Entre la rinitis y el asma existe una fuerte asociación, tanto desde el punto de vista epidemiológico como patológico, por lo que claramente estamos frente a un concepto integrador.
Ambas tienen una base inflamatoria sistémica cuya naturaleza es inmunológica, sus manifestaciones clínicas pueden predominar en un solo órgano, como los pulmones en el asma o la nariz en la rinitis o en ambos órganos, nariz y pulmones.
El asma es la enfermedad respiratoria no transmisible más frecuente en niños y adultos. Se trata de una afección crónica de las vías aéreas no superiores, que afecta a niños y adultos. Según el Global Asthma Report de la Organización Mundial de la Salud (OMS), se estima que en todo el mundo afecta al menos 330 millones de personas.
Las vías que conducen el aire a los pulmones se estrechan debido a la inflamación y la compresión de los músculos que rodean las vías respiratorias finas. Los signos que indican la existencia de la enfermedad de asma son esencialmente cuatro: tos, sibilancias, disnea (dificultad respiratoria o falta de aire) y opresión torácica.
Por otra parte, la rinitis suele ser subestimada y considerada una enfermedad banal. Aun así, causa altos costos para quienes la padecen, tanto económicos como sociales, pues afecta su calidad de vida. La rinitis es la enfermedad alérgica más frecuente y una de las condiciones más habituales a nivel mundial, sobre todo en los países desarrollados. En la Argentina, 2 de cada 10 personas son alérgicas presentan esta sintomatología, que se vuelve tediosa.
Son muchas los pacientes que ante los síntomas de la rinitis como obstrucción nasal, crisis de estornudos, secresión nasal o prurito presentan también cambios en la vía aérea inferior y en algunas oportunidades pueden presentar asma y rinitis alérgica, a veces subdiagnosticada.
Aproximadamente el 30% al 50% de los pacientes con rinitis alérgica tienen asma y el 90 % de los pacientes con asma tienen rinitis alérgica.
Se trata de pacientes que tienen una base alérgica y generalmente sus síntomas aparecen al estar en contacto con alérgenos internos como: ácaros (polvo doméstico), hongos o con alérgenos externos como los pólenes de los árboles.
Cuando las señales aparecen a temprana edad, antes de los 6 años aproximadamente, son predictivos de asma, y los síntomas son:
- Falta de aire
-Sibilancias
- Tos
- Dolor u opresión de pecho.
Por lo tanto se puede decir que la relación entre ambas patologías representan dos manifestaciones de un mismo síndrome alérgico, en dos sectores del tracto respiratorio. Y de esta manera surge una visión integradora de la vía aérea.
“Una sola vía, una sola enfermedad”
La asociación existente entre rinitis y asma es muy fuerte y las dos enfermedades comparten factores anatómicos, fisiopatológicos y terapéuticos. En esos casos, la enfermedad tiene mayor complejidad, y debe ser tratada como tal.
Otro porcentaje de pacientes, desarrollan otras entidades como alergia y otitis media, alergia y eczemas, respondiendo a la conocida “marcha alérgica”.
Es importante la consulta al médico para tener el diagnóstico y recibir el tratamiento adecuado.
No debemos subestimar ningún síntoma, ni considerar como problemas menores a estas enfermedades, pues todas afectan la calidad de vida.
*Dra. Stella Maris Cuevas MN: 81701, Médica otorrinolaringóloga - Experta en olfato – Alergista , Expresidenta de la Asociación de Otorrinolaringología de la Ciudad de Buenos Aires (AOCBA)
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