Qué hábitos ayudan a evitar la trombosis y prevenir el ACV

A través de la campaña “El tiempo es cerebro” se alienta a controlar los factores de riesgo cardiovascular que contribuyen a la formación de trombos, como la hipertensión, la diabetes, la obesidad y el sedentarismo

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En la Argentina se estima
En la Argentina se estima que se producen cada año entre 50 mil y 60 mil ACV, lo que equivale en promedio a un accidente cerebrovascular cada 9 minutos (Getty Images)

El accidente cerebrovascular (ACV) ocurre cuando los vasos sanguíneos que irrigan al cerebro se ven comprometidos, las causas pueden ser obstrucciones vasculares (isquémico) o ruptura de vasos (hemorrágico). Aproximadamente, el 85% de los casos se deben a isquemia cerebral (ACV Isquémico), cuando la formación de un coágulo (trombosis) interrumpe el flujo arterial o venoso cerebral.

También puede ocurrir por la migración de coágulos desde el corazón (cardioembolismo), o por la migración de coágulos desde el sistema venoso profundo de piernas o brazos, denominadas embolias paradojales.

El Día Mundial de la Trombosis, que se conmemora cada 13 de octubre, este año está dedicado a la prevención y tratamiento del accidente cerebrovascular. A partir de la consigna de la Sociedad Internacional de Hemostasia y Trombosis (ISTH, por su sigla en inglés) “La vida debe fluir”, el Grupo Cooperativo Argentino de Hemostasia y Trombosis (CAHT) incorporó a su campaña de prevención: “El tiempo es cerebro”. El Grupo CAHT es una sociedad científica integrada por médicos, bioquímicos, biólogos y técnicos dedicados al estudio de las enfermedades de la coagulación de la sangre.

El ACV es una de las principales causas de morbimortalidad en el mundo y afecta a 15 millones de personas por año a nivel global. Es la primera causa de discapacidad en los adultos y la segunda causa de demencia.

Los principales factores de riesgo
Los principales factores de riesgo del ACV son la hipertensión no controlada, la diabetes, el tabaquismo, el colesterol elevado, el alcoholismo, la obesidad, el sedentarismo y enfermedades cardíacas (Getty)

“En Argentina el 2% de la población mayor de 40 años vive con secuelas de un ACV previo, lo que representa más de 340 mil personas; además cada año se producen entre 50.000 y 60.000 nuevos casos”, indicó el doctor Sebastián Ameriso, jefe del departamento de Neurología y jefe del Centro Integral de Neurología Vascular del Instituto FLENI. Estos datos provienen de las proyecciones a nivel nacional de los datos del Estudio Epidemiológico Poblacional sobre Accidentes Cerebrovasculares (EstEPA)

El estudio EstEPA es único en su tipo en Latinoamérica: evaluó durante 6 años la prevalencia, incidencia, carga de enfermedad y mortalidad del ACV en nuestro país. Fue realizado en forma articulada entre FLENI, FINEP, ADERID y la Municipalidad de General Villegas a través del Hospital y de la Dirección de Educación, UNNOBA y del Círculo Médico de General Villegas.

Entre los resultados destacados de la investigación, se confirmó a la hipertensión como el principal factor de riesgo cerebrovascular (asociada en el 88% de los casos), la alta frecuencia de las apneas obstructivas del sueño en pacientes con ACV (51%) y las dislipidemias (46%), que consisten en niveles muy elevados de colesterol o lípidos en la sangre.

El doctor Ameriso subrayó que un ACV no termina con el tratamiento en la fase aguda. Actualmente, el 70% de las personas que lo han sufrido tienen secuelas que afectan su calidad de vida. Asimismo, el riesgo de recurrencia es alto, principalmente en los días posteriores al tratamiento. Para reducir el impacto de las secuelas es necesaria paciencia, esfuerzo y rehabilitación.

La posibilidad de que ocurra
La posibilidad de que ocurra una trombosis en mujeres en edad reproductiva es de cinco casos cada 10 mil (Getty Images)

El ACV es más frecuente y habitual de lo que suele pensarse, además “tiene consecuencias severas para el paciente, su familia y la sociedad por las secuelas funcionales, que van desde alteraciones motoras, con trastornos de la motilidad de brazos y piernas, hasta el deterioro cognitivo y dificultad en la expresión de la palabra oral o de la escritura, entre otras”, señaló el doctor Miguel Castro Ríos, médico hematólogo, coordinador de la Comisión Directiva del Grupo CAHT y ex presidente de la Sociedad Argentina de Hematología.

Al tratarse de un patología que se origina en la formación de coágulos, la prevención se basa en reducir los factores de riesgo cardiovasculares como la hipertensión arterial, la diabetes, la obesidad, la dislipidemia y la vida sedentaria.

Las campañas de concientización y la educación han logrado instaurar hábitos preventivos, por ejemplo la aparición de dolor en el pecho suele motivar la consulta que anticipa el diagnóstico y el tratamiento de enfermedades coronarias. Sin embargo, esto no ocurre con todas las afecciones.

El 85% de los casos
El 85% de los casos de ACV se deben a isquemia cerebral (ACV Isquémico), cuando la formación de un coágulo (trombosis) interrumpe el flujo arterial o venoso cerebral

La importancia de prevenir

“Lamentablemente, no existe la misma concientización con respecto a los síntomas neurológicos transitorios como la dificultad de mover un brazo o pierna o los músculos de la cara, trastornos en el habla, cefalea, vértigo, mareos o trastornos visuales que si se diagnostican tempranamente y se intenta disolver el coágulo (trombosis) en las primeras cuatro horas, evitan la isquemia definitiva con la muerte irreversible de las neuronas del cerebro, de allí la afirmación de que ‘El tiempo es cerebro’”, afirmó la doctora Dolores Puente, médica hematóloga y miembro del Comité Organizador del Día Mundial de la Trombosis en Argentina del Grupo CAHT.

Para tener un cuerpo sano y evitar las enfermedades, es fundamental llevar un estilo de vida saludable. Esto se logra con una correcta alimentación, actividad física frecuente, evitando el exceso de peso, controlando la hipertensión arterial y la diabetes. Por eso es necesario tener controles médicos periódicos y concurrir a la consulta cuando aparecen síntomas no habituales.

Trombosis venosas y arteriales

Las trombosis normalmente se clasifican según el lugar del cuerpo en el que se producen. Están las trombosis venosas y las trombosis arteriales, dependiendo de si el coágulo se desarrolla en una vena o en una arteria, ambas se originan mediante mecanismos fisiológicos similares influenciados por factores de riesgo adquiridos o heredados.

En Argentina el 2% de
En Argentina el 2% de la población mayor de 40 años vive con secuelas de un ACV previo, lo que representa más de 340 mil personas

El tromboembolismo venoso (TEV) es una afección en la que los coágulos de sangre se forman con mayor frecuencia en las venas profundas de la pierna, conocida como trombosis venosa profunda (TVP), y pueden viajar en la circulación y alojarse en los pulmones, conocida como embolia pulmonar (EP).

El tromboembolismo arterial ocurre por la acumulación de depósitos de grasa o calcio (placa) en las paredes de las arterias. Cuando esa placa se desprende, puede generar un trombo que viaje por el torrente sanguíneo hasta detenerse y obstruir el normal flujo de la sangre. Si eso sucede en las arterias que suministran sangre al corazón, puede producir un infarto de miocardio y si ocurre en las arterias del cerebro, un ACV.

Iluminar para concientizar

Por el Día Mundial de la Trombosis, esta noche se iluminarán de rojo y azul monumentos emblemáticos de la Ciudad de Buenos Aires con el objetivo de crear mayor conciencia sobre esta enfermedad.

Entre las 19 y las 24, se iluminarán el Planetario, el Puente de la Mujer, el Palacio Lezama, la Torre Monumental y la Floralis Genérica, así como muchos otros en el interior del país. “Nuestro objetivo es contribuir a crear una mayor conciencia sobre la importancia de llevar una vida saludable que nos permita prevenir las trombosis y acudir al especialista o médico de cabecera ante la aparición de cualquier síntoma inusual que nos despierte sospechas”, relató la doctora Puente.

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