En el último reporte de casos de COVID emitido por el Ministerio de Salud, la cantidad de infecciones registradas en la última semana son 8614. Una cifra que se traduce en una “disminución del 56 por ciento respecto de la semana anterior”, según explicaron desde la cartera que lidera Carla Vizzotti. Más allá de estos números, según se desprende del último Boletín Epidemiológico Nacional, 7 de cada 10 contagios son responsabilidad de la subvariante BQ.1, conocida popularmente como “perro del infierno”.
Vale destacar que este sublinaje es “hijo” de la subvariante BA.5, por lo cual las vacunas bivalente (o bivariante) están diseñadas para “enfrentarlo”. De todos modos, los expertos destacan la importancia de aplicar las dosis de refuerzo (ya sean estas nuevas formulaciones o las ya avaladas para el virus ancestral) para elevar la respuesta inmune y obtener una mejor protección ante la infección.
Aunque estos datos advierten un aumento de la presencia de este sublinaje, lo cierto es que la cantidad de muestras analizadas para brindar estas cifras son realmente escasas. Según afirma el documento, “en la SE50 (entre el 11 y 17 de diciembre de 2022) se observa que Ómicron BQ.1 se detecta en 48/68 muestras analizadas”, número que se traduce en un 70.59%.
En ese momento, el total de casos confirmados se ubicó en 62.261, de los cuales casi un 20% fueron identificado mediante autotest. De esta manera, queda en evidencia que un gran número de personas que se contagiaron no conocen qué subvariante de Ómicron fue la responsable, siendo que esta es la variante predominante en todo el mundo, según afirmaron desde la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Lo cierto es que las pocas muestras analizadas también pueden brindar un panorama de la situación epidemiológica en la Argentina, afirman los expertos. No con números tan exactos, como en otros momentos de la pandemia, sino como una suerte de pantallazo sobre cuáles son las subvariantes que están en el país y de qué forma van ganando terreno.
“Son pocas las muestras, es cierto, pero creo que hay que resaltar que ya se detectó este virus en Argentina y, si está acá, va a estar circulando”, destacó en diálogo con Infobae el bioquímico, inmunólogo e investigador principal del CONICET, Guillermo Docena. “Como la gente está vacunada, van a tener una enfermedad leve y probablemente ni se enteren que tuvieron COVID. Mucho menos aún que tienen esta variante; es por eso que la van a transmitir. O sea, el que está vacunado, aunque tenga todas las dosis de refuerzo, se va a contagiar igual, pero la diferencia con el no vacunado es que va a tener una enfermedad leve, como una gripe o directamente va a ser asintomático, pero puede transmitir virus a terceros”, agregó.
Asimismo, el experto resaltó que “por más que haya bajo testeo y baja secuenciación, lo importante es que ya se la detectó y una vez que se la detecta lo que uno espera es que una variante con tan alta transmisibilidad comience a desplazar a las otras y sea cada vez más prevalente, o que su presencia en el porcentaje de muestras analizadas sea cada vez sean más alto, pero es lo único que puede generar preocupación”.
El nombre “perro del Infierno” o “sabueso del Infierno” (Hellhound en inglés) se relaciona con el “Cancerbero” o “Cerbero”, el perro de tres cabezas cuyo “dueño” era Hades, el dios de los muertos y el inframundo en la mitología griega. Descripto como un feroz guardián, este can debía cuidar las puertas del Infierno para que los muertos no escaparan y, en paralelo, los vivos no ingresaran.
Ahora, la razón de que esta subvariante fuera denominada de este modo radica en que es, al menos, un 10% más transmisible que otras variantes, con lo cual se buscó establecer una analogía por lo difícil que es huir de ella, y su capacidad de evadir anticuerpos.
“Esta variante deriva de la BA.5, también dentro de la BQ.1 está la BQ.1.1, que es una subvariante”, explicó Docena. En ese sentido, señaló que la aparición de estas variantes tiene lugar “por acumulación de mutaciones, que las hacen más transmisibles. Permanentemente están apareciendo variantes porque el virus, a medida que se transmite y se replica, va mutando; pero algunas variantes que se generan no desplazan a las anteriores”.
En el caso de la BQ.1, su presencia provocó un nuevo cambio en la pandemia. “Esta se detectó, en realidad, entre julio y agosto en África. Enseguida se identificó en Europa, después en Estados Unidos y ahora ya hace la detectó acá. Era algo lógico por el movimiento de gente del verano”, afirmó el experto a este medio.
“Hasta ahora, de lo único que hay que preocuparse es que va a desplazar a las anteriores, lo cual quiere decir que estas mutaciones le dan un mayor poder de transmisión, pero hasta ahora no se ha demostrado que produzca una enfermedad más severa. La forma de contrarrestarla es con los refuerzos de las vacunas actuales”, agregó Docena.
Y continuó: “Estas variantes tienen dos propiedades: mayor transmisión o transmisibilidad de una persona a otra, y mayor evasión o, dicho de otro modo, los anticuerpos que genera la vacuna no la bloquean, por eso las dosis de refuerzo producen una mejor respuesta inmune y se mejora la calidad de los anticuerpos”.
“Si la población está vacunada y con las dosis de refuerzo, no hay de que preocuparse porque otro problema de estas variantes es que, el que está enfermo y le tienen que dar como tratamiento un anticuerpo monoclonal, evaden esas terapéuticas o el tratamiento no funciona. Pero en la Argentina no están disponibles estos tratamientos”, indicó el experto.
Por último, Docena aseguro: “Las personas de riesgo las que no se pueden vacunar porque no responden a la vacunas, por una inmunodeficiencia o han tenido problemas con las dosis anteriores, es importante que mantengan las medidas de protección personal y eviten estar en contacto con el resto de la gente. Tienen que cuidarse. Y para el resto, que responden a las vacunas, es importante que tengan la quinta dosis o tercer dosis de refuerzo, que se ha visto que mejora la respuesta contra estas variantes”.
Cuáles son los últimos datos de COVID en la Argentina
El pasado 23 de enero, el Ministerio de Salud emitió un nuevo reporte de casos de COVID en la Argentina. Según señalaron, en la última semana se notificaron 8.614 contagios, lo que representó una caída del 56 por ciento respecto a la semana anterior. De este total de afectados, el 14,9 por ciento (1.283) fueron diagnosticados por autotest.
“En todas las jurisdicciones se registró un descenso en el número de casos, excepto en Misiones que contó con un incremento atribuido a un retraso en la notificación”, explicaron desde la cartera sanitaria mediante un comunicado y destacaron que “con respecto a las internaciones en unidades de terapia intensiva, se reportaron 363 personas internadas, 41 personas menos que la semana anterior”.
Por otro lado, en lo que se refiere a los fallecimiento, el Ministerio de Salud confirmó “56 muertes, de los cuales 31 se produjeron durante la última semana”. De este total, “4 eran menores de 50 años y 41 personas tenían comorbilidades. En tanto, 36 tenían la aplicación de la dosis de refuerzo, aunque solo 6 la recibieron en los últimos 4 meses”.
Vale recordar que el mayor aumento de casos que se registró en esta última ola tuvo lugar a finales de noviembre y principios de diciembre de 2022. Según consta en el Boletín Epidemiológico, en ese momento se evidenció “un incremento de 330% (respecto de la semana anterior) y la mayor cantidad de casos en la SE 51 (n=70.490)”, es decir entre el 18 y 24 de diciembre.
“Las variantes circulantes en Argentina y a nivel global son altamente transmisibles. Sin embargo, la efectividad de las vacunas para prevenir la enfermedad grave y mortalidad sigue siendo alta”, destacaron desde la cartera sanitaria nacional. Además, señalaron que “se aplicaron 1.569.045 dosis de refuerzo durante las últimas 4 semanas (del 25 de diciembre de 2022 al 21 de enero de 2023)” y resaltaron la importancia de que “se sigan aplicando los refuerzos en todas las personas a partir de los 6 meses, priorizando las personas de 50 años o más y quienes tienen condiciones de riesgo”
Es que, al evaluar los fallecidos según condición de vacunación, en las dos primeras semanas de 2023 “se registraron 8,16 muertes cada 100.000 habitantes en personas 60 años y más sin vacunación o con esquema incompleto”. Pero, además, “se produjeron 3,06 muertes cada 100.000 habitantes en personas de 60 años y más años con esquema completo, mientras que en personas de este mismo grupo etario vacunadas con dosis de refuerzo la mortalidad fue de 2 muertes cada 100.000 habitantes”.
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