“Históricamente la edad de menarca -o aparición de la primera menstruación- a nivel mundial se fue adelantando.Y si bien en las últimas décadas se creía estabilizada la situación, reportes de los últimos cinco años informan un aumento de las consultas por pubertad precoz central, algo que se acentuó aún más durante el aislamiento por la pandemia COVID-19″. La reciente publicación de la revista Archivos Argentinos de Pediatría de la Sociedad Argentina de Pediatría (SAP) da cuenta de los últimos datos disponibles en el país de un fenómeno del que Infobae ya había advertido el año pasado.
En las niñas -que es en quienes más se observa-, se considera pubertad precoz si el inicio pubertad se produce antes de los ocho años.
Guillermo Alonso es médico endocrinólogo pediatra (MN 80789), jefe de la sección Endocrinología Pediátrica del Hospital Italiano de Buenos Aires y miembro del Comité de Endocrinología de la SAP, y consultado por este medio sobre la situación actual destacó que en la referida publicación pudieron “tomar buenas estadísticas hasta fines de 2021 revisando retrospectiva datos de 10 años”.
“Los casos de pubertad precoz se quintuplicaron durante la pandemia”, precisó el experto, quien destacó que “si bien desde el segundo semestre de 2022 y hasta la actualidad los números cayeron, aún no se regresó a la línea de base si se compara con 2019″.
Con él coincidió la médica pediatra endocrinóloga Ana Keselman (MN 68069), de la División de Endocrinología del Hospital de Niños Ricardo Gutiérrez, para quien “luego del aumento de casos de pubertad precoz detectado durante la pandemia, actualmente da la impresión que se está volviendo a los casos habituales”.
Alonso analizó que “hubo un aumento significativo el año anterior a la pandemia; ya se veía una tendencia, y esto también ocurre en otras partes del mundo”.
En ese sentido, la publicación de la SAP hace referencia a que si bien no hay datos locales sobre incidencia de pubertad precoz, en otras poblaciones, como Dinamarca, se describe una incidencia de nueve casos nuevos por cada 100.000 niñas.
“Debido al llamativo, y en principio subjetivo, aumento de consultas por pubertad precoz durante la pandemia, en los últimos años hubo un mayor número de publicaciones al respecto -refirió la médica pediatra y autora del trabajo, María Benedetto, del Hospital Italiano de Buenos Aires-. El primer reporte sobre este cambio epidemiológico surgió en Italia, donde se describió un aumento de la incidencia de nuevos casos de pubertad precoz y una progresión puberal acelerada durante el aislamiento por COVID-19, comparado con cifras de la misma institución durante los cinco años previos”.
Cuáles son las causas y consecuencias de la pubertad precoz
Keselman sostuvo que “las causas podrían ser varias”, al tiempo que precisó: “La pubertad precoz central en las niñas puede ser idiopática, esto es sin causa conocida, u orgánica secundaria a alguna patología de origen hipotalámica, que es mucho más infrecuente”.
A su turno, Alonso apuntó a la coexistencia de varios factores, entre los que enumeró “aumento de la obesidad infantil, sobre todo previo a la pubertad, exposición a disruptores hormonales a nivel ambiental, tales como pesticidas, contaminantes en alimentos, productos de cosmética, shampúes, cremas, etc), así como el estrés al que están sometidas las infancias”.
Y enfatizó sobre un hábito en crecimiento entre los niños como otro de los responsables: “La exposición a pantallas, las cuales generan cambios en neurotransmisores relacionadas con el sueño que terminan gatillando cambios en los hábitos de sueño e influyendo a nivel hormonal en predisponer a la pubertad precoz”.
“Es poco probable que se trate de cambios genéticos a nivel global por el tiempo en que se ve este aumento de casos -observó-. Se relaciona más con cambios ambientales”.
Acerca de los disruptores endócrinos a los que Alonso hizo referencia, la médica endocrinóloga pediatra Romina de la Puente (MN 130557) del Hospital General de Niños Pedro de Elizalde explicó que “se trata de sustancias que una vez ingeridas o en contacto con el cuerpo se transforman en hormonas y simulan su acción o bien bloquean procesos hormonales”.
En ese sentido, alertó que “algunos hábitos de la vida cotidiana pueden influir en el adelantamiento de la pubertad”. “El consumo de soja, que tiene fitoestrógenos, o la reutilización de botellas de plástico, material que libera una sustancia llamada bisfenol A (BPA) que actúa como disruptor endocrino -ejemplificó-. En la misma línea, el uso de microondas con recipientes plásticos genera igual efecto, así como el uso en niños de cremas y perfumes que no sean infantiles”.
“El tratamiento de la pubertad precoz es seguro y efectivo. Su acción es transitoria y su efecto es completamente reversible. Su duración dependerá de cada caso en particular, dependiendo fundamentalmente de la edad del diagnóstico y lo que hace es suprimir la producción de hormonas que produjeron el inicio de los cambios físicos, los cuales van a retroceder o desaparecer”, explicó en este punto la médica endocrinóloga pediatra Analía Freire (MN 102572), de la división de Endocrinología del Hospital de Niños Dr. Ricardo Gutiérrez.
Y tras asegurar que “si no se trata, las hormonas que se producen acelera la maduración de genitales externos e internos y eso lleva en niñas a la menstruación temprana, que genera básicamente dos consecuencias: una sobre la estatura final, ya que los estrógenos cierran el cartílago de crecimiento y esas niñas terminan con una talla inferior, y otra psicológica, ya que las niñas dejan de ser niñas y tienen muchas crisis de angustia debido a que les pasa algo fuera de la etapa normal y eso muchas veces las lleva a aislarse de sus pares”.
“Es un tratamiento antagonista de la acción de las hormonas -aportó Alonso-. La idea es que el chico se desarrolle al igual que sus pares”. Y amplió: “Se trata de una medicación inyectable intramuscular, que en la Argentina está disponible en dosis mensual, trimestral o semestral. Al año de suspender su aplicación, está visto que las nenas tienen su primera menstruación”.
Consultado acerca de cuáles son las consecuencias en la salud a futuro si el tema es tratado en tiempo y forma, Alonso reiteró que “si bien la mayoría de los chicos tienen pubertad precoz idiopática, como se vio, sin causa o bien relacionada a factores ambientales, hay un grupo pequeño que presenta este cuadro como secundaria a otro problema de salud, como puede ser un tumor del sistema nervioso central”. “Si bien esto es extremadamente raro, es clave consultar al médico ante los primeros signos de desarrollo puberal a edades tempranas”, remarcó.
“Después, en caso de no tratarse, podrá haber complicaciones como una baja talla final”, señaló el especialista, y aclaró: “Son niños que van a pegar un ‘estirón’ antes pero dejan de crecer antes también, con lo cual suelen perder, en promedio, unos diez centímetros de talla final”. “Además, sufrirán consecuencias psicosociales y de adaptación al desarrollarse mucho antes que sus pares”, añadió.
A qué señales deben estar atentos los padres
En este punto, Alonso aclaró que “en general, las niñas tienen tiempos adelantados para su desarrollo”. “Tal vez no se ven tantos casos en varones porque la consulta es más tardía, y los cambios en ellos son menos notorios”, observó.
En ese sentido, precisó que son motivo de consulta en niñas el desarrollo del botón mamario antes de ocho años, olor sudoral intenso y/o la presencia de vello pubiano antes de los siete”. En varones, en tanto, “la presencia de vello púbico y/u olor sudoral antes de los nueve años, así como aumento del tamaño testicular son causas para consultar al pediatra”.
“Es fundamental el control clínico habitual con los pediatras para controlar el crecimiento y desarrollo y controlar la aparición de los caracteres sexuales secundarios justamente para detectar tempranamente en caso que sean de aparición precoz”, apuntó Keselman.
A lo que Alonso sumó: “Los pediatras en el país están bien entrenados en la detección de signos de pubertad precoz y serán ellos quienes indiquen los primeros estudios ante las señales de alerta para luego, de ser necesario, derivar al endocrinólogo”.
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