Según los últimos datos emitidos por el Instituto Nacional del Cáncer (INC) de la Argentina, en 2020 se diagnosticaron 1.831 nuevos tumores en el encéfalo y el sistema nervioso central, a razón de cinco por día. En tanto, la Sociedad Americana de Oncología Clínica (ASCO), resaltó que “se estima que este año se diagnosticarán tumores cancerosos primarios de cerebro y médula espinal a 25,050 adultos (14,170 hombres y 10,880 mujeres) en los Estados Unidos”.
En tanto, “a nivel mundial, se estima que 308,102 personas fueron diagnosticadas con un tumor cerebral primario o un tumor de la médula espinal en 2020″, advirtieron desde ASCO. Asimismo, entre estas patologías oncológicas, una de las más frecuentes es el glioblastoma, también llamado como glioblastoma multiforme. Se trata de un tumor que suele ser muy agresivo que, incluso, puede crecer en el tejido cerebral circundante.
Es más, según la Sociedad Nacional de Tumores Cerebrales, de Estados Unidos, “la tasa de supervivencia a cinco años para los pacientes con glioblastoma es solo del 6,8 por ciento, y se estima que la duración promedio de la supervivencia para los pacientes con glioblastoma es de solo 8 meses”.
Con este panorama, obtener resultados alentadores cuando se realiza un ensayo clínico podría ser un punto de inflexión ante esta patología. Según indicaron en un comunicado, la vacuna experimental denominada como “SurVaxM, casi duplica el tiempo de supervivencia” y “retrasa el regreso” del tumor en los pacientes ya diagnosticados. El estudio se realizó en 63 personas recientemente diagnosticadas con esta dolencia.
En ese tono, según indicaron en el escrito emitido al finalizar la Fase II, “el 51 % de los pacientes con nGBM que recibieron SurVaxM habían sobrevivido al menos 2 años y el 41 % había sobrevivido 3 años, índices considerablemente más altos que los observados históricamente con la atención estándar”, ya que esta vacuna experimental se dirige a una proteína que se encuentra en los tumores llamada survivina, la cual tendría un rol predominante en la supervivencia de las células cancerosas.
De todos modos, advirtieron que, para tener más certezas sobre estos resultados, se iniciará la denominada Fase III en 10 sitios de Estados Unidos y China. El objetivo, es probar esta vacuna experimental en hasta 270 pacientes.
Qué es el glioblastoma
Según explicó a Infobae el doctor Alejandro Andersson (MN 65836), neurólogo y director médico del Instituto de Neurología Buenos Aires (INBA), “el glioblastoma, también llamado glioblastoma multiforme, es un tumor maligno, y es primario a nivel neurológico y cerebral porque se origina en ese lugar a partir de las células de la glía, que son las que cuidan, soportan y nutren a las neuronas”.
En ese sentido, el experto aseguró que “es frecuente y agresivo, con un crecimiento rápido y una capacidad de infiltración e invasión de los tejidos y estructuras circundantes”, es por este motivo que “la Organización Mundial de la Salud lo categoriza como grado 4, lo que indica una alta agresividad y capacidad de propagación rápidamente”.
“Como tiene la capacidad de crecer a partir de células cerebrales (gliales) e infiltrar el tejido cerebral sano, genera síntomas diversos como dolor de cabeza, visión borrosa, vómitos, cambios del humor y de la personalidad, cambios en la capacidad intelectual de aprendizaje y de pensamiento, aparición de convulsiones y dificultad para hablar”, agregó el doctor Matías Baldoncini (MN 135985), médico Neurocirujano de la Facultad de Medicina de la UBA y director del Laboratorio de Neuroanatomía Microquirúrgica, UBA. Y añadió, en diálogo con Infobae, que “ante estos signos se debe consultar con un médico para un diagnóstico precoz”.
Por qué es importante este avance contra el glioblastoma
Según los expertos, esta patología oncológica es altamente agresiva, con lo cual poder retrasar el avance o, en todo caso, la reaparición del tumor es esencial. “Es importante retrasar la progresión del tumor porque la sobrevida promedio de un paciente con glioblastoma desde el momento del diagnóstico es de 12 a 18 meses, lo que es muy corto. Por lo tanto, prolongar la sobrevida es importante”, reflexionó Andersson.
“Todos los esfuerzos médicos y quirúrgicos están enfocados en retrasar el crecimiento del glioblastoma. En nuestro caso, como neurocirujanos, el objetivo de la cirugía es resecar el mayor volumen de lesión. Logrando esto se puede mejorar la expectativa de vida a los paciente que padecen esta enfermedad. Si bien no es una enfermedad que tenga una cura definitiva, si logramos una resección amplia de la lesión (NdeR: extracción del tumor), sumado a un comienzo rápido de tratamiento oncológico, los pacientes logran una sobreviva de más tiempo”, agregó Baldoncini.
En tanto, sobre este avance, Andersson resaltó que este ensayo se realizó sobre “personas diagnosticadas con este tipo de cáncer cerebral a 26 meses”, siendo que el objetivo de esta vacuna experimental es “entrenar al sistema inmunológico para que ataque las células cancerosas, de modo que si estas regresan, el cuerpo pueda eliminarlas y evitar que crezca un nuevo tumor”.
“El ensayo implica una cirugía para extirpar la mayor cantidad de tumor posible, seguida de radioterapia y quimioterapia con el medicamento temozolomida. Durante un período de un mes, en el cual la radioterapia sigue siendo efectiva, se administra la vacuna. Se proporcionan cuatro dosis en dos meses, seguidas de una dosis de refuerzo cada dos meses”, explicó el neurólogo sobre este ensayo de Fase III y detalló que “el tratamiento de tipo de cáncer puede incluir la extirpación del tumor, radioterapia y quimioterapia, pero es un tumor difícil de tratar, con pronóstico es complicado y hay una gran tendencia a recaer a pesar de los tratamientos”.
Cuál es el avance de las vacunas contra los tumores cerebrales
Luego de la pandemia, la noción de que las vacunas son la respuesta ante un gran número de enfermedades está cada vez más presente en la población. Es por eso que la noticia de una nueva inmunización experimental contra uno de los tumores cerebrales más agresivos y con “peor pronóstico” es se abre como una luz de esperanza para cientos de personas que se enfrentan a esta realidad.
“Hasta el momento no hay vacunas aprobadas contra gliomas, pero si investigación. Según la técnica hay 3 tipos de vacunas”, explicó Andersson a Infobae. En ese sentido, destacó que, además de esta inmunización experimental, se están investigando otras dos contra gliomas.
Según detalló, “la DCVax-L es una vacuna que se crea utilizando células dendríticas del propio paciente que se extraen y se procesan en el laboratorio. Estas células pertenecen al sistema inmunológico y desempeñan un rol clave en la presentación de antígenos específicos del tumor a otras células inmunitarias. Es decir, que se utilizan para estimular una respuesta inmunológica contra las células tumorales”.
“La otra, en tanto, es la HSPPC-96, una vacuna que se elabora a partir de proteínas de choque térmico que se extraen de las células tumorales del paciente. Estas proteínas se procesan en el laboratorio y se administran al paciente para estimular una respuesta inmunológica contra las células cancerosas”, continuó el experto. Además, enumeró que también se estudian inmunizaciones basadas en péptidos (utilizan péptidos específicos del tumor para estimular una respuesta inmunológica contra las células cancerosas en el cerebro) y de virus modificados (mediante la genética, estos patógenos transportan antígenos tumorales al cerebro, los cuáles están diseñados para infectar selectivamente las células cancerosas y desencadenar una respuesta inmunológica contra el tumor).
Por su parte, Baldoncini destacó que “hasta el momento, no hemos leído reportes de vacunas efectivas en tumores cerebrales, aunque creo que sería muy útil en caso que logre demorar la progresión de este tipo de tumores cerebrales altamente agresivos”. “En caso de que la vacuna sea efectiva, esa efectividad se traduciría en un enlentecimiento del crecimiento tumoral, siendo que en la actualidad no existen tratamientos curativos para este tipo de tumores. Es por eso que lo más efectivo es lograr concientizar a la población sobre la aparición de síntomas y la consulta temprana con especialistas para diagnóstico y tratamiento precoz”.
De todas maneras, según los expertos, aún faltan años para que los pacientes puedan alcanzar esta clase de tratamiento. “Generalmente desde los ensayos hasta que una vacuna está a disposición para la población suelen pasar años”, indicó Baldoncini y Andersson completó: “Disponible para la medicina asistencial, por lo que veo, calculo un mínimo 3 años y un máximo 10″.
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