Con 70% de los mayores de 18 años con sobrepeso y obesidad y cifras de obesidad infantil cada vez más elevadas, algún cambio había que hacer respecto a la alimentación de la sociedad. Si se sigue haciendo siempre lo mismo, se obtendrán idénticos resultados.
Las cifras hablan por sí solas: las denominadas enfermedades no transmisibles (ENT), entre las que se incluyen, entre otras, la diabetes, la hipertensión arterial, el sobrepeso y la obesidad son las responsables de siete de cada diez muertes a nivel global, con una mayor concentración en los países de ingresos medios y bajos.
De allí que el sistema de Etiquetado Frontal que entra en vigencia hoy en el país debería guiar y motivar un consumo responsable para reducir el impacto que las enfermedades no transmisibles tienen en la Argentina.
El desafío ahora es que la gente entienda el etiquetado, que le llegue, que la motive a hacer elecciones saludables, que compre y consuma de acuerdo a la información que éste provee y que finalmente todo esto dé algún resultado para controlar el peso.
Desafortunadamente el debate estuvo y está muy teñido por la política, y cuando eso pasa todo se complica y lo primero que muere es la verdad. Hubo discusiones de un lado y del otro, que dependen de conveniencias de diferentes sectores. Es un debate donde tiene que ver la ciencia pero también es cierto que tuvo su peso la industria alimenticia.
El 60% de los ingresos del país provienen de la producción de alimentos y no se podía entrar como un elefante en un bazar. Por lo que si bien el modelo se podría mejorar, en la alimentación alguna regulación había que imponer.
Teniendo en cuenta siempre que lo ideal es enemigo de lo bueno. Entonces yo le doy todo mi apoyo a este proyecto.
En Francia cuando aprobaron el etiquetado también protestaron. La industria nunca quiere etiquetado, le escapa.
Los etiquetados más aprobados en el mundo son los que informan cantidad de nutrientes cada 100 gramos, pero también es cierto que la industria tuvo oportunidad de presentar alternativas y no las usó.
En todos los países, cualquiera sea el etiquetado que se implemente, tiene detractores porque en el fondo lo que ocurre es que la industria no quiere regulación.
La ley que entra en vigencia regula un problema urgente desde el punto de vista sanitario que es el consumo de ultraprocesados vinculado a la obesidad y a otras enfermedades no transmisibles; tiene el apoyo de buena parte de la sociedad civil y organizaciones como Unicef, la Sociedad Argentina de Pediatría (SAP), la Organización Panamericana de la Salud (OPS) y la Fundación Interamericana del Corazón (FIC), entre otras instituciones, apoyándose en las experiencias de normas similares ya implementadas en países de la región como Chile, Perú, Uruguay, Colombia y México.
*El doctor Alberto Cormillot es un reconocido médico argentino especialista en obesidad, educador para la salud, escritor y conferencista. Fundó y dirige la Clínica de Nutrición y Salud que lleva su nombre, Dieta Club, la Fundación ALCO (Anónimos Luchadores Contra la Obesidad) y el Instituto Argentino de Nutrición, desde donde asesora a industrias para la elaboración de productos dietéticos y saludables.
SEGUIR LEYENDO