En el mundo muere una persona cada dos minutos de cáncer cervicouterino

Es una de las conclusiones de un seminario latinoamericano de periodismo en ciencia y salud del que participó Infobae. Por qué la educación es clave para visibilizar la enfermedad y en qué consiste el plan 90-70-90 de la OMS para reducir su incidencia y mortalidad

La enfermedad es asintomática en las etapas iniciales, por lo que es clave no demorar la visita al ginecólogo ante la aparición de algunas manifestaciones típicas de esta patología (Getty)

Con una vacuna segura y eficaz para prevenirlo, y herramientas de detección precoz a disposición de la población, las cifras de cáncer de cuello uterino no cesan de aumentar en todo el mundo. Causado por el virus del papiloma humano (VPH), el cáncer de cuello uterino mata a una persona cada dos minutos en todo el mundo.

En la región de las Américas, cuatro mujeres por hora mueren a causa de esta enfermedad. Y según los últimos datos estadísticos de 2020, se presume que las cifras de 2021 serán peores por el retraso en el diagnóstico que generó la pandemia de COVID-19.

Así es que tanto la incidencia como las tasas de mortalidad están en marcado aumento, y la región presenta los peores panoramas a nivel mundial.

Tales datos son algunos de los que se presentaron en el 19° Seminario Latinoamericano de Periodismo en Ciencia y Salud organizado por MSD, que se realizó en Buenos Aires esta semana con periodistas de la mayoría de los países latinoamericanos, y del que Infobae fue parte.

En 2020 se diagnosticaron en la Argentina 4.600 casos de cáncer de cuello uterino (Getty)

Del panel Cánceres asociados con el VPH: cuál ha sido el impacto de la prevención participaron el médico colombiano Carlos Humberto Pérez Moreno, quien es ginecólogo y presidente de la Federación Internacional de Colposcopia y Patología Cervical (IFCPC por sus siglas en inglés) y la médica chilena Andrea Schilling, ginecóloga, obstetra y especialista en ginecología infanto juvenil.

La moderadora fue la argentina María Eugenia Pérez Carria, médica clínica e infectóloga y directora médica de vacunas para MSD en Latinoamérica y el Caribe, quien para dar inicio a la exposición de los invitados los consultó acerca de por qué creían que, con una pandemia por SARS-CoV-2 en curso y con otros virus que amenazan con reintroducirse en las sociedades era importante hablar de VPH.

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Para Pérez Moreno, “hablar del virus de VPH es muy importante porque es un virus que produce cáncer, pero no solamente por eso, sino por la carga de enfermedad que lleva la mujer hasta llegar al cáncer”. “Se trata de un virus de transmisión sexual del cual hay casi 200 cepas, de ésas, 40 atacan al área genital y de las 14 cepas de alto riesgo dos son las que más enfermedad producen”, explicó el experto, quien destacó que “es un virus que se adquiere en las primeras relaciones sexuales y puede persistir durante años en el organismo hasta producir la enfermedad”.

La carga de la enfermedad es muy grande porque es un virus que ataca al tracto genital, el cuello de útero, la vagina, el ano; es una gran problemática todo lo que conlleva tener virus del papiloma humano”, amplió.

Australia amplió la vacunación más allá de la adolescencia y prácticamente erradicó el virus de su territorio (Getty)

En este punto, Schilling aportó que “además de porque es un virus oncogénico, la relevancia de abordar esta enfermedad radica en lo frecuente que es, si se considera que uno de cada dos adultos sexualmente activos tuvo, tiene o tendrá el virus en algún momento de su vida”.

“Por esa frecuencia es un virus del que hay que hablar porque nos atañe a todos”, sostuvo, aunque aclaró que “ese 50% que contraerá el virus no necesariamente desarrollará cáncer; eso dependerá de cómo se encuentre su sistema inmune, cómo sea su estilo de vida, si fuma o no, etc”.

¿Cómo impacta el VPH en la mujer?

En la Argentina, el 30% de las mujeres de 25 a 65 años no realizó el papanicolau en los últimos dos años (Getty)

Las estadísticas marcan que luego de seis meses de relaciones con un solo compañero sexual, el 60-80% de las adolescentes ya tendrá el virus del papiloma humano. “Ese virus que se contrae en las primeras relaciones suele producir enfermedad y desaparecer de manera aleatoria a través del tiempo hasta que se queda ‘quieto’ y empieza a hacer progresión de la enfermedad”, explicó Pérez Moreno.

Y amplió: “Desde la infección transitoria que la mayoría de las mujeres contrae, el cáncer es un desarrollo raro de la enfermedad. Lo que ocurre es que puede llegar un momento en que la lesión no desaparece; persiste y empieza a progresar. El pre cáncer aparece alrededor de los 30 años y después aparece el cáncer invasivo”.

Para el especialista, “es muy triste diagnosticar un cáncer invasivo a una mujer de 35 años, que tuvo antes 15 años para detectarlo de manera temprana”.

Y tras asegurar que “en el transitar aparecen las infecciones transitorias, que pueden desaparecer solas”, el ginecólogo señaló que “como los médicos no saben cuál va a progresar tienen que intervenir y analizar a todas las mujeres, lo que tal vez dificulte el acceso a otras mujeres al sistema de salud”.

De las casi 200 cepas de VPH que existen, 40 atacan al área genital y 14 son consideradas de alto riesgo (Getty)

“Las proyecciones indican que para 2025 van a aumentar las cifras de cáncer de cuello uterino y eso es preocupante porque esta enfermedad mata mujeres jóvenes, muchas de ellas cabeza de familia -analizó-. Es el cáncer de la disparidad, de la población no tamizada, de la pobreza, de la multiparidad; además es una enfermedad vergonzante, de la que la mujer se oculta y no tiene la visibilidad de otros cánceres”.

Con esta mirada coincidió Schilling, quien instó a desmitificar que “adquirir una infección de transmisión sexual como el VPH tiene que ver con la promiscuidad”. “Una mujer con una sola pareja sexual igual puede adquirir este u otros virus si esa pareja tiene una vida sexual previa -sostuvo-. No necesariamente le fueron infiel o la mujer fue promiscua; hay que quitar de la sociedad esa idea”.

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Y agregó: “La infección se adquiere en la adolescencia, pero permanece latente durante años; el cáncer no aparece a esta edad sino que a una edad el sistema inmune empieza a disminuir y una mujer que siempre tuvo un papanicolau normal de repente tiene un examen de screening normal. Si ese mensaje está claro, las mujeres no van a tener vergüenza de consultar y la enfermedad se podrá detectar en el estadio de precáncer y probablemente se evite llegar al cáncer”.

Para ella, otra de las causas del aumento de esta enfermedad en el último tiempo tiene que ver con que “se estaban enfocando la prevención y los recursos de manera equivocada”. Como se dijo, “la infección se adquiere en la adolescencia, pero el cáncer no aparece en esa etapa por lo que hacer papanicolau a esa edad es una pérdida de recurso y sobrecarga el sistema de salud impidiendo tal vez que se puedan atenderse las mujeres mayores de 35, que sí están en riesgo”.

“Por eso es que mundialmente en la actualidad no se recomienda realizar papanicolau en mujeres menores de 25 años sanas y eso es algo que parte de la población médica aún no lo tiene claro”, subrayó.

El plan 90-70-90 de la OMS para eliminar el cáncer de cuello uterino

En Argentina las vacunas contra el VPH están aprobadas para hombres y mujeres a partir de los 9 años de edad (Getty)

A raíz del llamado del director general de la Organización Mundial de la Salud (OMS) en 2018, en agosto de 2020 la Asamblea Mundial de la Salud aprobó una estrategia para la eliminación del cáncer cervicouterino como problema de salud pública.

La estrategia global describe el siguiente umbral: se habrá eliminado el cáncer de cervicouterino como problema de salud pública cuando todos los países alcancen una tasa de incidencia de menos de cuatro casos por 100.000 mujeres.

Según los expertos de la OMS, para lograr ese objetivo, los esfuerzos deben aunarse en tres pilares principales: prevenir, detectar y tratar. Así, todos los países deberán alcanzar para 2030 cobertura del 90% de la vacunación contra el VPH en niñas y niños, 70% de cobertura de detección -esto es 70% de mujeres tamizadas con pruebas de alta calidad entre los 35 y 45 años- y 90% de tratamiento de lesiones precancerosas y manejo del 90% de los casos de cáncer invasivo de manera oportuna.

Sobre el plan, Pérez Moreno fue pesimista al asegurar que “en la región, en el mejor de los escenarios se llega al 60% de niñas menores de 15 años vacunadas”. “Desde ese punto de vista no vamos a llegar a la meta -opinó-. Si hablamos de 70% de mujeres tamizadas con test de alta efectividad tampoco estamos cerca”. Y acerca del 90% de mujeres tratadas, señaló: “El acceso a la salud es muy complejo en nuestros países”.

“La estrategia está muy bien concebida porque son los tres pilares para bajar la incidencia de esta enfermedad”, consideró el ginecólogo, para quien “definitivamente las proyecciones indican que si se sigue solamente con vacunación la meta se alcanzaría probablemente en 2060 y sólo con tamizaje, en 2080. Solamente sumando la estrategia de vacunación y tamización se bajará la incidencia de casos y mortalidad”.

Sobre la táctica de vacunar más allá de la adolescencia

La vacuna contra el HPV reduce hasta 87% el riesgo de cáncer de cuello de útero (Getty)

Pérez Carria destacó que más allá de los programas en el mundo para vacunar a niñas y niños, en algunos países se consideran otras poblaciones de riesgo, como la población HIV, personas trasplantadas, pacientes oncológicos, inmunodeprimidos, situaciones de abusos sexuales etc.

Y sobre esto consultó a los expertos. ¿Es válido buscar subpoblaciones para vacunar más allá de los adolescentes? “En la medida que se sumen estrategias, llegar a la meta es más rápido y esa experiencia ya existe de manera previa con la hepatitis B”, aseguró Schilling, para quien “si se suma otros grupos de riesgo que no fueron sujetos de vacunación se allana el camino”.

“Los adultos inmunosuprimidos, o que tuvieron otro cáncer por VPH tienen al menos el doble de riesgo de tener esta enfermedad por lo que vacunando a ese grupo desde el punto de vista poblacional se baja la carga de enfermedad para los países”, consideró la experta, quien citó el ejemplo de lo hecho en Australia: “El ideal es vacunar multi cohortes como se hizo en Australia, donde vacunaron a toda la población desde los 12 a 26 años y prácticamente erradicaron el virus del papiloma humano”.

Sobre el final, los expertos destacaron que “el problema no nació con la pandemia; antes del COVID-19 tanto las cifras de vacunación como de tamizaje para VPH estaban lejos de ser óptimas”. Como en otros aspectos de la vida y de la salud en general, la pandemia sólo acrecentó el inconveniente y visibilizó.

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