Los bebés amamantados durante un año o más, están mejor protegidos contra la obesidad en la adultez

En la Semana de la Lactancia Materna, científicos españoles detectaron este efecto en un estudio de laboratorio y lo adjudicaron a una función hepática

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La lactancia materna es la mejor forma de alimentar a un bebé (Foto: Christin Klose/dpa)

La obesidad, cuya prevalencia ha aumentado en las últimas décadas hasta alcanzar el estatus de pandemia, es una patología multifactorial, influenciada por factores ambientales, genéticos y epigenéticos. De acuerdo con el papel esencial que se cree que desempeñan los eventos neonatales en el desarrollo neurológico y las respuestas conductuales más adelante en la edad adulta, este rápido aumento en la prevalencia de la obesidad también puede deberse a determinantes de la vida temprana. Entre estos determinantes se encuentran la dieta materna y la alimentación neonatal.

En el inicio de la Semana de la Lactancia, un nuevo estudio reveló los beneficios adicionales del amamantamiento para combatir el sobrepeso en la etapa adulta, según se publicó en la revista Nature Metabolism.

En el documento, un numeroso equipo de científicos de diferentes áreas de estudio del Instituto de Investigación Sanitaria de la Universidad de Santiago de Compostela en España, detectaron que las crías de roedores a las que se les permitió amamantar durante más tiempo tuvieron menos probabilidades de volverse obesas durante la edad adulta, incluso cuando se exponen a una dieta rica en grasas.

Estos hallazgos brindan evidencia sobre la importancia de la lactancia materna en roedores, sin embargo, los especialistas sugieren en su escrito que se necesita investigación futura para determinar si estos efectos se extienden a otros mamíferos, como los humanos.

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La lactancia materna contribuye a disminuir la mortalidad infantil y brinda a los niños y niñas beneficios a corto y a largo plazo (Gettyimages)

La dieta materna y la alimentación del recién nacido se consideran determinantes clave en la vida temprana del desarrollo neurológico y las respuestas conductuales que pueden influir en la salud metabólica de por vida.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda que el bebé sea amamantado dentro de la primera hora después del nacimiento, la lactancia materna exclusiva durante los primeros seis meses y luego combinada con alimentación complementaria hasta los dos años.

Aunque el impacto de la nutrición materna en la descendencia se ha estudiado ampliamente, los mecanismos por los cuales la lactancia materna afecta el equilibrio energético durante toda la vida siguen sin explorarse en gran medida.

Los científicos revelaron entre sus hallazgos cómo la lactancia prolongada puede proteger contra la obesidad inducida por la dieta más adelante en la vida. Los autores señalaron que el destete retrasado (de cuatro semanas frente a tres) protege a las ratas del aumento de peso en la edad adulta, incluso si están expuestas a una dieta rica en grasas.

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Los niños amamantados muestran un mejor desempeño en las pruebas de inteligencia y son menos propensos al sobrepeso o la obesidad, señala la OMS (Getty)

Este fenómeno puede explicarse por la liberación de una proteína conocida como factor de crecimiento de fibroblastos 21 del hígado, que puede llegar al hipotálamo, una región del cerebro que juega un papel clave en el control del consumo y la utilización de energía en el cuerpo -afirmó Rubén Nogueiras, especialista del Instituto de Investigación Sanitaria de Santiago de Compostela y uno de los autores principales del documento-. Esto, a su vez, conduce a una mayor movilización y utilización del tejido graso, así como a un mayor gasto de energía”.

Estos hallazgos arrojan una nueva perspectiva mecánica sobre los beneficios duraderos de la lactancia materna en roedores, lo que respalda aún más su papel protector contra enfermedades metabólicas como la obesidad en la edad adulta.

“Sin embargo -explica Nogueiras- los posibles efectos protectores a largo plazo de la lactancia materna prolongada sobre la energía y la disfunción metabólica en humanos no están claros, porque los efectos de una amplia variedad de factores de confusión que afectan tanto a la madre como al niño, como, por ejemplo, las condiciones socioeconómicas, la dieta materna y la composición de leche de fórmula, entre otros, se acumulan a lo largo de la vida”.

Por esta razón, el protocolo de destete retrasado desarrollado en el presente trabajo constituye un modelo animal caracterizado por condiciones experimentales controladas que minimizan los factores de confusión y permiten identificar e investigar estos efectos duraderos y sus mecanismos subyacentes. “Nuestro modelo animal revela que las ratas amamantadas durante períodos prolongados están protegidas contra el aumento de peso inducido por HFD, la intolerancia a la glucosa y la resistencia a la leptina en la edad adulta en comparación con las ratas amamantadas durante el período estándar. Ahora intentaremos trasladar estas conclusiones a otras especies de mamíferos”, concluyó el investigador.

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