Los recién nacidos prematuros tempranos son particularmente vulnerables a los eventos que amenazan la vida y habitualmente requieren cuidados intensivos e intervención médica para sobrevivir. A pesar de las mejoras en los cuidados intensivos neonatales, la enterocolitis necrotizante (ECN) sigue siendo una de las principales causas de morbilidad y mortalidad.
La enfermedad afecta del 7 al 10% de los recién nacidos prematuros o del 1 al 5% de todas las admisiones en la unidad de cuidados intensivos neonatales (UCIN), con una tasa de mortalidad devastadora de hasta el 50%. Los bebés prematuros alimentados con leche materna son, en promedio, más sanos que los alimentados con fórmula. Sin embargo, por qué es eso cierto sigue siendo un misterio.
Una nueva investigación del Instituto de Ciencias del Genoma (IGS) de la Facultad de Medicina de la Universidad de Maryland (UMSOM), publicada en la revista de la American Society of Microbiology, descubrió que no es solo el contenido de la leche materna lo que marca la diferencia. También es la forma en que los bebés la digieren.
Encabezada por Bing Ma, profesora asistente de Microbiología e Inmunología en la UMSOM e investigadora del IGS, un equipo de trabajo descubrió una cepa de la bacteria Bifidobacterium breve o B. breve en el intestino de los bebés amamantados que recibieron mayores volúmenes de leche materna que sus contrapartes Esos bebés prematuros absorbieron mejor los nutrientes porque desarrollaron una pared intestinal intacta una semana después de su nacimiento.
El probiótico B. breve fue mucho menos frecuente tanto en bebés alimentados con fórmula como en bebés amamantados con intestino permeable. Estos últimos no desarrollan una barrera para protegerse contra las bacterias y los alimentos digeridos con el objetivo de que no entren en el torrente sanguíneo. Por primera vez, el equipo también encontró que la forma en que B. breve metaboliza la leche materna mantiene a los bebés amamantados más saludables y les permite aumentar de peso al fortalecer su barrera intestinal subdesarrollada. “Nuestro descubrimiento podría conducir a intervenciones clínicas prácticas y prometedoras para fortalecer el intestino de los bebés y, por lo tanto, aumentar las tasas de supervivencia de los prematuros más vulnerables”, indicó Ma.
Se sabe desde hace mucho tiempo que la bifidobacteria en el intestino o el microbioma tiene beneficios para la salud. Incluye un conjunto diverso de cepas que tienen propiedades muy diferentes. Algunas solo se encuentran en adultos, otras en los adolescentes.
Una cepa, Bifidobacterium infantis, se ha observado predominantemente en lactantes nacidos a término. Los científicos para su estudio siguieron a 113 bebés prematuros que nacieron entre las semanas 24 y 32 de gestación. Encontraron Bifidobacterium breve solo en bebés prematuros que habían mejorado la función de barrera intestinal dentro de una semana después del nacimiento. Los investigadores descubrieron que Bifidobacterium breve está genéticamente equipada para digerir los nutrientes dentro de la membrana celular en lugar del proceso de digestión externo más típico en el que las bacterias secretan enzimas digestivas sobre los nutrientes para descomponerlos.
En el nivel más básico, el microbioma intestinal en estos bebés prematuros amamantados con más B. breve metaboliza los carbohidratos de manera diferente a como lo hace con la fórmula. Los investigadores dicen que tienen la hipótesis de que este proceso de metabolismo luego fortalece y madura la barrera intestinal más rápido, protegiendo a los frágiles recién nacidos de las enfermedades.
“Ahora sabemos que no es solo la leche materna lo que ayuda a los bebés prematuros a desarrollar su barrera intestinal más rápido. Tendremos que encontrar la mejor manera de administrar profilácticamente B. breve en una etapa temprana de la vida, en lugar de depender de la transmisión de la leche materna o incluso de la microbiota intestinal o vaginal de la madre durante el proceso de parto. Esto es especialmente crítico en los bebés prematuros alimentados con fórmula”, afirmó Ma.
Los científicos indicaron en su documento que se necesitan más estudios para determinar si la B. breve se originó en la leche materna, el intestino, la vagina de la madre o incluso en el medio ambiente. E. Albert Reece, vicepresidente ejecutivo de asuntos médicos de la Universidad de Maryland, y decano de la UMSOM, concluyó: “esta investigación puede tener un gran impacto a nivel mundial. En última instancia, podría salvar a miles de bebés prematuros de una discapacidad permanente o la muerte asociada con un intestino inmaduro y permeable que permite la entrada de bacterias mortales”.
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