La Organización Mundial de la Salud (OMS) catalogó a la resistencia antimicrobiana (RAM) como una de las 10 principales amenazas frente a las que se encuentra la humanidad. Se trata de un proceso por el cual las bacterias, virus, hongos y parásitos se vuelven resistentes a los antibióticos, antivirales y antifúngicos de uso frecuente, por lo que estos pierden efectividad para combatirlos.
Se calcula que 1,3 millones de muertes al año son directamente atribuibles a esta causa. Entre el 18 y el 24 de noviembre se conmemora la Semana Mundial de Concientización Sobre el Uso de Antimicrobianos, una ocasión para reflexionar acerca de qué podemos hacer para contribuir a mejorar esta situación.
Existen distintos factores que contribuyen a la RAM: uno es el paso natural del tiempo y la adaptación biológica de los microorganismos. Sin embargo, también hay muchos otros factores que tienen un impacto acelerador en esta tendencia y que podemos modificar: el uso incorrecto de los medicamentos antimicrobianos – ya sea por no respetar los tiempos de tratamiento o utilizarlos sin indicación médica – la falta de acceso a agua potable e higiene, el inadecuado abordaje y prevención de infecciones, la falta de control en instituciones de salud y en criaderos de animales, entre otros.
Hay infecciones bacterianas como neumonías, urinarias, gastrointestinales, entre muchas otras, para las que, en ocasiones, ya no se cuenta con tratamientos efectivos. De esta manera, medicamentos que marcaron un antes y un después en la medicina, que implicaron la sobrevida de millones de personas en la historia, hoy ya ven amenazada su utilidad y la humanidad se está quedando sin herramientas para enfermedades que solíamos tener bajo control.
En Argentina, recientemente se promulgó la ley N° 27.680, innovadora a nivel global, que establece un plan de acción contra la RAM que incluye que todos los medicamentos antimicrobianos deberán expenderse bajo receta archivada, lo que contribuye a una mejor regulación del uso de estas herramientas para así controlar mejor este problema. Asimismo, la receta deberá incluir información completa del médico que prescribe y el diagnóstico por el cual lo hace. El paciente deberá contemplar y respetar la dosis, el intervalo y la duración completa del tratamiento.
El objetivo principal de la ley es fortalecer la vigilancia de la RAM y el uso apropiado de estos medicamentos en el territorio nacional a través de la creación del Plan Nacional para la prevención y control de la Resistencia Antimicrobiana (“Una Salud”).
“Esta nueva ley es un gran avance para el país. Es la primera vez que contamos con un marco legal que pone en agenda la importancia de la RAM, los programas de prevención y control de infecciones y el uso responsable de los antimicrobianos. Esperamos que contribuya a la concientización del problema y desencadene acciones dentro de los hospitales y en la comunidad para contener la resistencia antimicrobiana”, destacó la doctora Wanda Cornistein, Médica Infectóloga y Coordinadora del Programa RAM de la Sociedad Argentina de Infectología.
Además, la ley prevé modificaciones en el uso de antibióticos para la ganadería. “Hasta ahora, se podían utilizar antibióticos para mejorar el rendimiento de la producción. Entre el 60 y el 70% del consumo global de antibióticos corresponde a la industria alimentaria. La nueva ley prevé que esta conducta se tiene que eliminar. Este abuso genera bacterias resistentes en los animales que pueden ser ingeridas por humanos si el alimento está mal cocido o crudo y eso puede permanecer en el tracto gastrointestinal. Asimismo, la ley prevé el monitoreo de la RAM en el medio ambiente, midiendo el impacto de los desechos humanos y animales para poder tomar mejores decisiones en el abordaje de esta problemática”, explicó el doctor Fernando Pasterán, Especialista en Microbiología Clínica y Profesional Adjunto del Servicio Antimicrobianos del Instituto INEI-ANLIS Dr. Carlos Malbrán.
La RAM es un problema complejo que requiere un abordaje interdisciplinario y en todos los niveles. Se necesita un acuerdo integral para optimizar los recursos y promover la innovación e inversión en concientización e investigación y desarrollo de nuevas alternativas para hacerles frente a las amenazas a la salud.
Es probable que el impacto de la pandemia causara un aumento de las infecciones asociadas a la atención médica y resistentes a los antimicrobianos. El SARS-CoV-2 implicó una alta tasa de internaciones en todo el mundo y, en consecuencia, las tasas de infección asociadas a dispositivos, como la ventilación mecánica, en las Unidades de Cuidados Intensivos (UCI) aumentaron. Algunos estudios señalan que hasta el 50% de los pacientes con infección grave por SARS-CoV-2 han fallecido en los hospitales por causa de resistencia bacteriana, consecuencia de esa internación.
“Es una verdadera ‘pandemia oculta’: no la vemos, pero allí se encuentra. Está instalada en los hospitales, lo que expone al paciente a un riesgo muy importante, del que ningún hospital está exento, pero que no todos llegan a ver. La velocidad de desarrollo de nuevos antimicrobianos es mucho más lenta que la de los nuevos mecanismos de resistencia de los microorganismos.
De hecho, tenemos nuevos medicamentos para los que en otros lugares del mundo ya se evidenció resistencia. Las infecciones que hoy se tratan de manera específica, con antibióticos de espectro acotado, el día de mañana precisarán otro tipo de medicamentos con amplio impacto ecológico, o incluso podemos quedarnos sin herramientas para tratarlas”, aseveró la doctora Cornistein, quien además es Jefa de Control de Infecciones del Hospital Universitario Austral.
“El objetivo de este abordaje es retrasar lo máximo posible la resistencia antimicrobiana. Sabemos que forma parte de un proceso natural de las bacterias: al menos con los conocimientos y tecnologías que tenemos hoy en día, no podemos evitarla. Sin embargo, podemos y debemos retrasarla para ganar tiempo y así poder desarrollar nuevos antibióticos o mejores estrategias en el futuro, como quizás podrían ser vacunas. De esta manera, tendremos más posibilidades de aumentar la cantidad de herramientas con las que contamos para abordar la RAM”, concluyó el doctor Pasterán.
Entre las acciones que cada uno puede realizar para minimizar el impacto de la RAM se encuentran utilizar correctamente los medicamentos antimicrobianos, tener el calendario de vacunación al día, lavarse las manos frecuentemente, mantener la higiene del hogar y contribuir a la concientización de esta problemática. Más información sobre estas y otras acciones para detener el avance de la RAM se encuentra disponible aquí.
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