La pandemia de COVID-19 ha cobrado un alto precio en la salud pública. Los datos epidemiológicos han identificado ciertas características que se asocian con resultados adversos, como la edad avanzada, la obesidad y las enfermedades sistémicas, en particular la diabetes, la hipertensión, la enfermedad pulmonar crónica, dolencias cardio y cerebrovasculares.
Además, es más probable que los pacientes hospitalizados por COVID-19 sean hombres que mujeres. Por lo tanto, se ha supuesto que la testosterona es un factor de riesgo posible y que el estrógeno puede proteger contra COVID-19. Sin embargo, no todos los hombres tienen concentraciones de testosterona similares. En este supuesto se han centrado investigadores que acaban de publicar una nueva investigación en JAMA Network Open. En ella indican que los hombres con niveles bajos de testosterona y COVID-19 tienen más del doble de probabilidades de ser hospitalizados que aquellos con concentraciones normales, aunque los tratados con terapia de reemplazo hormonal no tenían el mismo nivel de riesgo.
Un equipo dirigido por científicos de las universidades de St. Louis y de Washington analizó los registros de salud electrónicos de 723 hombres adultos sobrevivientes de COVID-19 a los que se les habían realizado mediciones de testosterona entre el 1 de enero de 2017 y el 31 de diciembre de 2021. La mayoría tuvieron COVID-19 en 2020, antes de las vacunas estuvieran disponibles. A estos hombres se les midió la testosterona porque tenían síntomas de testosterona baja (hipogonadismo), que se definió como una concentración por debajo de 175 a 300 nanogramos por decilitro (ng/dL), según el laboratorio de referencia.
Las concentraciones de testosterona se midieron 7 meses antes de la infección por COVID-19 en el 73% de los pacientes y 6 meses después de la recuperación en el 27%. De los 723 participantes, la edad promedio fue de 55 años, el índice de masa corporal promedio fue de 33,5 kilogramos por metro cuadrado (obesos), el 16% tenía hipogonadismo, el 60% tenía niveles normales de testosterona (eugonadismo) y el 25% estaba recibiendo terapia con testosterona.
Un total de 134 hombres fueron hospitalizados con COVID-19, y estos pacientes eran mayores, tenían más afecciones médicas subyacentes y tenían más probabilidades de tener supresión inmunológica que los no hospitalizados. Treinta y dos hombres estaban recibiendo medicación para reducir sus niveles de testosterona en un esfuerzo por impedir el crecimiento de su cáncer de próstata, y su nivel medio de testosterona era de 3,5 ng/dl. Dieciocho de ellos (56%) ingresaron por COVID-19 y 3 (9%) requirieron cuidados intensivos.
En el análisis, los hombres diagnosticados con hipogonadismo tenían 3,6 veces más probabilidades de ser hospitalizados con COVID-19 (44,8 %). Pero después de ajustar los factores de riesgo, el riesgo fue 2,4 veces mayor en las personas con hipogonadismo. Los receptores de terapia de testosterona que todavía tenían niveles bajos de ella también tenían más probabilidades de ser hospitalizados. Pero los que recibieron una terapia de testosterona adecuada tenían un riesgo de hospitalización similar al de los hombres con índices normales.
Aquellos que registraban hipogonadismo no tenían un mayor riesgo de ingreso en la unidad de cuidados intensivos, asistencia respiratoria mecánica o muerte. Los resultados fueron similares independientemente de si los niveles de testosterona se midieron antes o después de la infección.
Los síntomas más comunes de hipogonadismo fueron fatiga (43%) y disfunción eréctil (30%). Otras condiciones asociadas incluyeron disminución de la libido (8%), ginecomastia (agrandamiento de los senos; 5%), bajo estado de ánimo (4%), uso de opiáceos (3%), adenoma pituitario (tumor benigno de la glándula pituitaria; 3%) y obesidad. (3%).
Los investigadores notaron que el hipogonadismo masculino se ha relacionado con la obesidad, el síndrome metabólico, la diabetes tipo 2, la enfermedad renal y la enfermedad pulmonar crónica. “Los hombres con concentraciones crónicamente bajas de testosterona tienen menos masa muscular y menos fuerza, lo que contribuye a reducir la capacidad pulmonar y la dependencia del ventilador. El envejecimiento y la presencia de condiciones comórbidas, que son factores de riesgo de hospitalización por COVID-19, también están asociados con el hipogonadismo”, indicó Sandeep Dhindsa, especialista de la División de Endocrinología, Diabetes y Metabolismo de la Facultad de Medicina de la Universidad de St Louis en Missouri y primer autor del artículo.
En su informe los científicos afirmaron que la terapia con testosterona “puede disminuir la gravedad de COVID-19 al aumentar la masa muscular y la fuerza y reducir la inflamación”, un factor importante en los hombres con hipogonadismo, que se encuentran en un estado inflamatorio generalizado.
Sin embargo, esa terapia conlleva un mayor riesgo de cáncer de próstata y puede aumentar el de enfermedad cardíaca. Abhinav Diwan, también autor del documento y perteneciente al mismo equipo de trabajo, dijo que “la testosterona baja es muy común y afecta hasta a un tercio de los hombres mayores de 30 años. Las concentraciones disminuyen constantemente a una tasa de 1% o 2% por año. Nuestro estudio sugeriría que sería prudente observar los niveles de testosterona, especialmente en las personas que tienen síntomas de niveles bajos, y luego individualizar la atención. Si tienen un riesgo realmente alto de eventos cardiovasculares, entonces el médico podría involucrar al paciente en una discusión sobre los pros y los contras de la terapia de reemplazo hormonal”, concluyó.
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