En algunos colegios las clases comenzaron la semana pasada, pero en la mayoría de las escuelas lo harán este lunes. Y más allá de ya tener los útiles preparados para ese comienzo del año lectivo, se destaca un elemento muy importante que “pesa” sobre la salud de los niños y jóvenes estudiantes: la mochila escolar.
La mochila está en el ojo de los especialistas, no por su look cool o cachero, sino por su diseño y forma de uso, ya que la carga excesiva de la misma puede perjudicar la salud de los estudiantes que deben llevarla para ir y volver del colegio.
“Cargar con muchas cosas en la mochila de los niños condiciona la postura desde muy temprana edad porque en ese momento sus huesos aún se están desarrollando. Existen también otras cosas a las que deben estar atentos los padres como la postura, que muchas veces se corrige con plantillas, y hasta las sillas en las escuelas”, explicó a Infobae el doctor Andrés Ferrero, jefe del Programa de Escoliosis del Hospital de Clínicas “José de San Martín” de la Ciudad de Buenos Aires.
“La planificación previa tanto del colegio como de los padres resulta clave para que, por un lado, los niños no carguen más que el material que van a utilizar en el día y, por otro lado, el correcto control junto a un especialista traumatólogo para detectar a temprana edad si existen desviaciones en la columna o si estos necesitarán plantillas para corregir su postura”, advierte el profesional.
Los niños y adolescentes siguen necesitando llevar libros, cuadernos, cartucheras, diccionarios y carpetas, entre otras muchas cosas más para asistir a clases cada día. Y muchas veces no nos damos cuenta del peso que todo ese material supone en ellos, lo que puede llegar a producir problemas de espalda en aquellos que van más cargados. Lo cierto es que el exceso de peso en las mochilas es un problema grave, ya que los huesos en esa edad se encuentran en proceso de crecimiento.
“De acuerdo a diversas publicaciones científicas, el peso de la mochila no debería superar el 10% del peso corporal del/a niño/a para ser seguro, siempre y cuando, se distribuya entre los dos hombros, aceptándose un máximo de 15% en algunos países. Y debería ser aún menor al 10% del peso corporal, en caso de llevarse en un solo hombro, aunque no es una forma adecuada de llevar la carga. Existen reportes alrededor del mundo que informan que el peso seguro es excedido por una gran cantidad de escolares”, recomiendan los expertos de la Sociedad Argentina de Pediatría (SAP).
“El control sobre lo que se transporta en la mochila, debe ser parte de la rutina diaria de cuidado en la familia y los elementos solicitados por los/as educadores/as, los imprescindibles. Exceder el peso “seguro”, predispone a niños, niñas y adolescentes a inclinarse hacia adelante, atrás o hacia los costados, flexionar las rodillas o acortar el paso, según lo necesiten para cargar la mochila, haciendo la marcha más ineficiente e inefectiva. Esto provocará acortamientos (o elongaciones) musculares y expondrá a los/las estudiantes al riesgo de padecer dolor de espalda”, agregaron.
Y concluyeron: “La niñez y adolescencia son etapas fundamentales para el crecimiento de la columna vertebral y del resto de las estructuras musculoarticulares asociadas al eje corporal. Y es crucial que este crecimiento se lleve a cabo en forma adecuada para evitar trastornos que pueden impactar en el presente de niños/as y adolescentes y en la calidad de vida de las personas adultas en las que se transformarán. Brotes de crecimiento, insuficiente actividad física y malos hábitos de higiene postural hacen que la mayoría de los adolescentes sufran de dolor de espalda. Y existen reportes de lesiones en niños/as y adolescentes referidos a una carga excesiva o inadecuada de la mochila escolar”.
“La carga excesiva en la espalda puede condicionar la postura. Hoy en día los chicos llevan bastante peso y lo recomendable es reducirlo y reducir el tiempo en que llevan ese peso en los hombros. Lo ideal es regular la carga haciendo foco en llevar lo indispensable y nada más. “Las mochilas muy pesadas no generan deformidad a corto plazo, pero traen alteraciones musculares que pueden causar dolor. Lo principal es prevenir”, puntualiza Ferrero”, afirmó Ferrero.
Y destacó que “en caso de llevar la mochila al hombro, lo que se recomienda es que el peso no supere el 10 a 15% del peso corporal, de acuerdo a la edad, constitución y estado físico de cada uno”.
Recomendaciones para el uso de mochilas
El doctor Ricardo Caldara, del Servicio de Ortopedia y Traumatología del Hospital Alemán precisó que como primera recomendación, es fundamental que el tamaño de la mochila se adecue a la edad y la talla de los niños, pues si se compra una grande esperando que le sirva durante muchos años, lo que se puede conseguir es que el peso perjudique a la zona lumbar, mucho más sensible que la zona dorsal.
“La mochila ideal es la que descansa y se adapta a la curva que forman las vértebras dorsales, es decir, aquella que termina unos cinco centímetros por encima de la cintura. La carga que el niño puede soportar en su espalda no debe superar el equivalente al 10% o 15% de su peso, aunque debemos tener en cuenta que esto puede variar según la constitución, la edad y el estado físico de cada uno”, precisó.
Y advirtió que “el exceso de peso en las mochilas es un grave problema, ya que la columna aún es inmadura, y los huesos están en crecimiento. A pesar de que algunos expertos afirman que la salud del niño no se ve afectada por el mal uso de la mochila escolar, nosotros aconsejamos tener muy en cuenta este aspecto, ya que prevenir y adecuar la carga siempre será beneficioso para el cuidado del niño, más allá de que las consecuencias se concreten o no. Una recomendación útil para prevenir futuros dolores es practicar algún deporte, o realizar ejercicios para fortalecer los músculos de la espalda”.
A la hora de comprar una debemos fijarnos en que tengan cintas anchas para los hombros y que, tanto éstas como la zona de la espalda, estén acolchadas.
El problema de las plantillas
Respecto a las plantillas y su utilización, “el momento ideal es cuando dejan de usar los pañales porque es cuando adoptan la postura de los pies. Por eso la etapa del jardín a la primaria es el momento de enfatizar las consultas con especialistas, ya que ese es el momento para detectar si existe alguna alteración, como el pie plano o pie cavo, y que se pueda corregir a tiempo”, remarcó Ferrero.
Otro tema importante es en qué momento se debe usar la plantilla: “Todo el tiempo, en el colegio, haciendo deporte y en la casa. En el verano, pese a que los niños suelen estar descalzos la mayoría del tiempo, es recomendable reforzar la idea de su utilización. La vida útil de las mismas es de un año aproximadamente, pero suele estar sujeta al crecimiento del pie del niño”.
Asimismo, señala que el uso de la tecnología mal aplicada puede tener una repercusión negativa en el desarrollo de niños y adolescentes: “Lo recomendable es que las pantallas siempre estén a la altura de la vista, ni más arriba ni más abajo, haciendo que tengamos que estar sentados a 90 grados. Ya sean teléfonos, tablets, TVs o computadoras, lo ideal es adoptar esas posturas, ya que existe una tendencia a mirarlas hacia abajo generando posturas viciosas, como tensionar toda la espalda y parte del cuello, lo que se suele conocer como el síndrome de “Tech Neck”, precisó el experto y agregó: “En todas las etapas de la vida, una forma de contrarrestar estas posturas es haciendo deporte, en el colegio, como actividad por fuera del mismo, haciendo yoga en caso de los adultos o deportes en caso de los adolescentes”.
Uno de los problemas de salud más comunes en la espalda de los jóvenes es la escoliosis, que es la alteración en la forma de la columna.
“El crecimiento alterado de la columna puede traer severas consecuencias a futuro. Lo típico de estas escoliosis es que no tengan dolor, por lo que se detecta prestando atención a la postura y la forma de desarrollo de los adolescentes. Si los padres o maestros detectan que un chico tiene, por ejemplo, un hombro más alto que el otro o permanece con posturas alteradas es tiempo de consultar al traumatólogo”, finalizó Ferrero.
La elección de la mochila indicada
Al comprar una mochila hay que cerciorarse lo siguiente:
-Que cuente con tirantes o correas regulables, anchos y acolchados. -Que tenga un cinturón que ayude a fijar la mochila a la altura de la cintura, de modo de distribuir el peso entre una mayor cantidad de grupos musculares del cuerpo. -Que la parte que se apoye contra la espalda esté acolchada. Aconsejamos elegir mochilas que se cuelguen en los hombros por sobre aquellas que tienen carrito, ya que con éste último el niño realiza esfuerzos sólo con un lado de la espalda.
“Utilizar la mochila de forma inadecuada puede traer graves consecuencias perjudiciales para la salud, especialmente para los hombros y la espalda. Es por ello que hay que prestar mucha atención en el tipo de mochila que usen, la carga de la misma, la colocación y postura del niño”, afirmó a este medio el médico quiropráctico Marcelo Barroso (MN 9784).
“El uso de mochilas en los niños está desaconsejado porque en líneas generales tiende a sobrepasar el peso normal que deberían transportar. De acuerdo al peso corporal, no debería pesar más del 10% para que una estructura en desarrollo la pueda soportar sin dañarse”.
El quiropráctico señaló también que “se trata de estructuras que están en una etapa de maduración, de desarrollo, sometidas a presiones y a pesos excesivos que sin duda alguna van a traer aparejadas consecuencias, no sólo en la marcha sino en la postura en general, lo que se verá reflejado en un detrimento en la calidad de vida y en la salud de la persona”. Para él, “un modo correcto de usar la mochila es calzada sobre los dos hombros”, aunque admitió que “en líneas generales se tiende a lateralizar y cargar el peso en un solo lado y eso probablemente deforma la columna”.
En ese sentido, una alternativa que sugirió el especialista es el uso de lockers en las escuelas. “Sería la herramienta ideal para que los niños puedan dejar los libros o útiles más pesados y llevar a casa únicamente el cuaderno de tareas por ejemplo -analizó-. Otra opción sería perfilar los libros y que lleven las unidades que van a trabajar”. En la misma línea se manifestó Ferrero, para quien “los colegios e instituciones pueden colaborar, teniendo en cuenta el tipo de material que el alumno emplea durante el año y dispongan de armarios o estantes de distintas alturas para guardar libros, carpetas, etc”.
Barroso consideró que “tampoco el carrito es la solución porque lo que se hace es lateralizar el problema y un peso que debe cargarse en la parte posterior del cuerpo se lleva lateral con el carrito”. “El punto es que el peso es excesivo y en el caso del carrito se suma la lateralidad que se ejerce porque obviamente se lo lleva de un lado más que del otro”, sostuvo.
La SAP también avala esto. “Si analizamos ahora los carritos, que tienen como ventaja no cargar peso sobre los hombros, podemos destacar que su traslado involucra una carga asimétrica pudiendo acarrear consecuencias en el miembro superior que lo arrastra, sobre todo al subir y bajar escaleras, ya que esta asimetría, combinada con las mayores fuerzas dinámicas requeridas para el ascenso y descenso, podría provocar estrés excesivo sobre el complejo hombro/brazo y adaptaciones de la columna vertebral en rotación. Más allá del peso que se trasporte, llevar el carrito con una mano hará que los movimientos normales de balanceo de los brazos durante la marcha se vean alterados y podría aumentar la flexión de caderas necesaria al caminar”, precisaron.
Recomendaciones para no olvidar
1- El tiempo óptimo para llevar la mochila es de 15 minutos.
2- Usar ambas correas, para evitar sobrecargar uno de los hombros. Esto reparte equitativamente el peso.
3- La mochila ideal es aquella que descansa y se adapta a la curva de las vértebras dorsales y termina por encima de la zona lumbar unos 5 cm, evitando cargar dicha zona.
4- Al levantar la mochila, como cualquier otro peso, debe hacerlo flexionando ambas rodillas.
5- Es importante llevar en la mochila sólo lo necesario para cada día.
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