Los viajes en avión son los principales causantes de los cambios de presiones en el oído medio, que suelen provocar muchas molestias. Muchas personas pueden presentar una sintomatología que se manifiesta con molestia o dolor en el oído y, en general, aparece cuando el avión sube de forma rápida, después de despegar para alcanzar la altitud de crucero o también al iniciar el descenso antes del aterrizaje.
La barotitis media (baro: presión) también ocurre en las alturas (el llamado “mal de la montaña”), cuando hay presión baja o al sumergirnos en el agua a cierta profundidad, como ocurre en quienes practican buceo.
En todos estos casos ocurre un desequilibrio (también conocido como barotrauma) entre la presión externa o atmosférica y la presión interna, que se manifiesta en el oído medio. En la mayoría de los casos, las personas sienten molestias u alteraciones leves, pero en otras pueden aparecer síntomas más graves y recurrentes, con incapacidad para equilibrar las presiones a nivel del oído medio.
Anatomía y fisiología del oído
El oído medio es la continuación del conducto auditivo externo (CAE), del cual está separado por la membrana timpánica o tímpano. Este último es la parte del conducto auditivo que amplifica los sonidos que ingresan del exterior pasando por el pabellón auricular y el CAE. También es el encargado de la audición, pues cuando las ondas sonoras llegan el tímpano, este vibra y los sonidos se convierten en impulsos nerviosos.
Convertidos en señales eléctricas, estos impulsos nerviosos pasan al nervio auditivo (el octavo par craneal) para su interpretación; de esta manera se cumple la función auditiva. Por detrás, el oído medio está conectado a la faringe por un conducto llamada trompa de Eustaquio o trompa auditiva.
La trompa de Eustaquio controla la presión del oído medio; suele estar cerrada y solo se abre con los bostezos, la masticación y la deglución, para permitir el paso del aire entre el oído medio y la rinofaringe (parte posterior de la nariz).
Es normal que la presión del oído medio coincida con la del entorno. Pero si la presión atmosférica cambia de manera brusca, aparecerá el malestar, con una sensación imprevista y sorpresiva de sordera, obstrucción o bloqueo.
Durante los vuelos, se producen cambios de presión. Los aviones comerciales tienen cabinas presurizadas y, al ascender o descender, esa presión va cambiando. Por este motivo también se modifica la presión en el oído medio. Este cambio debería ser gradual y equilibrarse, por ejemplo, al tragar. Cuando esto no ocurre, la membrana timpánica es forzada y estirada, con la consiguiente aparición de los síntomas mencionados.
Estos cuadros son mucho más frecuentes en aquellas personas que tienen antecedentes de alergia (por la inflamación) o en los niños, cuyas trompas de Eustaquio son relativamente estrechas y cortas por la falta de desarrollo. Además, en los niños es habitual que las trompas auditivas estén obstruidas por la presencia de moco, por infecciones en los oídos o adenoides (o vegetaciones) inflamadas o engrosadas.
El factor más importante es que los niños aún no saben limpiar las fossa nasales (sonarse la nariz), que reemplazaría al aire normal y ese derrame causaría una presión negativa.
Cuando el paciente consulta porque es la primera vez que tiene un episodio de estas características, es importante inspeccionar la membrana timpánica con el otomicroscopio y pesquisar la presencia o no de lesiones. En ocasiones se observa un hematoma o sangrado; en otras, solo se observa la presencia de líquido exudado (en general, cuando la persona tiene antecedente de alergias). Es muy raro, aunque puede suceder, que ocurra una perforación de la membrana, la mayoría se curan solas y, con el pasar de los días, la audición vuelve a la normalidad.
Precauciones al viajar en avión, practicar buceo o actividades de alta montaña
Ante la inminencia de estas actividades, se recomiendan las siguientes acciones a fin de mantener el equilibrio entre la presión interna y la del entorno:
· Mascar chicle y aumentar la frecuencia de tragar.
· Comer caramelos ácidos para aumentar la secreción de saliva y tener la necesidad de tragar.
· Bostezar o realizar la maniobra de Valsalva (consiste en una inspiración profunda, contener el aire, realizar un esfuerzo de espiración y taparse la nariz, de esta manera se logrará mantener cerrada la vía aérea).
· En el caso de los bebés, se aconseja darles de mamar o su mamadera o chupete (la acción de succionar también mantiene cerrada la vía aérea).
Si surge la necesidad de tomar un vuelo o realizar alguna de las actividades mencionadas y los síntomas de barotitis ya aparecieron en ocasiones previas, se aconseja visitar al especialista, para evitar la repetición del cuadro y disfrutar de la experiencia.
Dra. Stella Maris Cuevas MN: 81701 Médica otorrinolaringóloga - Experta en olfato – Alergista Expresidenta de la Asociación de Otorrinolaringología de la Ciudad de Buenos Aires (AOCBA)
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