El reporte semanal de vigilancia epidemiológica emitido cada semana por el Ministerio de Salud de la Nación dio cuenta durante los dos últimos domingos de un aumento significativo de los casos de COVID-19 en el país.
Y si bien los especialistas consultados por Infobae coincidieron y fueron cautos en que “la situación no es alarmante ni por la cantidad ni por la gravedad de los casos”, lo que preocupa a las autoridades sanitarias es la baja cobertura de las dosis de refuerzo contra el coronavirus en el país, de cara a una nueva suba de contagios.
Según las cifras oficiales, los nuevos contagios pasaron de 2.206 en la semana del 13 al 20 de noviembre a 3.323 entre el 20 y el 27, lo que representa una suba de 50,63% en los últimos 7 días.
Si bien el número de casos es mucho menor a los que se registraban en los peores momentos de la pandemia en el país, lo que encendió las alarmas de las autoridades sanitarias es el porcentaje del incremento de los nuevos contagios en siete días, que se suma a la poca adherencia de la población a continuar con los esquemas de vacunación.
Es que en la Argentina, según informa el Monitor Público de Vacunación, el registro online de la cartera sanitaria, que muestra en tiempo real el operativo de inmunización en todo el territorio argentino, de las 110.598.035 vacunas aplicadas desde el comienzo de la campaña en diciembre de 2020, 41.053.190 corresponden a primeras dosis y 37.906.316 personas completaron su esquema inicial de dos dosis. Sin embargo este alta cobertura no pudo mantenerse al momento de aplicarse los refuerzo que se recomiendan al cumplirse cuatro meses de la última dosis.
Según los datos oficiales, el 46% de los argentinos se aplicó el primer refuerzo, el 13% de la población recibió el segundo refuerzo y sólo el 0,6% se aplicó el tercer refuerzo.
Los refuerzos, por su parte, se tratan de dosis adicionales, que “refuerzan la inmunidad en forma periódica y las recomendaciones prevén aplicarlos al menos seis meses después de haber completado el esquema primario de dos dosis”, según lo había explicado la ministra de Salud, Carla Vizzotti. Así, a los seis meses de recibida la segunda dosis, es esperable que la población haya recibido la tercera; a los seis meses de la tercera, la cuarta, y así sucesivamente.
Sin embargo, en el país sólo 21.838.467 personas fueron vacunadas con el primer refuerzo. Y la cantidad de población debidamente protegida disminuye a medida que aumenta el número de dosis que debieran haber recibido: 6.349.657 recibieron el segundo refuerzo y apenas 290.639 el tercero.
Consultada por Infobae, la médica infectóloga María Cecilia Niccodemi (MN 105624) señaló que “lo que se logró con las vacunas fue un real descenso en enfermedades graves y en la mortalidad de los pacientes”. Y analizó: “El pico de casos en el país lo tuvimos en la tercera ola, en la que casi todos fueron casos leves, que no impactaron en el número de internaciones en terapia intensiva ni muertes, y eso fue debido a que teníamos altas tasas de vacunación”.
El consenso de los especialistas siempre planteó que las vacunas disponibles autorizadas de emergencia no evitarían la enfermedad, sino que el fin de la campaña era evitar los casos graves, las complicaciones y muertes. En ese sentido, la especialista del staff del Centro Médico Doctor Stamboulian y Sanatorio La Trinidad San Isidro, enfatizó: “En la tercera ola la gente siguió infectándose, pero tenía enfermedad leve, mientras que el pico de mortalidad en el país lo tuvimos en la segunda ola, en la que predominó la circulación de la variante Delta y las tasas de vacunación todavía eran bajas, con mucha gente que aún no había completado las dos dosis”.
En la misma línea, el médico infectólogo Lautaro De Vedia (MN 70640) sostuvo que “la cobertura de vacunas es el elemento clave para frenar la circulación del virus”.
Y tras considerar que “mucha gente se mostró reticente a continuar con los refuerzos una vez recibida dos y hasta tres dosis”, el especialista analizó que “esto en parte tiene que ver con que el el país, en plena pandemia, en el tema de las vacunas empezaron a interferir otros factores no médicos, como los políticos, que desalentaron a las personas a seguir recibiendo dosis”.
Con todo, para él, “hay que vacunarse, no hay alternativa”. “De esto vamos a salir cuando estemos más vacunados, y además, cuando contemos con mejores vacunas como las que están preparándose para el año próximo, conjugadas, con distintas variantes -observó-. Porque no hay que olvidarse que las vacunas que hay disponibles en la actualidad no protegen contra las variantes circulantes, y por eso necesitamos buen nivel de anticuerpos y reforzarlas cada cierto tiempo”.
Acerca de por qué creen que la cobertura de refuerzos es tan baja en el país, desde el Ministerio de Salud de la Ciudad de Buenos Aires confiaron a Infobae que “luego de meses con cuidados extremos y una vida restringida a causa de la pandemia, es lógico que parte de la población se haya relajado y no haya acudido a completar sus esquemas. Por ello es importante que lo hagan en este momento”.
“Si bien en los últimos días hubo un incremento en la tasa de testeos y de casos positivos, no se registraron aumentos en las hospitalizaciones, internaciones, ni fallecidos a causa del COVID-19 -ampliaron-. Esto se debe al alto nivel de vacunación que hay en la Ciudad de Buenos Aires. Sin embargo, se insta a los vecinos a que completen sus esquemas de vacunación con las dosis de refuerzo correspondiente para evitar la propagación nuevamente del virus”, dijeron fuentes de la cartera sanitaria porteña.
Al respecto, el médico infectólogo Ricardo Teijeiro (MN 58065) sostuvo que “no cabe ninguna duda que (la baja cobertura de refuerzos) se debe a que la gente decidió no vacunarse”.
“Al no haber casos y ser tan baja la circulación del virus, la gente consideró que ya no hacía falta -estimó el especialista del servicio de Infectología del Hospital Pirovano de la Ciudad de Buenos Aires-. Y en realidad es al revés: la vacunación es justamente para que no haya casos. Ahora lo que estamos viendo es que la gente sale nuevamente a vacunarse cuando se entera que empezamos a tener nuevos casos”.
Para Niccodemi, “la caída de la vacunación tiene que ver con que la gente cree que ya está protegida con dos dosis, sumado a la relajación, en el sentido de que al haber caída de la circulación y caída del riesgo de enfermedad severa y muerte, también hay una disminución en la intención de la vacunación en las personas”.
“Creo que el mensaje a reforzar es este: que tenemos que actualizar nuestro calendario de vacunación, que tenemos que estar al día, que hay caída de los anticuerpos en el transcurso del tiempo y eso lo sabemos por los estudios sobre todo las vacunas ARN y que sobre todo el personal de salud y los pacientes de riesgo son los que tienen más riesgo de tener enfermedad severa y muerte”, enfatizó.
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