Analizar cuál es la principal causa de muerte en nuestro país es de gran importancia para planificar estrategias preventivas cuyo fin sea “aumentar la expectativa de vida y lograr una mejor calidad de vida”.
Las estadísticas recientes demuestran que 1 de cada 3 muertes en nuestro país se deben a enfermedades cardiovasculares, es decir, el 30% de los habitantes de la Argentina fallecerán de alguna causa cardiovascular. En el contexto global de afecciones cardiovasculares, podemos afirmar que la aterosclerosis (fenómeno por el cual se deposita colesterol en las arterias, produciendo un proceso de obstrucción arterial que imposibilita la correcta llegada de oxígeno y nutrientes al corazón y cerebro o cualquier órgano que pudiera ser afectado) es la más frecuente e importante por sus consecuencias. Es por ello que prevenir el desarrollo de aterosclerosis en sus etapas iniciales debería ser el objetivo principal a la hora de intentar combatir la principal causa de muerte contemporánea.
La aterosclerosis ha sido estudiada desde hace más de 100 años y continúa siendo materia de investigación, comprender con mayor precisión los procesos involucrados en su desarrollo determinará una mejor prevención, desacelerar su progreso o hacer incluso regresar sus lesiones una vez presentes.
El doctor Augusto Lavalle Cobo, —Director del Consejo de Epidemiología y Prevención Cardiovascular de la Sociedad Argentina de Cardiología y Coordinador del Servicio de Cardiología Clínica en Sanatorio Finochietto—, nos comenta que “la enfermedad cardiovascular aterosclerótica que se manifiesta principalmente a través de un infarto del corazón, del cerebro o de la enfermedad de las arterias de las piernas, se encuentra dentro del grupo de las denominadas Enfermedades Crónicas No Transmisibles; esto significa que no se contagia y que se necesita tiempo para su desarrollo y progresión”.
En esta línea conceptual, el doctor Pablo Corral —Presidente de la Sociedad Argentina de Lípidos, lipidólogo y profesor de Farmacología en la Facultad de Medicina de la Universidad FASTA— afirma que el comienzo de la aterosclerosis se produce cuando un conjunto de compuestos que circulan por nuestro torrente sanguíneo se depositan dentro de la pared da las arterias; normalmente comienza en etapas tempranas de la vida y progresa con el correr de los años. Estos compuestos se denominan lipoproteínas, siendo la más frecuente la lipoproteína de baja densidad o LDL, conocida por todos al analizarla y medirla en sangre durante los chequeos médicos de rutina.
El colesterol asociado a esta lipoproteína o “colesterol LDL” se introduce en nuestras arterias y comienza el fenómeno de aterosclerosis, que se ve acelerado y potenciado por otros factores de riesgo como la hipertensión arterial, el tabaquismo, la mala alimentación, el sobrepeso, la diabetes y el sedentarismo. El rol del colesterol LDL dentro del proceso de aterosclerosis también ha sido estudiado durante muchos años y existe un gran volumen de información científica publicada en prestigiosas revistas médicas que demuestra que a valores de colesterol LDL más altos, mayor es el riesgo de presentar eventos cardiovasculares; un ejemplo es una enfermedad con características hereditarias y con valores muy elevados de colesterol LDL; estos individuos (pocos entre la población general), tienen un mayor riesgo de presentar un evento cardiovascular que la población general.
La evidencia también es contundente al mostrar que las personas que tienen niveles de colesterol LDL muy bajos determinados genéticamente poseen un riesgo mínimo o nulo de presentar aterosclerosis y eventos vasculares serios como infarto de miocardio o accidente cerebrovascular.
El doctor Corral, resalta que, a partir de lo que se mencionó previamente, el objetivo principal es intentar mantener bajos y desde edades muy tempranas el colesterol LDL, a fin de evitar su depósito en nuestras arterias y que estos niveles deben ser muy bajos en personas con mayor riesgo cardiovascular, como aquellos que ya sufrieron un infarto, un accidente cerebrovascular, una cirugía de bypass coronario o en quienes se haya implantado un stent.
El doctor Lavalle Cobo afirma que mantener un estilo de vida saludable, una alimentación adecuada y bajo consumo de alimentos altamente procesados, actividad física regular acompañado de un descanso adecuado, y un buen manejo del estrés son los pilares básicos y fundamentales para lograr este objetivo. Habitualmente en muchas circunstancias estas medidas no son suficientes y es necesario recurrir a tratamientos farmacológicos para lograr colesterol LDL en valores bajos. No existe riesgo ninguno asociado de alcanzar valores bajos o muy bajos de colesterol LDL; “la información científica disponible sustenta claramente su seguridad (es decir la ausencia de daños o efectos adversos) de alcanzar y mantener niveles bajos, incluso menores a 20 mg/dL de colesterol LDL.
¿Cuán bajo debería ser el colesterol LDL?
Esta es una muy buena pregunta cuya respuesta no es simple. Bajo significa lo más bajo que se logre, aunque lo que debería quedar claro es que no hay un umbral, un número, un nivel en el cual estemos conformes, cuanto más bajo mayor la expectativa de vida y mejor calidad de vida.
La medicina contemporánea ha impactado muy favorablemente sobre la enfermedad cardiovascular de origen aterosclerótica por la introducción y el desarrollo de tecnologías dirigidas a desobstruir (angioplastias con stents, cirugías como el bypass coronario) nuestras arterias coronarias (irrigan el corazón) o carótidas (que llevan sangre a nuestro cerebro) cuando ya existe una obstrucción ateroesclerótica severa. Aunque sin duda el mayor impacto logrado haya sido cambiar la historia natural de esta enfermedad por la introducción de tratamientos que bajan el colesterol LDL y pueden ser aplicados a una gran proporción de sujetos y pacientes en riesgo, al comprender el desarrollo de aterosclerosis, el rol primordial del colesterol LDL y el correcto manejo y control del resto de los factores de riesgo cardiovasculares ya mencionados.
Rafael Diaz: Médico cardiólogo, Mat 7058. Es uno de los fundadores ECLA, (Estudios Clínicos Latinoamericanos), organización académica de investigación, y del Instituto Cardiovascular de Rosario (ICR). Según la plataforma Web of Science forma parte del grupo de élite de los científicos más citados y referidos dentro de su especialidad médica.
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