Orgasmos únicos y múltiples: siete claves para alcanzar el clímax sexual

Activar las zonas cerebrales asociadas con la memoria afectiva y la sensibilidad impulsa la unión entre lo biológico y lo afectivo y emocional. Por qué la autoexploración es fundamental

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En la fase de estimulación
En la fase de estimulación sexual y física, y en el momento del clímax se activan numerosas áreas y estructuras cerebrales (Getty)

El orgasmo puede definirse como una descarga de tensión física acompañada de una intensa sensación de placer (clímax). En la mujer, las zonas anatómicas comprometidas en el orgasmo interaccionan entre sí denominándose lecho orgásmico a la suma de las partes que intervienen: clítoris, vulva, vagina, uretra y suelo pélvico. La duración y el número de contracciones varían de una mujer a otra y en cada relación sexual.

El clítoris es el órgano que está preparado fisiológicamente (por la cantidad de sangre y sensibilidad nerviosa) para desencadenar la respuesta orgásmica, por lo tanto, su estimulación por el coito, manual, vibradores, etc., o el simple roce, genera sensaciones placenteras.

Entre las regiones cerebrales más activas encontramos el área del lóbulo frontal como el “punto caliente” del placer. Además, a estas regiones se le suman: las amígdalas cerebrales, el hipocampo, el núcleo accumbens, la corteza cingulada anterior, todas áreas asociadas a la memoria afectiva, a las emociones y la búsqueda de satisfacción o recompensa.

La activación de zonas cerebrales asociadas con la memoria afectiva y la sensibilidad confirman la unión necesaria entre los componentes biológicos y los afectivo/emocionales. En síntesis, el clímax será el resultado del autoconocimiento, de la estima personal, de la capacidad para conectarse con su cuerpo erógeno y del tipo de relación de pareja (y de la calidad del estímulo).

Orgasmos únicos y múltiples

El acto sexual libera una
El acto sexual libera una cascada de hormonas que desencadenan el placer, la felicidad y la unión, entre otros múltiples beneficios (Getty)

Las mujeres tienen la capacidad de tener orgasmos múltiples. Es más, muchas los tienen en el juego erótico y los subestiman. Hay mujeres que le dan un valor especial al orgasmo por penetración, como si este tuviera una jerarquía especial, diferente a los otros. Esperan que los hombres sean capaces de estimularlas con su pene hasta el clímax sexual.

La creencia de que la genitalidad (léase coito) es la meta de todo encuentro sexoafectivo sigue vigente, ubicando en segundo lugar a todo lo que sucede fuera de la genitalidad. Esta idea generalizada que pone al coito en el primer lugar es la causa de muchos problemas sexuales, desde diferencias en las maneras de pensar y sentir la sexualidad hasta disfunciones sexuales con los consiguientes conflictos vinculares.

Los estudios en diferentes partes del mundo revelan que aproximadamente dos tercios de las mujeres alcanzan el orgasmo y un tercio no. También hay que aclarar que muchas mujeres no tienen orgasmo por penetración y que lo logran si estimulan (ella o su pareja) el clítoris durante la relación. No alcanzar el orgasmo por penetración no es un problema, solo indica que se necesita un estímulo extra en el clítoris.

Qué factores intervienen para alcanzar el orgasmo

Un estudio de Salud Sexual (GeSiD), publicado recientemente en Alemania en el que encuestaron a más de 1600 mujeres, puso en evidencia lo siguiente:

1) Todas las prácticas sexuales: autoconocimiento del cuerpo y sensaciones erógenas, la frecuencia de la masturbación y la frecuencia de encuentros sexuales, se relacionan positivamente entre sí.

El orgasmo puede definirse como
El orgasmo puede definirse como una descarga de tensión física acompañada de una intensa sensación de placer o clímax (Getty)

2) Todos los factores relacionados con la relación, los sentimientos amorosos, la cercanía percibida, la comunicación, hablar de cuestiones sexuales, se correlacionaron positivamente.

3) La mayor frecuencia en la actividad sexual en pareja se asoció con puntajes más altos en todos los factores basados en la relación.

4) Una mayor frecuencia de masturbación se asoció con menor satisfacción en la relación y una menor percepción de cercanía.

5) Con respecto al orgasmo, la frecuencia de la actividad sexual, la satisfacción en la relación, los sentimientos de amor y cercanía se asociaron con más altas probabilidades de experimentar orgasmos.

6) Un mayor número de encuentros sexuales con variación en las prácticas (innovar) se relacionó con orgasmos múltiples y mayor satisfacción sexual.

7) Además, la comunicación más abierta respecto a temas sexuales, la variabilidad en las prácticas (sexo oral, estimulación manual, cambio de poses, estímulos externos, etc.) se correlacionó con una mayor frecuencia de experimentar orgasmos múltiples.

La importancia de esta investigación radica en poner en evidencia que los orgasmos femeninos (únicos o múltiples) necesitan de la autoexploración, mayor frecuencia de encuentros y de prácticas sexuales y, en el ámbito de la pareja, de conexión afectiva y vivencia de cercanía.

*Walter Ghedin, (MN 74.794), es médico psiquiatra y sexólogo

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