Mediante la Resolución 565/2023, publicada este lunes en el Boletín Oficial, el Ministerio de Salud de la Nación informó que ya no se podrá importar, distribuir, comercializar y publicitar los “Productos de Tabaco Calentado” (PTC). Según señalaron, el objetivo de esta medida es “restringir el uso de este tipo de productos, que se consideran perjudiciales para la salud”. Cuáles son los efectos para el organismo y en qué se diferencian de los cigarrillos “comunes” y los vapeadores, según un experto consultado por Infobae.
“Los denominados Productos de Tabaco Calentado utilizan un aparato eléctrico que calienta un cigarrillo especial conteniendo tabaco reconstituido a una temperatura que no llega a producir combustión”, explicaron desde la cartera sanitaria nacional mediante un comunicado. En ese sentido, indicaron que “aunque se promueven como productos de riesgo reducido, hasta el momento ningún estudio independiente ha demostrado que sean inocuos para la salud”.
Según indicaron, “algunas investigaciones han comprobado que contienen muchas de las sustancias tóxicas que poseen los cigarrillos comunes, en algunos casos en mayor grado de concentración”. Esta medida, entrará en vigencia este martes, según se advierte el Boletín Oficial.
“Estos productos liberan un aerosol que tiene nicotina, que provoca también el consumo problemático y puede provocar adicción. Tienen partículas que son dañinas para el pulmón y para el sistema respiratorio. Además, tienen otras partículas como, por ejemplo, metales pesados, tales como el plomo, y otros que pueden provocar o pueden impulsar el desarrollo de cáncer. Además, se asocio fuertemente a enfermedades pulmonares crónica”, explicó a Infobae Francisco Dadic (MN 125795), médico especialista en medicina interna y toxicología, y director de Toxicología Hoy.
Qué dispuso el Gobierno nacional sobre estos productos de tabaco recalentado
Según consta en el Boletín Oficial, se prohíbe “la importación, distribución, comercialización, la publicidad y cualquier modalidad de promoción y patrocinio en todo el territorio argentino de los sistemas o dispositivos electrónicos destinados a inhalar vapores o aerosoles de tabaco, denominados habitualmente como ‘Productos de Tabaco Calentado’, extendiéndose dicha prohibición a todo tipo de accesorio destinado al funcionamiento de dichos sistemas o dispositivos, como asimismo a cartuchos y barras de tabaco para ser calentadas en dichos sistemas”.
En ese tono, desde el Ministerio de Salud indicaron que “el consumo de tabaco es uno de los principales factores de riesgo para contraer enfermedades no transmisibles”, al tiempo que advirtieron que, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), “el tabaquismo es la primera causa de muerte prevenible en los países desarrollados, y también la causa más importante de años de vida perdidos y/o vividos con discapacidad. En Argentina, se calcula que mueren 40.000 personas cada año por esta causa”.
“Esta iniciativa forma parte de una serie de acciones que lleva adelante la Dirección Nacional de Abordaje Integral de Enfermedades No Transmisibles (DNAIENT), en el marco del cumplimiento de los objetivos del Programa Nacional de Control de Tabaco (PNCT), y que buscan evitar el inicio del consumo de tabaco, disminuir su consumo, proteger a la población de la exposición al humo de tabaco ambiental y promover la cesación tabáquica en la población”, señalaron desde la cartera que lidera Carla Vizzotti.
Cuáles son los efectos para la salud de esta clase de dispositivos y en qué se diferencian del cigarrillo común y los vapeadores
En la resolución emitida por la cartera sanitaria, indicaron que “el tabaco está directamente relacionado con la aparición de muchas enfermedades, fundamentalmente distintos tipos de cáncer (de pulmón, laringe, faringe, riñón, hígado, vejiga, entre otros); enfermedades cardiovasculares (infartos, ACV, aneurismas); enfermedades respiratorias (bronquitis crónica y enfermedad pulmonar obstructiva crónica); e infecciones respiratorias reiteradas”.
“Esto vaporizadores, como se conocen, se empezaron a probar con una medida de deshabituación, o sea para cortar con el consumo problemático de tabaco, con la adicción al tabaco, y lo que se ha visto es que en realidad tampoco son buenos para la salud, porque lo que se está fumando no es vapor de agua, sino que es un aerosol un aerosol que tiene partículas dañinas para el organismo, que puede provocar enfermedades pulmonares crónicas y cáncer, entre otros”, afirmó el experto en diálogo con Infobae.
En palabras de Dadic “los aerosoles que utilizan estos vapeadores también tienen nicotina, que es la sustancia adictiva y la que termina provocando el consumo problemático. Por ende, la adicción, en mayor o menor concentración, se está provocando de igual manera. O sea, así no se rompe con el consumo problemático. Además, tampoco se rompe con el hábito de tener que inhalar algo para, quizás, liberar dopamina y algunos neurotransmisores que dan placer. O sea que no se rompe con la terapia conductual. Se usan terapias farmacológicas o químicas, para romper ese deseo ferviente de consumo, que es la adicción, pero también las terapias conductuales, que se trata de romper con la asociación de inhalación”.
En ese sentido, ante la consulta de Infobae sobre las diferencias entre los “Productos de Tabaco Recalentado”, los vapeadores y los cigarrillos “comunes”, el experto en toxicología aseguró que “no hay una amplia diferencia”. “En realidad, son cosas distintas. Fumar cigarrillos comunes trae muchísimas consecuencias, que pueden estar asociadas a más de 200 enfermedades y una gran variedad de cánceres distintos. Además, no solamente tiene nicotina, sino que además puede tener alquitrán, benceno, hidrocarburos, metales. Es muy tóxico para la salud”, agregó.
Es más, al analizar el público que elige esta clase de dispositivos, Dadic indicó: “Hay una tendencia mayor consumo de la gente joven, principalmente; ya que hay una tendencia a dejar de utilizar tabaco. Eso se ve en los adolescentes y los jóvenes que quizás consumen otro tipo de sustancias, pero empieza a ver como un rechazo quizás hacia el consumo de cigarrillos de tabaco”.
La postura de las tabacaleras ante el anuncio del Ministerio de Salud
Mediante un comunicado, Massalin Particulares expresó estar sorprendido ante la medida que tomó la máxima autoridad sanitaria Nacional, y consideró que va “a contramano de los avances de la ciencia, homologados por agencias de salud a nivel global”.
Para Massalin, “los productos de tabaco calentado y sus dispositivos para calentarlos representan una alternativa para los 1000 millones de personas adultas que fuman alrededor del mundo. Estos dispositivos permiten calentar el tabaco en lugar de quemarlo y de esta manera eliminar la combustión, que es el principal problema relacionado con el acto de fumar”. La agencia reguladora norteamericana, FDA por sus siglas en inglés, autorizó en 2019 la comercialización en Estados Unidos de uno de los dispositivos que cuentan con más de 70 mercados a nivel global: IQOS de Philip Morris International.
En 2020, la misma agencia permitió que se comercialice IQOS como un producto de riesgo modificado con esta y otras leyendas: “Los estudios científicos han demostrado que cambiar completamente de cigarrillos convencionales al sistema IQOS reduce la exposición de su cuerpo a químicos dañinos o potencialmente dañinos”.
Cuáles son los beneficios para la salud de dejar de fumar
“Al dejar de consumir tabaco, las personas obtienen beneficios sobre su salud de carácter inmediato y a largo plazo. Según evidencia científica, a los 20 minutos de dejar de fumar se disminuye el ritmo cardíaco y la tensión arterial. En las 12 horas siguientes, el nivel de monóxido de carbono en sangre baja hasta alcanzar valores normales. Después de 2-12 semanas, mejora la circulación sanguínea y aumenta la función pulmonar. Entre 1-9 meses, se reduce la tos y la dificultad para respirar y en 1 año, el riesgo de cardiopatía coronaria es un 50% inferior al de una persona fumadora”, señalaron desde la cartera sanitaria al indicar los beneficios de dejar el consumo de tabaco, en todas su formas.
Y concluyeron: “Luego de 5 años de dejar el tabaco, el riesgo de tener un accidente cerebrovascular disminuye. En 10 años, el riesgo de cáncer de pulmón disminuye hasta ser el 50% del de una persona fumadora, y disminuye también el riesgo de cáncer de boca, garganta, esófago, vejiga y páncreas. En 15 años, el riesgo de cardiopatía coronaria es el de una persona no fumadora”.
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