Llegaron las tan esperadas vacaciones. Después de meses de trabajo intenso y corridas para que los chicos terminen de la mejor manera el año escolar, aparece el receso estival. Más allá del destino elegido, tanto en la playa, el río, la montaña o la pileta, deben tomarse algunas medidas de precaución extra para evitar contratiempos y problemas que empañen el descanso. Aquí un repaso sobre los 6 más comunes.
Es que los ahogos son una de las principales causas de muerte evitables en niños. Sin embargo, sin llegar a tal extremo, en el medio hay otras situaciones que todo padre o responsable de menores debe conocer.
1- Ahogamiento
Como se dijo, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), los ahogamientos representan la segunda causa de muerte por traumatismo no intencional en el mundo en niños y adolescentes menores de 20 años, luego de los accidentes de tránsito.
Y si bien quienes presentan mayor riesgo de ahogamiento por inmersión son los menores de cinco años, este tipo de accidentes ocurre en todas las edades.
“Este accidente se puede evitar la mayoría de las veces si se tienen en cuenta algunas normas relativamente simples”, comenzó a explicar la médica pediatra Cecilia Avancini. La especialista de Vittal señaló que, entre ellas, se destacan “impulsar la enseñanza de nadar correctamente a todos los niños a partir de los cuatro o cinco años, usar salvavidas (tipo chaleco con abertura anterior, con al menos tres broches seguros y correa pasada por la zona inguinal, de material sintético de alta flotabilidad), mirar y vigilar al niño constantemente cuando se encuentra cerca o dentro del agua”.
“Toda pileta debe tener un cerco que la rodee por completo de una altura mínima de un metro con una puerta de acceso que no pueda ser abierta de ninguna forma por los niños”, agregó. En tanto, desde el Comité Nacional de Prevención de Lesiones de la Sociedad Argentina de Pediatría (SAP), agregaron que “en los adolescentes y pre adolescentes, la mayoría de las situaciones suelen presentarse en ríos, arroyos, lagos y mares, fundamentalmente por falta de observancia de reglas elementales de seguridad. Estas circunstancias hacen que sea indispensable instrumentar medidas de cuidado para evitar estos accidentes que son prevenibles”.
2- Golpe de calor y deshidratación
Con la llegada de los días de calor intenso, desde la SAP recomendaron tomar recaudos especiales para evitar los golpes de calor y la deshidratación de los más pequeños.
Que los niños permanezcan en lugares frescos y ventilados, vestirlos con ropas claras y holgadas, mojarlos con frecuencia, evitar actividad física intensa, protegerlos de la exposición al sol en forma directa por lo menos entre las 10 y 16, usar sombrero, comer liviano, ingerir líquidos frescos frecuentemente, aumentando en algunos casos entre un 25 y un 50% la cantidad habitual, e incrementar la frecuencia del amamantamiento en los más pequeños, son las principales sugerencias hechas por los especialistas.
“La ingesta de líquido por parte de los niños en cantidades adecuadas es fundamental siempre, pero sobre todo en épocas de calor en las cuales la pérdida del agua corporal a través del sudor es mucho mayor, por lo cual los requerimientos de líquido diarios se incrementan considerablemente. Es importante en estos días ofrecerles agua fresca a cada rato. Mientras que a los bebés menores de seis meses que se alimentan con lactancia materna en forma exclusiva se les debe ofrecer el pecho en forma frecuente en épocas de calor, dado que son más vulnerables y proclives a presentar deshidratación si no se les garantiza un aporte de líquido adecuado”, subrayaron especialistas del Comité de Pediatría General Ambulatoria de la SAP.
3- Cuidar la exposición al sol
Con respecto a la exposición solar, Avancini sostuvo que “el sol puede producir varias lesiones visibles o no, actuales o futuras”. “Los rayos del sol se acumulan año tras año en nuestra piel y producen manchas solares, envejecimiento con arrugas, reacciones alérgicas, golpe de calor (debido al exceso de la exposición solar y altas temperaturas pueden aparecer dolor de cabeza, náuseas, vómitos, mareos y fiebre), cáncer de piel y pigmentación de cicatrices”, desarrolló.
En ese sentido, planteó que desde pequeños es importante enseñarle a los niños cómo cuidarse del sol y seguir las siguientes recomendaciones:
- Evitar la exposición solar entre las 10 y las 16, período en que los rayos ultravioletas están más perpendiculares a la tierra y son más potentes.
- Usar protector solar de acuerdo con el tipo de piel (con un índice de protección solar mayor de 30). Colocarlo 30 minutos antes de la exposición solar y renovarlo cada dos horas ya que la sudoración y el baño disminuyen el efecto del protector.
Cabe recordar que el protector solar deberá colocarse en todas las partes del cuerpo expuestas al sol, sin olvidarse del cuello, las orejas, las manos y el dorso de los pies.
4- Conjuntivitis estacional
En verano los casos por infecciones virales de conjuntivitis aumentan hasta un 20%. Cada dos o tres años se producen brotes que deberíamos prevenir desde la concientización y la higiene.
Según señaló la médica oftalmóloga Betty G. Arteaga (MN 112149 - MP 332301), “las altas temperaturas invitan a refrescarse pero el agua clorada de las piletas y el ambiente colmado de gente en la playa aumentan los riesgos de contraer esta infección tan molesta”.
La especialista del Servicio de Oftalmología del Hospital Italiano de Buenos Aires recomendó “cuidar la higiene ocular para evitar arruinarse las vacaciones frente a un cuadro de este tipo”. “Evitemos compartir las toallas y refregarse los ojos con las manos sucias, lavar la cara con agua y jabón al salir de la pileta -aconsejó-. El uso de lágrimas artificiales puede ser nuestro aliado para mantener los ojos lubricados”.
5- Cuidar los ojos del sol, también en la infancia
Arteaga destacó que “los niños suelen pasar más tiempo al aire libre en vacaciones y, por tanto, están más expuestos a sufrir afecciones en sus ojos. Por eso, hay que evitar la exposición en las horas de máxima intensidad, así como ponerles gorros o sombreros y usar lentes de sol con filtro UV a partir de los cinco o seis años”.
Asimismo, recalcó que “es muy importante proteger a los niños de la radiación UV, ya que está demostrado que más de la mitad del tiempo que una persona pasa expuesta al sol en toda su vida sucede antes de los 16 años”.
6- Sangrado nasal
La llegada del calor y los días propicios para andar al aire libre coinciden, muchas veces, con la aparición de episodios de sangrado nasal, un cuadro que técnicamente se denomina epistaxis. Ocurren de manera especialmente frecuente entre niños y adolescentes, de los 2 a los 15 años, tanto durante como después de la exposición al sol.
Según explicó la médica otorrinolaringóloga Stella Maris Cuevas (MN 81701), experta en olfato y alergista, “en la gran mayoría de los casos, se debe a alteraciones locales de los vasos que irrigan las fosas nasales, que se dilatan con el calor y, ante el mínimo roce o al hurgar en la nariz, se produce una erosión y aparece el sangrado”.
Entre las causas del sangrado nasal en niños figuran “la congestión y las erosiones en la mucosa nasal, que hacen que puede sangrar fácilmente, también por traumatismos, como caídas o golpes en las fosas nasales”. En verano, además, las altas temperaturas hacen que los vasos sanguíneos se dilaten, así pueden romperse produciendo un sangrado repentino.
Más que prevenir, lo que aquí cuenta es lo que se debe hacer ante un sangrado nasal. “Lo más importante es lo más difícil: se debe mantener la calma”, dijo Cuevas, quien recomendó “hacer que el niño respire por la boca, colocarle la cabeza y el cuerpo hacia delante, para evitar el atragantamiento”. En tanto quien lo asista deberá “taponar con algodón embebido con agua oxigenada la fosa sangrante y presionar a modo de pinza con los dedos índice y pulgar durante al menos 15 minutos”. La experta destacó que se debe evitar el uso tanto de vinagre como de alcohol.
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