Tal como reflejan las cifras emitidas por el Ministerio de Salud de la Nación en su último parte semanal, la Argentina alcanzó la cuarta semana consecutiva con aumentos en los casos de COVID-19. Es decir que, entre el 17 y el 24 de julio se registraron 41.735 contagios y 76 muertes.
De esta manera, los números totales desde el inicio de la pandemia en el país contabilizan 9.507.562 contagios y 129.278 fallecidos.
Asimismo, el documento oficial señaló que, a la fecha, hay 456 personas internadas en Unidades de Terapia Intensiva (UTI), esto es, 55 personas más que la semana anterior, cuando eran 401 los hospitalizados en estas condiciones. Con estos hospitalizados, el porcentaje de ocupación de camas, tanto en el sector público como en el privado y para todas las patologías es de 43,4% en todo el país.
Y si bien el reporte que difunde la cartera que lidera Carla Vizzotti da cuenta de un alza de casos del 5,24% en relación con el emitido la semana anterior, lo cierto es que las cifras distan mucho de otros momentos epidemiológicos en el país.
Durante el pico de la primera ola, el 4 de octubre de 2020, debido a una carga masiva de 3.000 fallecidos de la provincia de Buenos Aires, los decesos informados ese día solamente alcanzaron 5.268. El promedio de muertos diarios por esas fechas era de 2.600 personas. En tanto los internados en UTI alcanzaban los 5.119 el 1 de noviembre del primer año de la pandemia.
Luego, un rebrote a fines de 2020 elevó la ocupación de camas UTI a 3.433 el 3 de enero de 2021. Los muertos por esos días se acercaban a los mil por día.
Durante el pico de la segunda ola, el 13 de junio de 2021 había 7.910 personas internadas en UTI, y los fallecidos diarios acumulaban 4.129 personas.
Mientras que en el pico de la tercera ola, el 30 de enero de 2022, las personas que necesitaban cuidados intensivos eran 2.912 y los fallecidos diarios 1.820.
El pico del actual brote ocurrió el 29 de mayo, con 51.778 casos y 64 muertos reportados en una semana.
Vale recordar que el 17 de abril el Ministerio de Salud de la Nación decidió dejar de informar los casos y muertes cada 24 horas y desde esa fecha empezó a hacerlo de forma semanal.
Así, si se calcula un promedio semanal basado en los datos de los que se dispone en la actualidad, y se los compara con las olas anteriores de la pandemia en el país, en octubre de 2020, las personas en UTI eran 4.359 y los fallecidos 3.287; mientras que en mayo de 2021 la ocupación UTI promediaba 5.925 internados y los fallecidos 3.162. En el último parte emitido por la cartera sanitaria, la ocupación de camas UTI era de 415 pacientes, y los fallecidos 52. Esto significa que, en promedio, hoy mueren en la Argentina tres mil personas menos a causa del COVID-19 por semana que lo que ocurría en las anteriores.
Qué reflejan los datos actuales de la pandemia a nivel local
Consultado por Infobae, el doctor en física, investigador del Conicet y secretario de Planeamiento de la Universidad Nacional de Hurlingham Jorge Aliaga, reconoció que los analistas están “un poco a ciegas con la información”. “Es seguro que hay muchos más de 40.000 casos por semana, porque no se testea a los menores de 50 años, salvo que sean grupo de riesgo -observó-. Ahora, la realidad es que no se reportan muchas muertes; realmente las que se informan son pocas, no se entiende si son reales o hay algún desfase en la carga de esos datos”.
Con él coincidió el senador provincial por Corrientes, contador y experto analista de datos Martín Barrionuevo, para quien “claramente los números están muy por debajo respecto al invierno pasado; en Corrientes por ejemplo, los fallecidos son entre 10 a 13 veces menos que el invierno pasado”.
Y tras asegurar que en el caso de su provincia “no se están cargando los fallecidos que se informan localmente”, no tiene dudas “que debe haber algún nivel de subregistro, aunque no puede precisarse cuál es el nivel”.
“Lo que no caben dudas, es que la reducción de los muertos, que es real y tangible, se debe principalmente a la vacunación de la población, así como a la inmunidad natural adquirida por los contagios previos”, destacó Barrionuevo.
Aliaga sumó: “En Argentina los mayores se vacunaron mucho, incluso con refuerzos. Los que mueren hoy son los más expuestos, pero no hay que perder de vista que la circulación de virus por el poco cuidado de los que no tiene riesgo es lo que aumenta el riesgo de enfermar gravemente de los más vulnerables”.
En la mirada de la médica especialista en terapia intensiva Carina Balasini (MN 104407), “hay menos casos que en las olas anteriores, pero también es verdad que casi no se testea. Muchos hospitales ya no hacen más PCR sino sólo test rápido y en otros lugares ya no se hace nada por lo que es probable que haya un sub diagnóstico”.
Ante la consulta de este medio, la subtitular de la Regional CABA y Gran Buenos Aires de la Sociedad Argentina de Terapia Intensiva (Sati), puntualizó que “la ocupación semanal de camas UTI varía de 300 a 400 pacientes, son pocos, pero si hay sub diagnóstico pueden ser un poco más”.
Y tras señalar que “el ingreso mayoritariamente es por insuficiencia respiratoria por neumonía bilateral, que requieren mascarillas con reservorio de oxígeno, cánulas de alto flujo o ventilación mecánica”, la médica intensivista describió que “se trata de pacientes añosos no vacunados o con intervalo mayor a cuatro meses desde la última dosis. La mayoría son pacientes con comorbilidades: oncológicos, oncohematológicos, trasplantados, con EPOC y diabetes principalmente”.
“Los fallecidos son, de nuevo, pacientes añosos, trasplantados, oncológicos, y la causa de muerte suele ser por falla respiratoria o por falla multiorgánica”, precisó Balasini.
Para ella, “posiblemente la población más vulnerable siga siendo la que más se deba cuidar y a la que hay que cuidar -sostuvo-. Se tendría que haber aprendido e incorporado el hábito de que resfrío es sinónimo de aislarse, no asistir al trabajo o usar barbijo, como veíamos a los asiáticos antes de la pandemia”.
En este sentido, según la información con que cuenta la Unidad de Datos de Infobae, si se observan los fallecidos por rango etario puede verse que el mayor número de fallecidos durante el pico de la primera ola se produjo entre los mayores de 80 años (3.596 muertos, lo que representa el 33,38% del total). Seguido por la franja de 70 a 79, con 3.038 muertos y 28,20%. La franja de 60 a 69, con 2.433 muertos (22,58%) se ubicaron en tercer lugar. Con 1.042 fallecidos (9,67%) el grupo de 50 a 59 se alejaba de los de mayor riesgo.
En el pico de la segunda ola, con 3.410 fallecidos (28,17%), el grupo de 70 a 79 es el que más víctimas fatales registró. Los de 60 a 69 se ubicaron en el segundo lugar, con 3.333 muertos (27,53%), mientras que los mayores de 80 quedaron terceros, con 2.544 fallecidos (21,02% del total). Con 1.686 fallecidos (13,93%) la franja de 50 a 59 años fue la cuarta en cantidad de muertos.
Como siempre se dijo, junto con quienes tienen condiciones previas de salud que los vuelven más vulnerables frente al COVID-19, las personas mayores fueron y son quienes están más en riesgo.
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