En 2019 un equipo argentino de especialistas publicó en la prestigiosa revista Annals of Emergency Medicine los resultados que obtuvo disminuyendo en 12 minutos el tiempo habitual de atención en pacientes que habían sufrido un accidente cerebrovascular (ACV), a través de la aplicación de un protocolo organizado. Aunque el tiempo parece mínimo, los médicos lograron así preservar unas 24 millones de neuronas en cada paciente.
Este protocolo puede dispararse si cada vez más personas reconocen los síntomas y con la mayor celeridad contacta al servicio de emergencias.
El ataque cerebral es una afección causada por la súbita pérdida de flujo sanguíneo cerebral (isquémico) o por el sangrado (hemorrágico) dentro de la cabeza. Cualquiera de las dos situaciones puede provocar que las neuronas se debiliten o mueran, ya que sin oxígeno las células nerviosas no pueden funcionar. Las partes del cuerpo controladas por las regiones del cerebro afectadas, consecuentemente, también dejan de funcionar.
Cada 30 minutos un paciente que pudo haber sido salvado muere o queda permanentemente discapacitado porque no recibió el tratamiento específico en el tiempo necesario y en un centro preparado para el manejo del ACV. Por cada minuto de evolución de un ACV que involucra una arteria cerebral grande, se pierden 2 millones de neuronas.
El ACV es una emergencia médica tan grave como el infarto cardíaco o el traumatismo grave. Actuar con velocidad salva vidas. Todos podemos ayudar a una persona que está sufriendo un ACV reconociendo los síntomas y llamando inmediatamente al servicio de emergencias (107 o número de emergencias de su obra social o prepaga), donde se debe indicar la sospecha de que puede tratarse de un ACV, informó la Fundación para el Estudio de las Neurociencias y la Radiología Intervencionista (FENERI).
“El ACV es uno de los eventos más terribles que puede sufrir una persona, ya que las capacidades mentales, el movimiento, la capacidad de comunicarnos, de ver, de sentir, de mantener una vida independiente y hasta la propia vida puede comprometerse en un instante”, aseguró el doctor Pedro Lylyk, neurocirujano, referente internacional en el tratamiento del ACV y director general de ENERI (Equipo de Neurocirugía Endovascular y Radiología Intervencionista) y de la Clínica La Sagrada Familia.
El número anual de accidentes cerebrovasculares ha aumentado a nivel mundial desde 1990, y la mayor parte de la carga de ataques cerebrovasculares recae en países de ingresos bajos y medios, según una publicación de 2019 en Lancet Neurology de los expertos que presentaron datos del Estudio de la Carga Global de Enfermedades, Lesiones y Factores de Riesgo (GBD).
“La tasa estandarizada por edad de muertes y años de vida ajustados por discapacidad (DALYS) debido a un ataque cerebrovascular en el grupo de países de bajos ingresos del Banco Mundial fue casi cuatro veces mayor que en el grupo de países de ingresos altos. A pesar de una disminución general en las tasas estandarizadas por edad entre 1990 y 2019, una tendencia preocupante es el aumento sustancial en la incidencia de accidentes cerebrovasculares específicos por edad y las tasas de prevalencia en individuos menores de 70 años¨, según el estudio.
Respecto de ese preocupante incremento, el doctor Lylyk advirtió a Infobae que “los cambios en la incidencia en nuestra región, Latinoamérica, son difíciles de cuantificar porque son pocos los estudios en ese sentido que, además, hagan un seguimiento en el tiempo para poder determinar su comportamiento”.
Pero, señaló, en Argentina “contamos con datos epidemiológicos que nos dan una idea de la incidencia del ACV en el país, la misma se aproxima a 105 nuevos casos por año por cada 100.000 habitantes, esta tasa incluye tanto isquémicos como hemorrágicos. En números serían aproximadamente 47.250 ACV por año, correspondiendo en un 80% a eventos isquémicos. Esta incidencia sólo contempla al primer evento de ACV y no a los eventos recurrentes por lo que la cifra final es mayor”, dijo Lylyk.
Respecto de las razones por las que se viene registrando este incremento, el experto manifestó que “los factores que pueden hacer que la incidencia de una enfermedad como esta aumente es el no adecuado control de los factores de riesgo y la mayor expectativa de vida poblacional”.
Por otro lado, “si es claro el aumento de la prevalencia, o sea la cantidad de pacientes vivos que ha padecido un ACV, la explicación en este sentido principalmente es, como mencionamos antes, por la mayor expectativa de vida de la población y por el mejor manejo de los pacientes con ACV que hace sobrevivan más tiempo luego del ACV”, dijo.
Respecto de la rapidez necesaria para la asistencia de un enfermo, el experto agregó: “En caso de que ocurra un ataque cerebrovascular es fundamental actuar rápido. Podemos recurrir a una simple regla mnemotécnica para reconocer sus señales como SoCoorRé donde tratamos de identificar si una persona puede sonreír de manera simétrica, si puede coordinar sus brazos (manteniendo ambos en alto) o piernas o si es esta pudiendo repetir una frase correctamente. Reconocer los signos del ataque cerebral permite salvar vidas”, explicó Lylyk.
El especialista hizo énfasis en que, “una vez que ocurre un ACV sin duda los minutos cuentan ya que cada minuto transcurrido sin flujo sanguíneo en un área determinada del cerebro millones de neuronas mueren”. En ese sentido, mencionó el “concepto ‘tiempo = Cerebro’”.
“Hace 30 años se sabía que existía hasta 3 horas para recibir el tratamiento fibrinolítico intravenoso para desobstruir las arterias cerebrales, luego se demostró que este tratamiento podía extenderse hasta las 4,5 horas, siempre en pacientes que tengan las condiciones para hacerlo, y desde hace 7 años, que surgió la evidencia de la utilidad de la terapia intrarterial para abrir las arterias ocluidas con trombos se pudo extender esta ventana terapéutica a 6 horas. Pero no termina ahí, ya que con los avances en los estudios por imágenes basados en la inteligencia artificial se encontró que una proporción de pacientes aún pueden beneficiarse de estos tratamientos intraarteriales cerebrales hasta las 24 horas” más tarde.
“Independientemente de esta amplitud en la ventana terapéutica siempre los mejores resultados se tienen cuanto antes realicemos el tratamiento, ‘el tiempo es cerebro’”, insistió.
Los principales signos de una persona que está sufriendo un ACV
-Dolor de cabeza súbito y de máxima intensidad.
-Confusión, dificultad para hablar o entender.
-Debilidad u hormigueos en la mitad del cuerpo.
-Inestabilidad en la marcha o pérdida de equilibrio.
-Dificultad para ver con uno o ambos ojos.
Por otra parte, el doctor Lylyk señaló que esa enfermedad es un verdadero problema mundial, que se ha incrementado en los últimos años en todos los países a causa del actual ritmo de vida, el aumento del estrés y la diabetes y también el creciente consumo de droga, destacó.
A inicios de este año en el Congreso de ACV de Estados Unidos, realizado en Nueva Orleans, organizado por la American Stroke Association de ese país, se difundió información que indica el aumento de este tipo de episodios graves en personas menores de 75 años. “Uno de los datos más importantes que se compartió, que se puede extrapolar a la Argentina y muchos otros países, es el aumento de esta enfermedad en gente joven y una pequeña disminución en los últimos años en personas mayores de 75 años”, explicó a Infobae.
Hay alrededor de 800.000 accidentes cerebrovasculares nuevos o recurrentes cada año en Estados Unidos, y la carga económica y de atención médica de esta creciente población de sobrevivientes tiene un impacto en la infraestructura de atención médica a nivel nacional en todos los niveles. Una cosa similar ocurre en nuestro país, donde observamos una gran cantidad de jóvenes afectados por esta terrible patología, muchas veces relacionada también al consumo de droga.
Según datos de la ONU, Argentina es el tercer país donde más cocaína se consume en América, después de Estados Unidos y Uruguay. Es también el tercer país del continente en el que más alcohol se bebe y el primero en consumo de psicofármacos o medicamentos que afectan el desempeño mental y emocional.
“Por años no nos quisimos dar cuenta, pero con las noticias últimas se ha tomado conciencia del grave problema de la droga en Argentina. El consumo de drogas pesadas y no tan pesadas causa también ACV por diversos mecanismos, según estudios realizados en Estados Unidos. Esto se produce por vasculitis (las paredes de los vasos sanguíneos se engrosan y se angostan, lo que limita la irrigación sanguínea a los tejidos y órganos) o por el aumento de la presión arterial y se observa con el consumo de marihuana y cocaína. Además de las drogas, la hipertensión arterial, el cigarrillo, el estrés, la diabetes, y la forma moderna de vivir impactan directamente en nuestro organismo”, precisó Lylyk.
Según el especialista y citando información de ese congreso médico estadounidense, las cifras de personas afectadas por un ACV crecieron mucho en menores de 49 años y se mantuvo estable en mayores de 75 años. “Esto es básicamente por el aumento en el consumo de drogas. Todo tipo de drogas. Desde las más leves hasta las más fuertes. Es un hábito nocivo en la conducta humana”, concluyó el experto.
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