de su hijo: “Acompañarlo a correr, saltar, enseñarle a andar en bicicleta, realizar piruetas en los juegos de la plaza, etc. Suele ser la etapa en la que pueden comenzar a dialogar y crear afinidades en actividades artísticas o deportivas y compartirlas”.

La psicóloga también destacó la importancia de que el padre pueda disfrutar jugar con su hijo. “Dedicarle tiempo (no hace falta que sea cantidad de horas, sino calidad) a jugar ‘porque sí’, para desarrollar la fantasía y la creatividad de ambos. Para muchos padres el aprender a jugar con sus hijos es una experiencia sumamente enriquecedora, una forma de conectarse con su ‘niño interior’ y su propia infancia. También se considera que el juego consolida el vínculo y es curativo en sí mismo en relación a angustias, miedos y duelos propios de las etapas del ciclo vital”.

La psicóloga Fernanda Rivas señaló: “El modelo que predomina en la crianza actual es el del sobreesfuerzo que coexiste con la sensación de no estar a la altura de las circunstancias en la paternidad" (iStock)
La psicóloga Fernanda Rivas señaló: “El modelo que predomina en la crianza actual es el del sobreesfuerzo que coexiste con la sensación de no estar a la altura de las circunstancias en la paternidad" (iStock)

La pubertad

Esta etapa abarca desde los 10 a los 13 años aproximadamente y sucede luego del primer desarrollo hormonal y biológico. Catelli describió: “Entre los 11 y los 12 años, se producen grandes cambios psíquicos, empieza la reaparición de un segundo momento de mucha intensidad en la vida del ser humano, porque existen mayores confrontaciones con la función paterna. Es una etapa de identificación y de confrontación, de encontrar los parecidos y las diferencias. Es un trabajo psíquico muy intenso que encuentra su pico en la adolescencia media entre los 14 y 17″.

Rivas, por su parte, manifestó que en la pubertad comienzan los cambios del cuerpo y las inquietudes de los hijos respecto de ello, proceso en el cual es fundamental el acompañamiento del padre, además del de la madre. “En esta etapa, el padre puede convertirse en una fuente confiable a la cual acudir para disipar dudas en relación a las nuevas experiencias que se van presentando en la vida, provenientes del interior del cuerpo y mente del púber y también del exterior. Es necesaria también la construcción del respeto mutuo, basada en la capacidad de mantener la diferencia generacional, para que quede claro el rol del adulto de guiar, acompañar y también instaurar límites formativos”, recomendó Rivas.

Dedicar tiempo a jugar ‘porque sí’, para desarrollar la fantasía y la creatividad de ambos es uno de los consejos de los expertos
Dedicar tiempo a jugar ‘porque sí’, para desarrollar la fantasía y la creatividad de ambos es uno de los consejos de los expertos

La adolescencia

Esta etapa abarca desde los 13 hasta los 18 o 20 años aproximadamente. Rivas explicó que los adolescentes necesitan experimentar en el campo extrafamiliar e interactuar con su grupo de pares para armar su mundo propio. “Es importante destacar que esto no sea tomado por los padres como una ofensa, y que sepan que se trata de una etapa en la que aparecen deseos de privacidad por parte de los jóvenes -por ejemplo, de encerrarse en el cuarto y permanecer con los auriculares, o simplemente de no hablar y de que no se les hable, o de tener secretos y ocultamientos-. Cae entonces la ilusión de “transparencia” propia de la infancia, en la que padres e hijos suponen que saben qué hay en la mente del otro”, señaló.

También la psicóloga consideró: “El rol del padre en esta etapa será el de no derrumbarse ante los embates de rebeldía y confrontación del hijo, que forman parte de su crecimiento, a la vez de guiar y sostener los límites que puedan resultar beneficiosos para su crecimiento. También cuidar y sostener el respeto mutuo en la relación, dando respuestas no vengativas sino ejemplificadoras”, remarcó.

Es necesaria la construcción del respeto mutuo, basada en la capacidad de mantener la diferencia generacional, para que quede claro el rol del adulto de guiar, acompañar y también instaurar límites formativos”, recomendó Rivas
Es necesaria la construcción del respeto mutuo, basada en la capacidad de mantener la diferencia generacional, para que quede claro el rol del adulto de guiar, acompañar y también instaurar límites formativos”, recomendó Rivas

La juventud

Esta etapa se extiende aproximadamente desde los 21 hasta los 25 o 30 años. Catelli manifestó que en ella empieza a haber una nueva función paterna que es abandonar las rivalidades propias de la adolescencia y la pubertad y volver a un momento de identificaciones y de cercanías. “Probablemente con nuevos ideales, con objetivos bien diferenciados del padre, pero ya no más en rivalidad. Esto se manifiesta al adquirir el joven su identidad, su propia amalgama, que se produce no con la cosa imaginaria de ser como es el padre sino con tener identidad e ideales que pueden ser distintos a los del él. Esta es una función paterna que ha sido eficaz”.

A su vez, Rivas aconsejó: “En la juventud el padre puede comenzar a prepararse para una relación con el hijo ‘adulto’, a través de un proceso que implica un duelo familiar y devenir a partir de este para el hijo la habilitación hacia el mundo de los derechos y las posesiones (estudiar, trabajar, ejercer la sexualidad, formar pareja, tener hijos, tener pensamientos propios, etc.)”.

La psicóloga indicó que se denomina “salida exogámica” al proceso de desprendimiento de los hijos de la familia que comienza en la pubertad y continúa en la adolescencia y la juventud. “Es importante que el padre tolere esta separación y que otorgue al hijo el ‘permiso’ de ensayar una salida exogámica. Se produce entonces la búsqueda de un compañero/a para formar una pareja, la elección de un oficio o carrera y el intento de inserción en el mundo laboral”.

En la juventud empieza a haber una nueva función paterna que es abandonar las rivalidades propias de la adolescencia y la pubertad y volver a un momento de identificaciones y de cercanías
En la juventud empieza a haber una nueva función paterna que es abandonar las rivalidades propias de la adolescencia y la pubertad y volver a un momento de identificaciones y de cercanías

Aclaró Rivas que en esta etapa los hijos transcurren por lo que algunos autores consideran como una “disolución” del vínculo con padres y hermanos. “Esta disolución no implica enemistarse, distanciarse ni olvidarse de ellos, sino el procesamiento de los duelos que acompañan el crecimiento para que el “centro de gravedad” de los jóvenes se ubique en el armado de un proyecto de vida propio. Se define así un nuevo contexto -que llevará a la construcción de una nueva familia -con similitudes, pero también con diferencias- respecto de la propia”.

Finalmente, la psicóloga consideró fundamental que el sistema familiar se muestre permeable como para recibir a la familia política luego de un período de reacomodación. “La familia se amplía y se complejiza, con la aparición de nueras, yernos y nietos. El padre podrá entonces reconocer a su hijo como otro adulto, capaz de criar a sus propios hijos y prepararse para disfrutar de la abuelidad”.

Rivas afirmó que en este proceso de crianza si los chicos, en sus primeras etapas, pueden admirar a sus padres, “podrán identificarse con ellos cuando necesiten sentirse héroes. Y podrán ser los héroes de sus propios hijos cuando llegue el momento...Padres e hijos son espejos en los que cada uno devuelve algo de la imagen del otro. Pueden quebrarse, pueden empañarse, entonces tendremos que hacer lo posible para que puedan volver a reflejarse”, definió y completó: “A los padres les toca la tarea, nada sencilla, de funcionar como ‘barrera protectora’ frente a los estímulos externos, de cuidar el clima familiar, acompañar, explicar y calmar, seguros de la imborrable huella que dejarán en sus hijos”, concluyó.

Catelli dijo que los padres deben estar visibles y disponibles. “Deben ser como una buena estación de servicio en la ruta, que uno la ve de día y de noche porque está bien iluminada ya acude a ella"
Catelli dijo que los padres deben estar visibles y disponibles. “Deben ser como una buena estación de servicio en la ruta, que uno la ve de día y de noche porque está bien iluminada ya acude a ella"

A su vez Catelli contó que en sus charlas sobre la función paterna siempre cita un poema de Eduardo Galeano que se llama “Ventana sobre la memoria”, de Las palabras andantes, donde se puede ver “la función paterna en la identificación, en donde hay algo que se incorpora a la propia argamasa de la personalidad del hijo”.

Ventana sobre la memoria

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