Las vacunas salvan vidas. Esto ocurre en todas las sociedades del mundo, en las naciones opulentas y en los países con menores recursos, que en muchas ocasiones cuentan con sistemas de salud menos robustos. La vacunación es la herramienta de oro de la medicina moderna para evitar muertes por enfermedades inmunoprevenibles como las paperas, el sarampión, la rubeóla, y también son muy eficaces, como hemos aprendido tras la pandemia de COVID-19, para reducir la enfermedad grave y la hospitalización.
En 2010 la región de las Américas (América del Norte, Central, del Sur y el Caribe) fue la segunda región del mundo con mayor cobertura de vacunación notificada, pero en la actualidad es la segunda con la peor cobertura a nivel global, según indican los últimos datos de la Organización Panamericana de la Salud (OPS). En ese marco, emergen grandes desafíos y los expertos en infectología y epidemiología trabajan intensamente para revertir este escenario.
“Hemos avanzado en tecnología y en capacidad, pero tenemos muchos desafíos. En los últimos 30 años ha bajado la cobertura de muchas vacunas y por ende de enfermedades que teníamos controladas, esto tiene muchas causas”, precisó a Infobae el especialista en epidemiología Nelson Arboleda, director de la Oficina de las Américas del Departamento de Salud y Servicios Humanos de los Estados Unidos, quien visitó Argentina en el marco de la Semana de la Vacunación organizada por la OPS que se desarrolló del 22 al 29 abril.
Arboleda se doctoró en Salud Pública en la Universidad de Miami y la Escuela de Gobierno Kennedy de la Universidad de Harvard y se unió a los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de EEUU (CDC, por sus siglas en inglés) en 2004. Tiene una vasta trayectoria al frente de iniciativas de salud pública global para el control de enfermedades infecciosas, fue director regional de los CDC en América Central de 2009 a 2015. En ese organismo también lideró el trabajo de la Oficina de Seguridad de Vacunas en Preparación para Pandemias y Respuesta a Emergencias.
La pandemia profundizó la caída de las tasas de vacunación que ya se observaban antes de la irrupción del coronavirus, por eso, los expertos en salud aúnan esfuerzos para difundir la importancia de inmunizarse. Para revertir la tendencia, primero debe entenderse cuáles son los múltiples factores que provocan que menos personas se vacunen.
El doctor Arboleda, quien se desempeña como el principal punto de contacto del secretario de Salud de EEUU con la región de las Américas, destacó entre esas causas a la baja percepción de riesgo de un grupo de la población, en especial los más jóvenes.
En segundo lugar, mencionó los alcances de la desinformación que lleva a muchas personas a considerar opiniones, fake news o falsos datos que circulan por chats o redes sociales: “Por eso es crítico llevar mensajes apropiados”, como la campaña de la Semana de la Vacunación de la OPS, cuyo objetivo es impulsar la vacunación en la región divulgando información basada en el conocimiento científico sobre el papel crucial de la inmunización.
Según la OPS, en 2021, más de 2,7 millones de niños menores de un año no recibieron todas sus dosis de vacunas contra la difteria, el tétanos y la tos ferina, quedando sin protección completa contra esas enfermedades. De allí que desde el organismo alertaron que “el riesgo de brotes debido a enfermedades prevenibles por vacunación se encuentra actualmente en su punto más alto de los últimos 30 años”.
En la actualidad, la región de las Américas está enfrentando nuevos brotes de sarampión, después de haber sido declarada libre de esta enfermedad en 2016.
“Desafortunadamente muchísimas enfermedades que hemos controlado, como el sarampión, las paperas, las rubéola y hasta la poliomielitis, en nuestro hemisferio han regresado. Tuve la oportunidad de buscar y de ser enviado a la India, el último de los cinco países en los que se registraba polio circulante, fui a buscar los últimos 80 casos, los encontramos y controlamos la polio en ese país. Es triste ver que enfermedades que teníamos controladas hace ya 30 ó 40 años regresen ahora a nuestro hemisferio y emergen porque no tenemos los niveles de vacunación adecuados. Es triste porque teniendo la repuesta en nuestra mano, no la usamos”, reflexionó el funcionario.
Tres claves para construir la salud global
La pandemia de COVID-19 provocó una situación tan extraordinaria a nivel global que dejó lecciones que calan hondo tanto en la población general como en los especialistas en estrategias sanitarias. En ese sentido, consultado por Infobae sobre cuáles son las amenazas actuales a la salud pública global, el doctor Arboleda precisó tres instancias que se interrelacionan.
La primer clave para fortalecer la salud global es la divulgación de información precisa basada en el conocimiento científico. Pues, según consideró el funcionario de EEUU, una de las grandes amenazas sanitarias radica en la desinformación que está estrechamente ligada a las bajas coberturas de vacunación.
“Al principio de la pandemia hemos visto emerger muchísimas teorías de cómo mejorar y cómo salir de la emergencia sanitaria. Lo mismo vemos con otras enfermedades. entonces es imprescindible utilizar los mecanismos adecuados para obtener la información, ya sea de medios que sean confiables, de los Ministerios de Salud, de la Organización Mundial de la Salud (OMS) o los CDC, es decir de instituciones con expertos que comparten información precisa y, por supuesto, no tomar información de voces o de individuos que quizás no tengan toda esa capacidad técnica”, expresó el funcionario.
La segunda clave está vinculada a impulsar la capacitación del personal sanitario. El director de la oficina de las Américas del Departamento de Salud de EEUU destacó: “Necesitamos tener más personal de salud capacitado adecuadamente, especializado. Por ejemplo, hemos observado durante la pandemia que no teníamos suficientes intensivistas, hoy necesitamos también tener geriatras para nuestra población, necesitamos tener más infectólogos. Hay ciertas necesidades que podemos ver aquí en Argentina y pueden ser diferentes de lo que observamos en Chile, en Colombia o en Guatemala. Por ende, tenemos que pensar de una manera más regional, en cuanto a compartir quizás personal de salud, compartir experiencias profesionales y hacer entrenamientos entre países”.
En tercer lugar, se debe prestar atención a los efectos del cambio climático y cómo esto incide en las modificaciones que se observan en el área de la salud que se traduce en la aparicón de “nuevas enfermedades, comportamientos diferentes y quizás mutaciones, por eso tenemos que estar muy pendientes, el cambio climático es un tema que nos preocupa y ligado a esto también nos preocupa la resistencia a los antibióticos, la resistencia antimicrobiana”.
“En ese sentido, estamos implementando una estrategia directa ahora con el Gobierno de Argentina para apoyar a identificar mejor dónde y cuáles son los antibióticos o las bacterias que están mostrando cierta resistencia y eso es muy importante para el futuro”, señaló.
“Tuve la oportunidad de estar en el Instituto Malbrán, y es muy interesante todos los cambios que están implementando, lo que aprendimos durante la pandemia, que dejó ciertas capacidades instaladas, que serán relevantes para usarlas en los nuevos desafíos que nos van a llegar. Hoy es el dengue, pero mañana va a surgir otra enfermedad y lo importante es que trabajando en conjunto científicos, colaboradores argentinos y de los Estados Unidos vamos a poder enfrentar de una mejor manera las nuevas pandemias”.
En cuanto a los picos de casos de enfermedades infecciosas, Arboleda dijo: “En la región lo hemos visto con dengue, lo hemos visto con chikungunha y algunos otros virus. Este último pico que vimos ahora en Argentina ha sido mucho más alto que el anterior, pero afortunadamente ahora siguiendo y realizando una vigilancia epidemiológica muy detallada, podemos seguir realmente dónde están los casos, cómo los controlamos y creo que eso es lo importante y espero que este pico empiece a bajar”.
Las lecciones de la pandemia
Arboleda destacó entre las lecciones de la pandemia, el uso positivo de tecnología, el poder compartir información rápidamente, el proveer y dar apoyo vía telemedicina, y la facilidad de compartir conocimiento rápidamente con expertos en otros países.
“Aprendimos también que (una emergencia sanitaria) no un tema que atañe solamente al sector de la salud. Un tema de salud se puede desbordar y puede afectar nuestra economía, nuestra seguridad y puede afectar nuestra vida cotidiana. Aprendimos mucho también del trabajo con el sector privado y esas colaboraciones público privadas han sido muy beneficiosas para enfrentar la pandemia”, sostuvo el funcionario de EEUU.
Desde su experiencia en la lucha por la disminución de la prevalencia de enfermedades infecciosas en la región, destacó la importancia de ponderar la magnitud del riesgo de estas enfermedades “pensando no solamente en nuestro bien, sino en el bien de nuestra familia y de nuestra comunidad”. Aquí, otra vez, la vacunación es crucial para disminuir los riesgos.
Las prioridades de salud pública
En cuanto los lazos del Departamento de Salud del Gobierno de EEUU con el resto de los países de América y la OPS, Arboleda señaló que “los Estados Unidos han identificado la importancia de colaborar, de apoyar y de aprender del trabajo conjunto en controlar muchas enfermedades. Lo hemos hecho desde una perspectiva humanitaria. Tenemos dentro de la Secretaría de Salud del Gobierno de los Estados Unidos, una inversión y un gran apoyo a través de los CDC, de los Institutos Nacionales de Salud (NIH) y también de la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) en cuanto a la parte regulatoria para asegurar mejores medicamentos y mejores alimentos disponibles para consumir de una manera saludable”.
El funcionario está a cargo del vínculo del Departamento de Salud con 35 países de América, y desde esa posición, además de sus visitas periódicas a cada nación, vehiculiza el apoyo directo de los EEUU al trabajo de la OPS. invirtiendo en recursos para asegurar que áreas estratégicas como la cobertura de vacunación, la mayor equidad en salud o la disponibilidad de personal capacitado sean realidades concretas en todo el continente.
“Uno de los mecanismos importantes que tenemos es fortalecer los Ministerios de Salud de cada país, porque sabemos que ellos son los que se van a quedar ahí a largo plazo, por ende entrenamos, apoyamos y compartimos mucho del konw how y experiencias que hemos tenido tanto en EEUU como en otros países”, dijo.
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