Desde el año 1987, se celebra el Día Mundial sin Tabaco con el objetivo de que, durante esta jornada, se concientice e informe acerca de los peligros que supone el consumir tabaco. Ya que en la actualidad, es considerada como “Epidemia del Tabaquismo”.
Cada año, el tabaco se cobra la vida de más de 8 millones de personas. Además, destruye el medio ambiente causando daños directos al agua, el suelo y las playas, mientras que en los paisajes urbanos, las calles de las ciudades están inundadas con residuos tóxicos y colillas; mientras que el humo perjudica la salud de los transeúntes, pues los niveles de contaminación del aire son elevados.
El humo del tabaco afecta a fumadores activos como pasivos, que son aquellos que conviven con fumadores y respiran ese aire contaminado. Es perjudicial para todos. Su consumo causa enfermedades y muertes, al igual que su cultivo por las cantidades de plaguicidas y fertilizantes tóxicos que se usan, pues contaminan el ambiente en general.
Los datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) indican que casi el 39% de fumadores son hombres y el 9 % son mujeres. Las tasas de tabaquismo más alta se registran actualmente en Europa, con un 26 %. En tanto, China es el mayor productor y consumidor en el mundo, mientras que en América Latina la tasa de fumadores más alta se encuentra en Bolivia con casi un 40 % de su población.
El tabaco y las enfermedades
El tabaquismo es la principal causa de cáncer de pulmón, pero incide también en la aparición de tumores en otras partes del cuerpo, como son: laringe, boca, faringe, estómago, entre otros. Además, provoca un mayor riesgo de sufrir enfermedades cerebrovasculares.
Además, el consumo de tabaco suele producir estrechamiento de bronquios y destrucción de los alveolos pulmonares, y causar enfermedades del sistema respiratorio, como son: bronquitis crónica, enfisema, y enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC).
Incluso, el tabaquismo puede afectar el ritmo cardíaco y la presión arterial, aumentando el riesgo de enfermedades coronarias. También disminuye la fertilidad en hombres y mujeres, siendo que está demostrado que los hijos de madres fumadoras suelen nacer con bajo peso.
Y, como si fuera poco, afecta también el esmaltado de los dientes, que se vuelven amarillos. De este modo, pueden aparecer enfermedades periodontales.
Asimismo, el humo del tabaco afecta a los pacientes con asma, aumentando las probabilidades de que transiten ataques o crisis asmáticas, con una menor respuesta al tratamiento. Por lo tanto, enfrentan una mala calidad de vida.
Por todo esto, dejar el tabaco en cualquier momento es bueno. Sin embargo, al tratarse de una adicción es difícil abandonarlo y requiere de un proceso que comienza cuando se toma la decisión, tarea que no es sencilla pues se necesita de mucha voluntad para dejar este hábito.
Hay diferentes opciones para lograr este objetivo, pero se necesita de:
- Concientización.
- Apoyo.
- Terapias.
- Asesoramiento.
- Actividad física.
- Técnicas de relajación.
Luego de superar los síntomas ocasionados por el síndrome de abstinencia, que se pueden resumir en ansiedad, irritabilidad, frustración e ira, los beneficios son inmediatos:
- A las pocas horas aumenta el oxígeno en el cuerpo y disminuye el dióxido de carbono.
- A las 24 horas comienza la disminución de mucosidad acumulada.
- A las 48 horas se comienza a normalizar el olfato.
- A las 72 horas resulta más fácil respirar.
Esta situación está vinculada a la lentitud con la que se elimina la nicotina. Sin embargo, a medida que esto ocurre, se recupera la energía, los episodios de abstinencia se controlan con más fuerza, aumenta la capacidad respiratoria, disminuye el cansancio, se logra mantener un buen sueño y, en resumidas cuentas, se mejora la calidad de vida.
Al año, aproximadamente, se reduce a la mitad el riesgo cardíaco o las chances de padecer un infartos y, con el tiempo, el riesgo de muerte por cáncer de pulmón disminuye a la mitad. Incluso, decaen notablemente los riesgos de desarrollar enfermedades severas.
Las terapias para dejar de fumar
Existen métodos para abandonar el tabaco, pero no todos son efectivos y algunos pueden resultar dañinos.
Las terapias de reemplazo de la nicotina son varias y, entre tantos tratamiento, cabe destacar a los cigarrillos electrónicos que han generado mucho interés en los últimos tiempos. Sin embargo, no se ha demostrado que sean más seguros ni más eficaces que los medicamentos de reemplazo de la nicotina para ayudar a dejar de fumar. Es más, se trata de una estrategia cuestionable por sus efectos adversos y existen algunos trabajos científicos que comenzaron a advertir secuelas pulmonares.
Para poder abandonar el tabaco, el Ministerio de Salud cuenta con una guía elaborada por expertos y líderes de opinión. Además, hay líneas telefónicas a disposición para aquellas personas fumadoras que reconocen que este hábito les hace mal y desean dejar de hacerlo, pero les es muy difícil.
Dejar de fumar es posible y con ayuda es más probable que se pueda lograr.
A fin de cuentas, son muchas las razones para dejar de fumar.
*Dra. Stella Maris Cuevas MN: 81701 Médica otorrinolaringóloga. Experta en olfato. Alergista. Expresidenta de la Asociación de Otorrinolaringología de la Ciudad de Buenos Aires (AOCBA)
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