Las cifras oficiales a nivel mundial dan cuenta de que 165 millones de niños tienen miopía en la actualidad y se estima que pueden llegar a 275 millones para 2050.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), en el mundo hay 7,5 millones de niños en edad escolar portadores de algún tipo de deficiencia visual y sólo el 25% presenta síntomas. Del mismo modo, los especialistas aseguran que los niños que usan anteojos recetados tienen 44% menos chance de reprobar una cursada escolar.
En ese contexto, y en el marco de un nuevo inicio de clases, la Sociedad Argentina de Pediatría (SAP) en conjunto con la Sociedad Argentina de Oftalmología Infantil (SAOI) emitieron un documento en el que destacan la importancia de la evaluación y detección temprana de las patologías oculares y los déficits visuales en los niños y niñas, y el rol del sistema de salud en garantizar el acceso de toda la población a estos controles.
Bajo el título Control oftalmológico previo al inicio escolar, los especialistas de las entidades médicas destacaron que “aquellos síntomas que suelen permitir sospechar una patología ocular son, entre otros, dificultad en la visión a corta, mediana o larga distancia; problemas para leer el pizarrón en clase; dificultades para leer; déficit de atención y concentración y/o bajo rendimiento escolar. Otros signos que pueden llamar la atención son que se acerca demasiado al televisor o a otros objetos para verlos; si desvía un ojo de forma permanente o intermitente; si presenta cefalea; que entrecierre los ojos y baja coordinación ojos-mano, como dificultad al atrapar una pelota u otra actividad del estilo”.
“Entre las patologías oftalmológicas más frecuentes en la infancia, se encuentran los errores de refracción, que son problemas de visión que se producen cuando la forma del ojo no permite enfocar bien; es una condición que suele darse en diferentes grados de severidad en 1 de cada 5 niños y niñas”, afirmó la médica oftalmóloga pediatra y presidente de la Sociedad Argentina de Oftalmología Infantil (SAOI), Marcela Gonorazky.
Por su parte, el médico especialista en oftalmología infantil y vicepresidente de la SAOI, Leonardo Fernández Irigaray, agregó: “Otro problema de salud visual de la niñez que se presenta en el 5% de los casos es el estrabismo, que se produce debido a un control deficiente de los músculos oculares, que generalmente se reconoce porque los dos ojos no se dirigen en la misma dirección. Asimismo, en el 2 y 4% de los casos aparece la ambliopía, que es causada por una falla en el funcionamiento del cerebro, que no puede reconocer la visión de un ojo; se la conoce también como ‘ojo perezoso’ u ‘ojo vago’”.
Los orígenes de las patologías oculares pueden ser genéticos (de nacimiento), epigenéticos (cuando corresponden, entre otros, a factores ambientales como la dieta, el lugar de residencia y/o de trabajo, tratamientos farmacológicos y hábitos no saludables) o multifactoriales, y se presentan sin distinción en ambos sexos. “Si se sigue el calendario de controles de la Sociedad Argentina de Oftalmología Infantil con un oftalmólogo infantil, en general se logra diagnosticar la afección en tiempo y forma”, consignó Gonorazky.
“Las pesquisas de alteraciones visuales realizadas al ingreso escolar permiten detectar precozmente patologías y mejorar el desempeño escolar y la integración social, brindando mayores oportunidades”, pregona el documento conjunto de la SAOI y la SAP.
Sin una visión clara, “un chico puede no ser capaz de ver el pizarrón y desempeñarse correctamente en la escuela, además de no ser capaz de leer, hacer deportes, jugar e interactuar socialmente con su entorno, disminuyendo su calidad de vida”. Esas son, según la médica oftalmóloga del Hospital Italiano de Buenos Aires, Betty Arteaga, las dos principales razones para cumplir con estos controles en los niños que comienzan el primer grado de la escuela primaria.
Para ella, esas señales “pueden llevar a creer que un niño tiene problemas de conducta o de aprendizaje cuando en realidad la dificultad puede radicar en un problema de visión pasado por alto”.
Para poner foco en la importancia de atender las alteraciones visuales, el documento de la SAOI y la SAP destaca que “aproximadamente, el 80% de la información que llega al cerebro es visual. Cualquier aprendizaje se realiza más fácilmente si los dos ojos se emplean de forma eficiente y el cerebro procesa esas imágenes de forma adecuada. Cuando estas habilidades visuales fallan, el procesamiento y la interpretación de la información visual pueden ocasionar un problema de aprendizaje. La percepción visual es muy importante en el proceso de aprender a leer. La visión es mucho más que tener buena vista o agudeza visual perfecta. La visión implica captar la información visual, procesarla, obtener un significado, para poder interpretar y comprender todo lo que nos rodea”.
“En cuanto a las demoras para acudir a la consulta, generalmente no tienen que ver con la situación económica o social de las familias, sino que muchas veces se producen por falta de información o por acudir a centros que no cuentan con oftalmología infantil y son evaluados por un oftalmólogo general”, subrayó Fernández Irigaray.
Para Gonorazky, “ante todo, es recomendable enfáticamente la prevención y detección temprana de las patologías oculares, la que se logra con la consulta oftalmológica infantil al nacimiento, los seis meses de vida, al primer, tercer y quinto año y, luego, una visita anual”. En cuanto al tratamiento, dependiendo de cada patología, los especialistas cuentan con herramientas como los anteojos, parches, colirios específicos y cirugía en casos puntuales.
Asimismo, las entidades médicas aseguraron que “el médico oftalmólogo es el médico especializado y entrenado para cuidar la salud visual. Los oftalmólogos infantiles cuentan con el equipamiento y la experiencia necesarios para examinar y tratar la visión de los niños. Es importante realizar controles oftalmológicos desde edades tempranas y en niños preescolares. El sistema de salud debería garantizar la accesibilidad a las consultas oftalmológicas propendiendo a la equidad”.
En opinión de Fernández Irigaray, “nunca es demasiado temprano ni demasiado tarde para acudir con un niño o niña a su control oftalmológico infantil. La consulta periódica y el diagnóstico temprano de cualquier alteración en la salud ocular son las claves para llevar adelante un tratamiento con mucho mejor pronóstico”.
Por último, para mantener una buena salud visual, Arteaga recordó “las 4 P recomendadas por la Agencia Internacional para la Prevención de la Ceguera”:
1- Prevenir: esto es, comer sano, adoptar hábitos saludables, jugar en exteriores, reducir el tiempo de exposición a las pantallas
2- Proteger: usar anteojos de sol de calidad y usar antiparras apropiadas según el tipo de deporte que se practique
3- Preservar: equivale a realizar los controles médicos rutinarios, en caso de tener anteojos prescritos, usarlos según consejo médico y no colocar medicación en los ojos sin realizar una consulta médica
4- Priorizar la salud visual: el control oftalmológico anual es tan importante como cualquier otro control médico de rutina. No deben ignorarse las señales que indiquen disminución visual.
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