Si bien la exposición solar es necesaria y recomendada para la buena salud y la síntesis de vitamina D, la sobreexposición trae consigo el riesgo del cáncer de piel. Es por eso que si bien los cuidados deben tenerse durante todo el año, los meses de calor traen consigo mayor radiación solar y más tiempo al aire libre, y los recaudos deben extremarse.
En este contexto, la Sociedad Argentina de Dermatología (SAD) lanzó su tradicional campaña anual de prevención del cáncer de piel, que busca concientizar sobre el daño que causa la exposición solar. Y después de dos años en los que no se realizaron debido a la pandemia, la entidad retomó los chequeos gratuitos de lunares en centros de salud de todo el país. Será durante esta semana, hasta el viernes 18.
“El cáncer de piel es cada vez más frecuente, pudiendo originarse en las células basales o espinosas de la piel, además de los melanocitos y otras células. Se estima que se diagnostican 5,4 millones de casos de carcinoma de células basales y 3,3 millones de personas con cáncer de células escamosas cada año en los Estados Unidos”. Así comenzó a explicar la jefa de la División de Dermatología del Hospital de Clínicas, Graciela Manzur, quien resaltó que “a nivel mundial, cerca de 2.000 personas mueren por cáncer de piel de células basales y de células escamosas cada año”.
Los adultos mayores y personas con sistema inmunitario suprimido tienen un mayor riesgo de morir a causa de estos tipos de cáncer de piel. En tanto, alrededor de 7.180 personas mueren por melanoma cada año. “Estas cifras van en aumento y es por eso fundamental concientizar a la población de ello”, enfatizó la especialista.
En el caso de los lunares, se trata de lesiones benignas que tienen distintas formas, tamaños y colores (marrón, café, negro) y que se originan por el acúmulo de melanocitos, los productores de melanina, que es el pigmento que le da el color a nuestra piel. “A los lunares, los médicos los llamamos nevos, un acúmulo de células normales en un sitio no habitual. En vez de estar bien distribuidos, se acumularon y es así que si los elementos que lo componen son melanocitos, serán nevos melanocíticos. En cambio, si son otras células que componen la epidermis, la capa más superficial de la piel, se denominan nevos epidérmicos”, ahondó.
De allí que el lema de esta edición de la campaña de la SAD sea “El daño solar no se quita. Prevenilo”. El foco está puesto en la prevención, ya que, según destacaron los especialistas, “el cáncer de piel es el más común y el que mayor posibilidad de cura tiene, si se detecta a tiempo”. “Por eso, es importante no sólo implementar los cuidados y la protección necesaria, sino conocer los signos de alarma que permitan una detección precoz”.
La prevención, el primer paso para ganarle al cáncer de piel
Desde la SAD recordaron que las claves para proteger la piel del daño solar son concretas y de fácil implementación. Y enumeraron:
1- Usar prendas de vestir que cubran zonas delicadas como los brazos, la zona del pecho; y sombreros de ala ancha o gorros para proteger el cuero cabelludo, el rostro, las orejas y el cuello.
2- Aplicar abundante protector solar de amplio espectro (que proteja contra los rayos UVB y UVA) con FPS (factor de protección solar) superior a 30 (dependiendo del tipo de piel). En caso de pieles blancas, que se enrojecen, el FPS recomendado es de 50 o superior. En días nublados o con “resolana” la protección debe ser la misma; aunque no parezca, los rayos UV llegan igual a nuestra piel.
3- La protección solar debe aplicarse 30 minutos antes de la exposición y ser renovada cada dos horas (o más seguido si hay transpiración excesiva, inmersión en agua, etc).
4- Evitar, en lo posible, la exposición solar entre 10 de la mañana y las 16, cuando los rayos ultravioletas son más intensos.
5- Controlar lunares, posibles lesiones o lesiones nuevas que se hayan modificado, crecido, cambiado de color y/o que no se curen con el paso del tiempo; y una vez por año realizar una visita dermatológica para chequeo de la piel.
Lunares, manchas y pecas: cuándo preocuparse
“En general, los lunares que no son sospechosos de transformación maligna suelen ser simétricos, es decir, que si los dividimos con una línea imaginaria por la mitad, las dos serían iguales, tienen un color homogéneo, con bordes netos y son estables en el tiempo. Por el contrario, si vemos lunares asimétricos, con bordes irregulares, con entradas y saliencias, estrellados, con un color heterogéneo (áreas marrones, otras grises, negro, blanquecinas dentro del mismo lunar), que evoluciona en el tiempo o si se ulceran o sangran o molestan, debemos consultar”, precisó Manzur.
Y siguiendo esta línea, añadió: “Tanto los nevos melanocíticos congénitos como los adquiridos pueden sufrir transformación maligna, es decir, una melanoma, el cáncer cutáneo más agresivo. Es por ello que los dermatólogos recalcamos la importancia en realizar controles periódicos y autoexaminarse, para detectar aquellos que pueden ser sospechosos de esa transformación”.
En cuanto a la diferencia entre los lunares de nacimiento y adquiridos, la especialista resaltó que los que aparecen entre la primera y segunda década de la vida tienen poca probabilidad individualmente de progresar a melanoma, pero que como son muy frecuentes contribuyen al desarrollo del mismo. “Hay otro tipo de lunares con aspecto de huevo frito, con diferentes colores, rosados y amarronados. Los llamamos nevos displásicos y también tienen mayor riesgo de padecer cáncer de piel especialmente si hay antecedentes familiares”, advirtió.
¿Y qué sucede con las pecas? ¿Son peligrosas? “Las pecas, también llamadas efélides, son pequeñas manchas color café con leche distribuidas en el rostro. En respuesta a la acción solar, la melanina formada se distribuye en acúmulos y en forma irregular. Las pecas son benignas y no se malignizan -señaló Manzur-. Suelen aparecer en gente de piel blanca, ojos azules, rubios o pelirrojos. Si bien no son peligrosas, muchas veces nos indican una falla en la fotoprotección”.
Los dermatólogos de la SAD aconsejaron seguir la regla del ABCDE y realizar un autoexamen periódico sobre los lunares para saber cuándo es momento de consultar a un especialista. En ese sentido, precisaron: A (analizar si son asimétricos), B (chequear si sus bordes son irregulares), C (contemplar la coloración, si es variada y si hay cambios de color), D (prestar atención al diámetro, si son mayores a 6 mm), E (estudiar su evolución: si genera picazón, sangrado o costras).
La División de Dermatología del Hospital de Clínicas llevará adelante la Semana del Lunar hasta el 18 de noviembre entre las 8 y las 14 en el entrepiso (ingreso por calle Paraguay). La campaña buscará concientizar, prevenir y detectar las lesiones cutáneas.
Para finalizar, desde la SAD remarcaron que “las exposiciones reiteradas e indiscriminadas producen, a largo plazo, un envejecimiento prematuro, y en algunos casos, lesiones precancerosas y cáncer de piel”.
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