Cuando uno tiene una enfermedad crónica, es posible que pase por distintas fases. Una puede ser la etapa de entender: “Yo entiendo que tengo una enfermedad crónica, pero en el fondo no lo acepto. Entonces, no hago las cosas que tengo que hacer”.
Pero es importante que comprenda que la aceptación implica un compromiso con el cambio y saber que tengo que hacer el tratamiento a largo plazo. Por ejemplo, en el caso de la diabetes tengo que hacer cambios y tomar la medicación que me haya indicado el médico. Lo mismo ocurre en el caso de la obesidad o la hipertensión, en los cuales tengo que hacer cambios y esos cambios tienen que mantenerse.
Sin embargo, por otro lado, hay personas que dicen “llueve, es una porquería, se me arruinó el día. La vida no puede ser de esta manera, que cada vez que quiero hacer algo que a mí me gusta, va a llover y se estropea el tiempo”. Mientras que están aquellos que aceptan y dicen: “Llueve”. Entonces, sacan el paraguas, se protegen como debe ser y encaran su vida sabiendo que está lloviendo, pero nada más.
El entendimiento es el primer paso para llegar a la aceptación, pero muchas veces se transforma en el primer obstáculo porque la persona se queda ahí, dando vueltas alrededor, creyendo que ha aceptado el problema y lo único que ha hecho es entenderlo. Entonces, ni bien pasa un tiempo, deja su tratamiento. En resumidas cuentas, aunque puede no ser lo que más le guste, es importante que analice qué es lo que más le importa.
Hace algunas entregas hablamos sobre la resiliencia y es esta misma palabra la que también puede ayudarlo. En ese encuentro, yo le pregunté: ¿cómo reaccioná cuando algo no le sale bien? ¿Se enoja? ¿Lo acepta? Cuando a los seres humanos algo nos sale mal, este simple hecho nos unifica y nos hace parecidos a los otros 8.000 millones de habitantes que hay sobre la Tierra. Sin embargo, en algo nos diferenciamos: ¿cómo reaccionamos frente a estas situaciones?
Bueno, yo les voy a dar un ejemplo. Comencé a aprender danza aérea de grande, después de los 70 años, y quería aprender a dar vueltas; pero me costaba muchísimo porque no tengo habilidad corporal. Seguí insistiendo hasta que finalmente salió. O sea, tenía la motivación y tuve la resiliencia de seguir pese a que las cosas.
En resumidas cuentas, no me peleo más con la situación. El asunto es que sos humano y como humano no sos perfecto. Te va a relajar mucho si aflojás los hombros y decís, “bueno, soy bueno en esto, no quiere decir que voy a ser bueno en todo”. Muchas cosas en la vida no van a salir bien. Pondré mi mejor esfuerzo en pagar el precio en insistir en aquellas que me son indispensables. Y en aquellas que no, me relajo.
Incluso, en medio de toda esta realidad, el orden puede ser una salida. Es que, si una persona es ordenada gana tiempo y eficiencia. Si una persona es desordenada, ese desorden probablemente se refleje adentro de su cabeza. Se siente con culpa, se siente que está postergando, siente que deja para mañana y nunca llega ese día de mañana.
Pero volviendo al tema que nos reúne hoy - entendimiento o aceptación frente a una enfermedad crónica-, yo entiendo que quizás hacer un tratamiento no le da placer, pero en la vida, muchas veces, uno tiene que elegir entre lo que más le gusta y lo que más le importa.
*El doctor Alberto Cormillot es un reconocido médico argentino especialista en obesidad, educador para la salud, escritor y conferencista. Fundó y dirige la Clínica de Nutrición y Salud que lleva su nombre, Dieta Club, la Fundación ALCO (Anónimos Luchadores Contra la Obesidad) y el Instituto Argentino de Nutrición, desde donde asesora a industrias para la elaboración de productos dietéticos y saludables.
* Realización: Samuel Cejas / Edición: Rosario Benítez Chiarelli / Producción: Dolores Ferrer Novotný
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