El colesterol tiene mala fama pero no es un enemigo en sí mismo. Es una sustancia grasa que está presente en todos los tejidos del cuerpo y es necesario para el normal funcionamiento del organismo. Sirve, entre otras cosas, como materia prima para las membranas de las células y para la síntesis de hormonas. Sin embargo, en exceso genera graves consecuencias para la salud al aumentar el riesgo enfermedad cardiovascular.
Durante el XIX Congreso de la Sociedad Argentina de Lípidos (SAL), que se celebró ayer en Buenos Aires, más de 800 especialistas nacionales y del exterior presentaron los más recientes estudios científicos y evaluaron los últimos avances y los nuevos fármacos en investigación.
Consultado por Infobae, el doctor Pablo Corral, especialista en medicina interna, lipidólogo y presidente de la Sociedad Argentina de Lípidos, destacó el documento presentado sobre la lipoproteína pequeña a (Lp(a)), un tipo de colesterol genético que todas las personas deberían medir al menos una vez en la vida.
Hasta el momento, los niveles elevados de la lipoproteína Lp(a) no tienen tratamiento específico, aunque sí hay varios ensayos en investigación. Por eso es clave mantener bajo el valor de colesterol LDL (sigla en inglés para lipoproteínas de baja densidad) como medida preventiva.
Por su parte, la doctora Laura Schreier, jefa del Laboratorio de Lípidos, Lipoproteínas y Aterosclerosis del Hospital de Clínicas de la Ciudad de Buenos Aires y presidenta del comité científico del XIX Congreso de la SAL, explicó a Infobae que “todas las personas tienen la lipoproteína Lp(a), pero alrededor del 20% de la población la tiene incrementada”.
“Los niveles de Lp(a) si bien pueden variar su incidencia en las poblaciones según el origen étnico, no varían a lo largo de la vida, es una lipoproteína que no cambia con la dieta, ni con el ejercicio físico, ni con la medicación para el colesterol. Y cuando está en un nivel alto es aterogénica (produce aterosclerosis)”, precisó la doctora Schreier.
La experta detalló que si bien se están desarrollando varios estudios sobre nuevos fármacos y es probable que en el futuro próximo estén disponibles para su uso terapéutico, en la actualidad, “el primer objetivo de tratamiento para el nivel alto de Lp(a) es bajar el LDL, como siempre decimos, cuanto menos LDL mejor y cuanto antes se empiece el tratamiento, mejor aún“.
Por todo esto, los especialistas recomienda medir la lipoproteína Lp(a) al menos una vez en la vida en todos los individuos, ya que su valor no varía con la edad ni con factores externos. “Por debajo de 50mg o por debajo de 125nM, son los valores recomendados, si está elevada hay que tener cuidado y al menos bajar el LDL”, completó Schreier, quien dirige el laboratorio de lípidos del Hospital de Clínicas que depende de la Facultad de Farmacia y Bioquímica de la Universidad de Buenos Aires (UBA).
Colesterol ni bueno ni malo
“La división entre colesterol bueno y malo es incorrecta. Se ha utilizado durante muchos años, pero el colesterol no es ni bueno ni malo. Es un concepto antiguo erróneo que la ciencia y la evidencia científica ha demostrado en los últimos años”, afirmó a Infobae el doctor Corral.
Para llegar a los lugares del organismo donde es necesario, el colesterol es transportado por la sangre unido a proteínas denominadas lipoproteínas. Algunas se encargan del transporte del colesterol sobrante desde los órganos hacia el hígado donde es reciclado. Estas lipoproteínas que retiran el colesterol se denominan HDL (sigla correspondiente en inglés a la expresión lipoproteínas de alta densidad). Otras lipoproteínas transportan el colesterol desde el hígado hacia el resto de los órganos. Estas se llaman LDL.
Cuando existe mucho colesterol para transportar hacia los órganos (ya sea porque se genera mucho LDL en el hígado o se ingieren muchos alimentos ricos en grasas) las células de nuestro organismo absorben el que necesitan y el resto queda circulando en la sangre como colesterol LDL, que se deposita en las paredes de las arterias y las daña causando obstrucciones (proceso llamado aterosclerosis). Por este motivo el colesterol LDL debe ser bajo y se ha popularizado bajo el término “colesterol malo”.
Valores recomendados
Para el colesterol HDL, el doctor Corral destacó que no hay valores exactos que se deben alcanzar, aunque suele recomendarse mantenerlo en niveles elevados. Por otro lado, en el caso del colesterol LDL, los valores recomendados se estiman en función de cada paciente y sus factores de riesgo, etc.
Por ejemplo, en quienes tuvieron un infarto, es necesario bajar mucho el LDL, llegando a un nivel cercano a 55 mg/dL, dijo el presidente de la SAL y agregó: “En la población general, que no ha tenido un evento cardíaco, se puede ser un poco más laxo en los objetivos, según las características de cada persona, no es lo mismo un paciente que fuma, que uno sedentario, con antecedentes familiares o hipertenso, pero puede rondar entre los 70 y 100 mg/dL”.
Los valores recomendados o metas a alcanzar sobre el colesterol LDL se han ido modificando en los últimos años según la evidencia científica. “Se han realizado estudios que desmostraron que en pacientes que ya han tenido un accidente cerebrovascular, un infarto de miocardio, o una obstrucción de las arterias del cuello (las carótidas) o de las piernas, el objetivo de LDL debería ser más bajo de lo que se pensaba previamente y en ese grupo de pacientes la mayoría de esos necesitar tener menos de 55 mg/dL”, precisó el doctor Corral.
En el mismo sentido, la doctora Schreier remarcó que ya no se habla de valores de referencia para medir el colesterol “en abstracto”, sino que los especialistas siguen una guía normativa para clasificar o estratificar a los pacientes según una definición de riesgo bajo, moderado, alto o muy alto y así estimar las metas de LDL que se deben alcanzar.
La mejor forma para prevenir la hipercolesterolemia son los hábitos saludables como no fumar, no tomar alcohol en exceso, hacer actividad física, comer sano y mantener estable el peso a lo largo de la vida etc. No obstante, Corral destacó que “hay casos, que no son pocos, que requieren de medicación para controlar sus los lípidos, pero una vez que el paciente pasó esa barrera de haber tenido un infarto o un AVC o una obstrucción en las arterias, sí o sí necesita tomar medicación”.
Colesterol genético
La hipercolesterolemia familiar (HF) es un trastorno genético del metabolismo de las lipoproteínas que se asocia con una elevada concentración en plasma de colesterol LDL y con la presencia de signos característicos como xantomas tendinosos y riesgo elevado de enfermedad cardiovascular aterosclerótica prematura.
El doctor Corral junto con la doctora Schreier y un equipo de la Sociedad Argentina de Lípidos, llevaron adelante el primer registro argentino de HF y detectaron que la padece una de cada 292 personas personas en nuestro país, una incidencia similar a los valores mundiales.
La Sociedad Argentina de Lípidos explica que, en estos casos, el incremento de las LDL puede ser consecuencia de una alteración en el gen que codifica al receptor LDL (rLDL), o de una alteración en la apolipoproteína B100 (apoB) que determina la pérdida de su afinidad por rLDL, o también, con menor frecuencia, de otra mutación relacionada con la función de la proteína PCSK9 que interviene en la degradación del rLDL.
La Organización Mundial de la Salud (OMS), estima que la frecuencia de la HF en el mundo es mayor a diez millones de casos, de los cuales menos del 10% están diagnosticados y sólo un 25% de estos reciben tratamiento.
Este trastorno requiere tratamiento farmacológico para bajar los niveles de colesterol. Corral destacó que es una enfermedad “mucho más frecuente” de lo que se cree y “está subdiagnosticada y por lo tanto subtratada”.
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