En una nueva directriz publicada ayer, la Organización Mundial de la Salud (OMS) desaconsejó el consumo de edulcorantes. La recomendación se basa en los hallazgos de una revisión sistemática de la evidencia disponible que sugiere que el uso de edulcorantes sin azúcar (NSS por sus siglas en inglés) “no confiere ningún beneficio a largo plazo en la reducción de la grasa corporal en adultos o niños”, según el organismo.
Asimismo, los resultados de la revisión también sugieren que “puede haber posibles efectos indeseables por el uso a largo plazo de los edulcorantes sin azúcar, como un mayor riesgo de diabetes tipo 2, enfermedades cardiovasculares y mortalidad en adultos”.
Según hizo saber el organismo internacional, la sugerencia se aplica a todas las personas, excepto a las personas con diabetes preexistente, e “incluye todos los edulcorantes no nutritivos sintéticos y naturales o modificados que no están clasificados como azúcares que se encuentran en alimentos y bebidas manufacturados, o que se venden solos para agregarlos a alimentos y bebidas por parte de los consumidores”.
En este sentido, los productos específicos que desaconsejó la OMS son acesulfamo K, aspartamo, advantamo, ciclamatos, neotamo, sacarina, sucralosa, stevia y derivados de stevia.
Para el director de nutrición y seguridad de los alimentos de la agencia global, Francesco Branca, “la gente necesita considerar otras maneras de reducir el consumo de azúcares libres, como consumir alimentos que naturalmente contienen azúcares, como las frutas o alimentos y bebidas que no sean dulces”.
Qué dicen los expertos sobre la recomendación de la OMS
En diálogo con Infobae tras la divulgación de las nuevas directrices de la OMS, el médico nutricionista Alberto Cormillot (MN 24.518) consideró: “Lo que se comprobó es que el uso de edulcorantes no mejoraría la obesidad, la resistencia a la insulina ni la diabetes, pero no hay demostración científica de que hagan mal”.
“Cuando la OMS comunica, debería hacerlo de manera más clara; aquí no hay una directiva clara como que la sal sube la presión arterial, o el cigarrillo causa cáncer de pulmón -consideró el especialista en diálogo con este medio-. Respecto a este tema, el organismo recomienda que es bueno consumir agua, frutas y verduras, con lo que todos estamos de acuerdo. El tema es convencer a las millones de personas que consumen bebidas azucaradas de que tomen agua, o explicárselo al 50% de la población argentina que no tiene ni para comprar polenta y que el único gustito que se da en la semana es comprarse una gaseosa”.
Y tras remarcar que “cuando la OMS es clara en sus directivas ya está probado que la población adhiere a las recomendaciones”, el nutricionista enfatizó: “Lo que trae cáncer, diabetes e infartos es el azúcar y eso está demostrado”.
Por su parte, la médica pediatra especialista en nutrición, Miriam Tonietti, quien además fue presidenta de la Sociedad Argentina de Nutrición, señaló que “como pediatra, nunca recomiendo que la estrategia para bajar de peso sea el uso de edulcorantes no calóricos. Más bien, pueden ser usados en pequeñas cantidades en el contexto de una alimentación saludable y controlada en calorías para asegurar la eficiencia en el descenso de peso. Es decir que no hay que consumirlos por sí solos en la estrategia de descenso de peso, si no en el contexto de un plan alimentario adecuado y siempre con el concepto, fundamentalmente para niños y adolescentes, de planes alimentarios saludables”.
En ese tono, Tonietti sugirió: “Hay que ser cuidadosos y tratar, de a poquito, de desensibilizar el consumo de sabores con intensidad dulce o salada. Hay que buscar disminuir este acostumbramiento y optar por el consumo de productos naturales”.
“Cuando se hace el análisis de los edulcorantes no nutritivos -agregó la especialista- se observa que son un conjunto de sustancias químicas con componentes con distintos efectos sobre el funcionamiento y la fisiología corporal. Esto no es menor cuando uno lo piensa en relación a las modificaciones de la microbiota intestinal comunidad de bacterias del intestino que, entre otras cosas, aportan al funcionamiento del mismo)”.
“Hace tiempo que se viene hablando de no reemplazar el consumo de azúcar por edulcorante sino reducir el consumo de azúcar”, comenzó a explicar ante la consulta de Infobae la licenciada en Nutrición Laura Romano (MN 5992).
“Y la causa es lo que explica esta directriz de la OMS, y está relacionada con el umbral dulce, que es la cantidad de dulce que una persona necesita para sentir el dulzor -señaló-. Cuando se tiene el umbral alto, se necesita cada vez más dulce para sentir el sabor dulce, y cuando se tiene el umbral bajo, con pocas cantidades de algo dulce, sienten el dulzor”.
¿Se deben erradicar los edulcorantes de la dieta?
Si bien los endulzantes artificiales no sirven de manera aislada para el tratamiento del exceso de peso, el efecto se aprecia sólo cuando se usan en reemplazo de productos azucarados. La razón radica en que bajar la ingesta de azúcar es lo que genera un déficit calórico que promueve la pérdida de peso, y no los edulcorantes en sí.
Por eso, para quienes están muy acostumbrados a incluir este tipo de productos en la dieta, quizás lo mejor es poder ir reduciendo su cantidad de manera gradual, para que ir modificando el umbral de dulzor de manera paulatina, y así lograr realmente incorporarlo como un hábito de alimentación.
En ese sentido, para la licenciada en Nutrición Ana Chezzi (MN 2245), “si una persona está acostumbrada a consumir edulcorante y necesita comer algo dulce, en principio, el objetivo sería que reduzca las cantidades y si, por ejemplo, le ponía cuatro sobres de edulcorante al café con leche, baje a dos”.
“De un día para otro es muy difícil de lograr, la desintoxicación tiene que ser progresiva”, aconsejó.
Sobre el motivo por el que ella no elije y no aconseja a sus pacientes el consumo de edulcorantes, Chezzi sostuvo: “Siempre es preferible el azúcar, que es un producto natural, que es conocido por el organismo, el cuerpo sabe cómo digerirlo y cómo usarlo (se va a almacenar en forma de glucosa y se va a gastar en la actividad física). El edulcorante en cambio es un químico desarrollado de manera artificial, que el cuerpo no reconoce como natural”.
Y si bien reconoció que “ayudan bastante en el comienzo en un plan de adelgazamiento, para por ejemplo, reemplazar la gaseosa regular por light en una persona que toda su vida tomó gaseosa”, destacó que “lo ideal es, después de a poco intentar acostumbrar al paladar a un menor consumo de dulce”.
Para Romano, “como el edulcorante es más potente que el azúcar y en general lo usan personas con sobrepeso u obesidad para reemplazar el azúcar, la primera contra es que lo usan de forma desmedida, y en el fondo, lo que esas personas están haciendo es aumentar su umbral dulce”.
Entonces lo que se ‘ahorran’ en calorías seguramente lo compensan por otro lado”, enfatizó.
“Además, cada vez hay más evidencia de que los endulzantes artificiales destruyen la microbiota y pueden generar en algunas personas una respuesta glucémica similar a la que ocurre cuando se consume azúcar en exceso”, explicó.
Según Romano, “para las personas que consumen edulcorantes en exceso el consejo es hacer una ‘limpieza’ del paladar reduciendo de a poco las cantidades hasta adaptarse al sabor menos dulce”.
Seguir leyendo