La actriz y conductora Carmen Barbieri contó que volvió a sufrir problemas de salud por la infección por el virus de herpes zóster, esta vez con sarpullido en el cuello. “Estoy tomando 5 pastillas por día y me aplico una crema”, contó y detalló que, si bien no es un cuadro grave, padece dolor de oído y ardor en la zona del cuello. La comediante ya había contraído la enfermedad en 2020, en aquel momento sufrió parálisis facial en la zona izquierda del rostro.
El herpes zóster, una enfermedad viral conocida popularmente como culebrilla, se manifiesta en la mayoría de los casos como un sarpullido de pequeñas ampollas que aparecen en la piel y generan enrojecimiento y picazón. La complicación más frecuente es un dolor que puede durar meses o incluso años. Una de cada tres personas pueden desarrollar la erupción a lo largo de su vida y el riesgo aumenta con la edad.
La varicela y el herpes zóster tienen un mismo origen: el virus varicela-zóster. En la primera infección, este virus causa la varicela quedando latente en los nervios sensoriales, responsables de percibir la temperatura o el tacto de los objetos. Habitualmente, el sistema inmunitario mantiene controlado al virus, pero, en algunas personas deja de ser capaz de controlarlo y se reactiva como herpes zóster.
Durante la infancia, se estima que más del 90% de las personas han cursado la enfermedad de la varicela y tenido ese primer contacto con el virus varicela-zóster. Por lo tanto, todas ellas están en riesgo de sufrir la reactivación del herpes zóster.
A medida que pasan los años y el proceso de envejecimiento avanza, nuestro sistema inmune también envejece y nos hacemos más vulnerables ante ciertas infecciones, enfermedades y agresiones externas. Este proceso se llama inmunosenescencia, depende de la edad y también de factores genéticos, así como de motivos externos a nuestro propio cuerpo, como por ejemplo el estrés, el nivel de actividad física o el tipo de alimentación.
La estudios recientes estimaron que hasta una de cada tres personas entre 50 y 90 años pasará algún episodio de herpes zóster a lo largo de su vida. Los pacientes con un sistema inmunitario debilitado y que, por lo tanto, están inmunocomprometidos, tienen un mayor riesgo de tener herpes zóster, de hacerlo más de una vez y de presentar complicaciones asociadas.
¿Cómo es el tratamiento del herpes zóster?
El dolor intenso, ardiente o punzante que puede ser de intensidad variable es el principal síntoma producido por la infección del herpes zóster. También suelen aparecer pequeñas ampollas similares agrupadas generalmente y localizadas en una zona concreta del cuerpo, como alrededor de la cintura o la espalda y, menos frecuentemente, en los brazos y en la cara.
La fase aguda dura entre dos y cuatro semanas. El herpes zóster, a pesar de presentar una baja mortalidad, puede implicar complicaciones graves, especialmente la neuralgia postherpética, que es la más frecuente. Ocurre cuando las fibras de nervios dañados envían mensajes confusos y exagerados de dolor desde la piel hacia el cerebro. Esta puede ocasionar discapacidad y afectar de forma importante a la calidad de vida de quienes viven con él.
Hasta el momento, no existe cura contra el herpes zóster, pero a los pacientes se les indica un tratamiento con fármacos antivirales bajo receta médica para mitigar los efectos del brote, reducir los tiempos de recuperación y minimizar el riesgo de complicaciones. Los expertos de la Clínica Mayo detallan que los antivirales habituales para el tratamiento son Aciclovir, Famciclovir o Valaciclovir, que se comercializan bajo distintos nombres comerciales.
Para aliviar el dolor y el ardor, un baño con agua fría o colocar compresas húmedas y frías sobre las ampollas, puede ser una forma sencilla de aliviar las molestias.
Una nueva vacuna contra la enfermedad
El mes pasado se aprobó en Argentina una nueva vacuna para combatir el herpes zóster. La formulación del laboratorio GSK fue aprobada por la Administración de Medicamentos y Alimentos (FDA, por sus siglas en inglés) de EEUU y hace unas semanas obtuvo la autorización de la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (ANMAT) para su uso en el país.
Inicialmente la formulación estará disponible en la Argentina para adultos mayores de 50 años y personas mayores de 18 años con riesgo incrementado de padecer herpes zóster, como por ejemplo aquellos que se encuentran inmunocomprometidos.
Con una eficacia superior al 90% desde el momento de la vacunación y hasta al menos diez años después, la vacuna se administra en dos dosis, con un intervalo de dos a seis meses entre cada aplicación y es la primera vacuna contra el herpes zóster aprobada que combina un antígeno inactivado, con un adyuvante específicamente diseñado para desencadenar una respuesta inmune dirigida, fuerte y sostenida.
Como ocurre con otras enfermedades inmunoprevenibles, aunque algunas personas contraerán herpes zóster a pesar de la vacunación, el poder de la vacuna radica en reducir la gravedad y duración del proceso viral.
Seguir leyendo: